Indomable

9. Un vikingo hermoso.

La visita a Marcus fue más larga de lo que esperaba, a medianoche aún estaba en su casa; no podíamos perder el tiempo así que él empezó a mostrarme con que masajes y que ejercicios podía empezar la rehabilitación de Evan, me enseñó cosas sencillas que haría fácilmente en la casa y con las cuales él no se enteraría de que Marcus estaba ayudándome, después de que memorice los movimientos que debía hacer me despedí y salí de la casa.

Cuando llegué a mi casa me acosté e intenté dormir, pero no pude a pesar de que estaba agotada. también estaba feliz porque ahora tenía de mi lado a la persona que podía ayudarlo de la forma correcta, lo único que me faltaba era convencerlo de ir a las terapias con profesionales, esperaba que todo lo que empezaba a hacer diera frutos y el final fuera el que estábamos esperando.

— ¿Abril? — susurró Liam después de asomar su cabeza — ¿Estás dormida?

— No — susurré de vuelta y me senté — Ven acá.

Entró al cuarto y se sentó a mi lado en la cama, puso su brazo alrededor de mis hombros y recostó su cabeza en la mía.

— ¿Cómo va todo en la casa Hunter?

— Digamos que bien — él río y yo tomé su mano — Hoy hablé con Marcus, empezó a enseñarme algunas cosas.

— ¿Y cómo se ha portado Evan contigo?

— Terrible — soltó una carcajada y apretó mi mano — Pero puedo manejarlo, sólo tengo que ser la mujer mas insoportable que él ha conocido en su vida.

— Eso no es difícil para ti, ese es tu estado natural — golpee su costado y él rió más — ¡Es la verdad!

— No es cierto — reí con él — Espero que todo lo que estoy haciendo funcione, realmente quiero ayudarlo, cada vez que miro sus ojos veo que sufre, se ve el dolor por el que esta pasando, la desesperación.

— Ha pasado por muchas cosas.

— Voy a convencerlo de hacer terapia Liam, no descansare hasta verlo caminando — mi hermano asintió, besó mi cien y se levantó.

— Se que puedes hacerlo, tu puedes ayudarlo — sonrió — Tu puedes hacer todo lo que desees.

— Espero no fallar con él también.

— No Abril, tú no fallaste — dijo serio — Yo te fallé, no pienses en eso.

Asenti, Liam sonrió un poco y salió de la habitación.

— Duerme bien, mañana tienes mucho que hacer.

Después de que se fue me acosté y un rato después me quedé dormida.

A la mañana siguiente llegué tarde a la casa de la familia Hunter, me había quedado dormida y al parecer la alarma no sonó o yo la apagué... finalmente al llegar a la casa me encontré con varias miradas tristes y una furiosa.

— Vaya, te dignaste a venir — dijo un visiblemente molesto Evan.

— Lo siento, es que me quedé dormida y la estúpida alarma no me despertó — escuché un par de suspiros de alivio y algunas sonrisas aparecieron en algunos rostros — Prometo que no pasará de nuevo.

— No te preocupes linda, lo que importa es que estas aquí — Dean se acercó a mí y abrazó mis hombros — Pensamos que ya te habías rendido y no volverías.

— ¿Que ustedes qué? — los miré y negué con la cabeza — Me ofende que piensen eso y para que quede claro de una vez, no voy a irme a ningún lado, no tengo la intención de abandonarlos. Yo no soy así.

— Y yo que ya me había emocionado — dijo Evan mirándome y negando con la cabeza — Que enorme decepción acabas de darme.

— Y no sabes lo feliz que me hace el haberte decepcionado — sonreí, el rodó los ojos y yo lo señalé — Un día de estos tus ojos van a quedar así de tanto hacer eso y te vas a ver muy mal.

Evan gruño e hizo mover su silla para irse a no sé dónde y la familia que estaba sentada en la sala y el hombre que tenía su brazo en mis hombros rieron.

— Estábamos preocupados, realmente pensamos que no vendrías — dijo Jessica — Perdónanos por dudar de ti querida, pero hemos pasado tantas veces por momentos así que no podemos evitar pensar lo peor.

— Los entiendo, se perfectamente que cuando estamos pasando por situaciones difíciles en nuestra mente está el pensamiento constante de que todo puede ser peor — sonreí y caminé hacía la dirección que había rodado Evan — Pero en este caso no va a ser así... ahora tengo un aliado que va a apoyarme en esto y ese gruñón de la silla de ruedas volverá a ponerse de pie y caminar.

— ¿Lo convenciste? — preguntó Ava, yo sonreí más y asentí.

Ella sonrió entendiendo y yo continúe caminando hasta encontrar a Evan en el jardín con los ojos cerrados y su rostro inclinado para que le diera el sol, se veía tan tranquilo en ese momento que intente no hacer ruido, me quedé de pie cerca de él mirándolo, mirando como brillaba su cabello por el sol, como su piel se veía tan suave, el modo en que sus pestañas rozaban sus mejillas y como sus labios lograban sobresalir en medio de todo esa barba que tenía, se veía tan hermoso, nunca imagine describir a un hombre como hermoso, pero él lo era, un vikingo hermoso.

— ¿Te vas a quedar ahí en silencio mirándome cómo una acosadora o vas empezar ya con tu rutina para fastidiar mi vida? — rodé los ojos y luego reí.

— Mira lo que me hiciste hacer Evan, ahora yo estoy rodando los ojos — vi un atisbo de sonrisa y me senté en una silla junto a él que abrió un ojo y miró hacía mi.

— Te ves terrible, ¿Dormiste bien?

— No mucho pero no te preocupes, esta noche iré directo a mi casa y me acostare a dormir como se debe, mañana no me veré como si hubiera acabado de salir de The walking dead.

— Pues espero que así sea, porque suficiente tengo con tener que aguantarte como para además de eso tener que verte así.

— ¿Tan fea me veo? — pregunté medio en broma y esta vez vi una sonrisa completa.

— ¿Quieres que sea sincero? — asentí y él suspiró — No te ves fea, te ves cansada.

— Y tu pareces estar de buen humor — sonreí, me levanté de la silla y me hice en cuclillas frente a él — ¿Qué te parece si te hago uno de esos masajes que te dije ayer?




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