Habian pasado cerca de tres horas desde la pelea, le habia llevado algo de comer al gato, después algo de comer al vikingo y él no me dirigió la palabra, así que después de eso no entré más en la habitación y me quede en la sala de estar; no podia dejar de reproducir en mi mente lo que habia pasado, al inició empecé a sentir remordimiento y quise ir a la habitación para pedirle perdón por todo lo que habia dicho pero si lo hacía le mostraba a él que era débil, no podía dejar que viera lo mucho que me afectaba, no podía dejar que viera lastima en mis acciones, al contrario, debía ver en mi seguridad, rudeza, él necesitaba que alguien le mostrara que podía salir de ese mundo de compasión en el que vivía.
La reacción que él habia tenido era positiva, la adrenalina que sentía por la rabia le habia permitido mover sus piernas sin que se diera cuenta, casi por impulso pero yo no entendía mucho esto, no sabia cual era el tipo de lesión que él tenía y mucho menos sabía como tratarla pero... ¿Y si supiera? podría ayudarlo más si supiera sobre lo que tiene y cómo tratarlo, que hacer para que sus musculos no se atrofien y pueda mover sus piernas sin dolor o al menos con el dolor reducido.
— ¿Porque cada vez que te encuentro en algún lugar estas sonriendo como una hiena? — preguntó Ava y Dean que estaba con ella rió.
— Eso es porque cada vez que tu llegas yo estoy teniendo una muy buena idea — sonreí más y Dean rió de nuevo.
— Eres demasiado linda — se sentarom frente a mi en el suelo de la sala de estar — ¿Porque estamos sentados en el suelo?
— Yo... Ah... No lo sé — Ava rió.
— Asi de extraña es la família Deveraux, Liam también hace eso — ella sonrió como las mujeres enamoradas suelen hacer cuando mencionan a su hombre — ¿Porque estás aquí en vez de con Evan?
— Necesitaba tiempo a solas — los miré y suspire — Lo hice alterar mucho y necesitaba un rato para calmarse y yo necesitaba lo mismo para pensar; afortunadamente mi tiempo para pensar fue muy provechoso.
— ¿Porque lo dices? — preguntó Dean curioso.
— ¿Quién es el terapeuta de Evan? — ambos se miraron y luego me miraron a mí — No es lo que creen, no obligare a su hermano a ir a terapia... dejenme explicarme bien, quiero hablar con el terapeuta para entender un poco más la situación, conocer el motivo de su lesión y como podría tratarla en casa para que sus músculos estén bien y no duelan tanto en el momento de la terapia, si es que alguna vez decide ir.
— Es una buena Abril, es excelente pero el problema esta vez no es Evan — Ava miró a Dean en una silenciosa suplica para que él fuera quién me iluminara.
— Marcus es el terapeuta de Evan — sin anestesia, sólo lo soltó.
— Joder...
Una palabra muy adecuada, porque estaba jodida, dudaba mucho que Marcus aceptara ayudarme después de dejar en claro su desagrado hacía mi, él quería llevar a su hermano a una clinica donde estaria encerrado de la misma manera en la que encierran a un drogadicto para que se rehabilite sólo que aqui las drogas no estaban dañandolo, era él mismo quien ocasionaba daño a su cuerpo.
— Tal vez si hablas con él, si le dices lo que quieres hacer acepte ayudarte — dijo Dean — ¿Qué puedes perder intentando?
— Nada... pero tu hermano es muy odioso — suspire — Hablaré con él cuando salga de aquí hoy pero primero debo hacer que Evan me diga que siente dolor y todo eso para fingir que se hacer masajes o algo así para que sus músculos no duelan más.
— Tienes que ser muy astuta Abril, Evan no es ningún tonto y se dará cuenta de lo que estas haciendo — dijo Dean mientras nos levantabamos del suelo — Recuerda que él fue un soldado y no uno cualquiera, era un francotirador y por lo tanto es muy observador, se da cuenta de cosas que muchas personas no.
— No desconfíes de mis habilidades cómo una mujer manipuladora — le guiñé un ojo — Podría sorprenderte lo buena que soy convenciendo a la gente de que se hacer algo cuando en realidad no tengo la menor idea.
Empecé a caminar a la habitación de Evan y escuche cuando Dean le murmuraba a Ava:
— ¿Eso quiere decir que no es psicóloga? — Ava soltó una carcajada.
— De hecho no, aún no ha entrado en la universidad.
— Esa mujer... — rió — ¡Bien jugado!
Reí y entré en la habitación, Evan me miró con cara de pocos amigos y el gato... la gata bajo de la cama y caminó hacia mi, me agache y rasque su cabeza haciendo que ronroneara.
— ¿Ya le pusiste un nombre? — él negó con la cabeza sin dejar de mirar el televisor, aún no quería hablarme — Tienes que ponerle un nombre, es tu mascota.
— No lo es porque yo quiera — al fin hablaba, pero seguía sin mirarme — Me obligaron a tenerla ¿recuerdas?
— Porque ella te hace bien — me sente de nuevo en el suelo y empecé a jugar un poco con la gata — Ponle un nombre Evan.
— Vikie — lo miré curiosa.
— ¿Porque Vikie?
— Vikinga — respondió sin explicar nada más y yo reí.
— Entiendo — tome cargada a Vikie y empecé con el plan — Evan... respondeme algo.
Movió su cabeza en afirmación aún sin mirarme.
— ¿Te duelen mucho las piernas? — negó con la cabeza.
— Si preguntas por lo que paso antes no, no me duelen.
— No lo pregunto por eso, pregunto en general, si duelen todos los dias o algunas veces si y otras no.
— Algunos días más que otros — finalmente me miró y sus ojos me desarmaron cómo la primera vez que los vi, eran tan hermosos y se podía ver tanto y tan poco al mismo tiempo en ellos.
— Si yo te dijera que se hacer algunas cosas para calmar el dolor... ¿me permitirias hacerlas?
— ¿Que cosas? — preguntó fingiendo desinterés, pero en sus ojos podia ver que realmente queria saber.
— Algunos masajes, ejercicios, cosas que pueden hacer que el dolor sea más... ¿soportable?
— ¿Que te hace creer que accedere a eso? — levantó una ceja y yo suspire.