El camino hasta mi casa fue silencioso, lo cual me sorprendió, imaginaba a Evan revolviéndose en su silla y gritándome de veinte formas diferentes que lo llevara de nuevo a su casa pero estaba tan callado y tan quieto como una estatua, realmente estaba afectado por lo que había pasado.
— Voy a llevarte a mi casa — intenté poner conversación, pero él no respondió — Y cuando estemos allá voy a amárrarte a mi cama para que no puedas escapar y después te cortare el cabello, la barba y las cejas...
Ni siquiera las tonterías que estaba diciendo para intentar que hablara funcionaban, una pared hubiera reaccionado más que él, así que el resto de camino a mi casa no hablé más, cuando estuve frente a la puerta solté la silla y caminé hasta hacerme frente a él.
— Evan, ¿Estás bien? ¿Estás de acuerdo con quedarte aquí un rato? — él asintió levemente y yo me giré para abrir la puerta, después me hice otra vez atrás de la silla y empuje hasta que estuvimos dentro de la casa, cerré la puerta y lo miré — Bienvenido a mi casa.
— ¿Abril? — mi madre me miraba extrañada desde la cocina y yo le sonreí como cuando era niña y hacía una travesura.
— Hola mamá... él es Evan, el hermano de Ava — ella caminó hasta donde estábamos, se agachó y puso una mano en la mejilla de Evan, pero él apartó el rostro.
— Muchacho, estas pálido — dijo mi madre preocupada y me miró — ¿Qué hiciste Abril?
— ¿Que? ¡Yo no hice nada! — Evan se quedó mirándome y levantó una de sus cejas — ¡Esta bien! lo saqué de su casa sin permiso, pero tengo un buen motivo.
— El motivo por más bueno que sea no me interesa, no puedes andar por ahí sacando gente de sus casas sin permiso.
— Tu madre tiene razón, técnicamente, esto es un secuestro — habló Evan.
— ¡¿Ahora si hablas?! — me senté en el sofá y crucé los brazos — Cuando te saqué de tu casa y te traje aquí no protestaste, así que no es un secuestro.
— Secuestro o no está muy pálido, seguramente está enfermo — Evan suspiró y miró a mi madre.
— No estoy enfermo, estoy bien señora — mi mamá puso sus brazos en jarra y negó con la cabeza.
— Seguramente no has comido nada al igual que esa jovencita — me señaló y él me miró — Iré a preparar algo para que coman.
— Y con ustedes Emily Deveraux que soluciona todos los problemas de la tierra con comida — mi mamá rió mientras caminaba de nuevo a la cocina y Evan rodó los ojos.
— Ojalá un día de estos se te quedé un ojo chueco — resople y él acerco su silla a donde estaba sentada y tomó una de mis manos.
— Gracias — su tono de voz era suave, casi susurrando.
— ¿Por desear que tengas un ojo chueco?
— No seas idiota Abril — un intento de sonrisa apareció, pero se esfumó rápidamente — Por creer en mí y por traerme aquí, sé que no he sido la persona más amable del mundo contigo y tú aun así tienes fe en mí.
— No has sido la persona más amable, de hecho no has sido amable conmigo nunca — sonreí y puse mi mano sobre la de él — Pero se supone que estoy para ayudarte a avanzar, a salir adelante, era... es mi deber creer en ti y en lo poco que he podido ver tú no eres malo, estas confundido y no permites que tus emociones salgan, por eso explotas como lo hiciste en tu casa, que por cierto ¿Qué demonios pasó? ¡Estabas hecho una fiera!
— Un doctor o más bien un psiquiatra fue a la casa, según dijo mis padres habían acudido a él para que me tratara y accedí a hablar con él pero lo primero que hizo fue decirme que iba a enviarme a un hospital donde podrían curar mi mente adecuadamente — negué con la cabeza — Entonces me enojé y tomé el arma que papá mantiene en ese cajón junto al sofá y le dije que se fuera, solamente quería asustarlo y que me dejara en paz pero empezó a decir un montón de estupideces que me hicieron enojar más y si tu no hubieras llegado definitivamente le habría dado un tiro en el pie.
— Bueno, yo quise darle un tiro en el pie a tu padre cuando dijo que estaba en peligro — rodé los ojos y Evan sonrió un poco señalado lo que había hecho — En todo caso, él es tu padre, no debería tener un concepto así de ti, tú no eres peligroso, impulsivo sí, pero no peligroso.
— Yo entiendo que no estoy bien en este momento Abril, soy un hombre inestable emocionalmente pero no llegó hasta ese punto donde mataría sin razón — apretó mi mano y luego la soltó cuando se dio cuenta — Se que necesito ayuda profesional, entiendo eso, pero ¿Porque quieren obligarme a ir a un hospital mental?
— Tu família no sabe que hacer contigo, tu eres muy cerrado... — intentó decir algo, pero continúe hablando — Y eso es debido a que tu família no te permitió asimilarlo, por eso te comportas tan grosero y despreciable.
— No te aproveches del momento de vulnerabilidad del muchacho para insultarlo hija, eso es muy despreciable de tu parte — Evan rió y yo sonreí — Ya esta listo el desayuno, vayan a la mesa.
— Gracias mamá — ella asintió y caminó hacía su habitación dejandonos nuevamente solos — Lo que quiero decir es que si tu família te hubiera permitido estar deprimido unos días y te hubieran demostrado que estaban ahí para escucharte, abrazarte y consolarte todo esto no estuviera pasando, en este punto ya estarías en terapia psicológica y física.
— Eres demasiado optimista — suspiró y miró la mesa — No seamos groseros con tu madre y vamos a comer lo que sea que preparó.
— Te encantará — me levanté y caminé a la mesa — Ella hace los mejores desayunos en el mundo.
Aparte una silla de la mesa para que Evan acercara su silla, me senté y comimos en silencio las delicias que mi mamá habia hecho para nosotros.
me sentía aliviada y estaba feliz de que él quisiera hablar conmigo, no era una profesional, pero podría guiarlo hasta que decidiera ir con alguien que pudiera ayudarlo mejor y tal vez podría convencerlo de que él no tenía la culpa de todo lo que había pasado cuando él era un soldado.