Indomable

17. Un hombre impresionante.

La vida de Evan los últimos meses habían sido un completo desastre, estaba en medio de una lucha entre sus emociones, no sabía cuál de todas era la más importante, no sabía cómo reaccionar a cada una de ellas, simplemente dejaba que sus impulsos actuaran por él y volvieran su vida aún más desastrosa, pero había esperanza, estaba mostrando avances que a simple vista eran pequeños pero la realidad era que esos cambios eran inmensos para él, aceptar los masajes, permitir que lo sacara de la casa y después acceder a cortar su cabello y barba... La luz estaba entrando en la vida de ese vikingo.

Después de aceptar el cambio me pidió que llamara a Liam y él mismo le pidió que lo llevara a un buen lugar, estaba emocionada y ya tenía un montón de ideas para su nuevo estilo pero no me permitió acompañarlo, dijo que era algo que necesitaba hacer solo o al menos hacerlo sin mí, quería que fuera Liam quién lo guiara y accedí sin problemas, le confiaría a mi hermano mi propia vida, además Evan y él estaban empezando una especie de extraña amistad que parecía alegrarlos a ambos, al parecer cuando dos personas están rotas logran comprenderse y ayudarse aunque sea de manera inconsciente.

— Vamos Liam, contesta.

Caminaba de un lado para el otro con el celular pegado a la oreja, ya habían pasado dos horas desde que salieron de la casa y estaba empezando a preocuparme, muchas cosas podían pasar en ese tiempo, mi mente me jugaba malas pasadas al llevar ideas de todo lo que podrían estar haciéndole a ese par de hombres... aunque con el humor que Evan sé carga a veces podía imaginar fácilmente que sé habían metido en problemas con una banda de motociclistas o estarían por ahí tirados en una esquina lastimados después de que les robaran todas sus pertenencias.

— Demonios Liam, ¿Dónde demonios están metidos? — empecé a hablar cuando contestó y él soltó una risita — ¿De qué carajos te ríes? ¡Sé supone que iban a cortarle el cabello a Evan, no a hacerle el maldito bikini!

— Por favor cálmate, demonio — en el fondo podía escuchar la ronca voz de algún cantante de rock y la algarabía que se sentía normalmente dentro de un bar — Estamos bien, iremos en un rato.

— ¿Están en un bar? — rugía, en serio estaba enojada y me alteraba más el ruido al otro lado de la línea — ¡¿porque demonios no me avisaron?! ¡Par de idiotas inconscientes!

— Ya deja de gritar Abril — escuché la voz de Evan algo extraña y suspire, sé escuchaba como si hubiera bebido — No somos un par de niños, así que cálmate y vete a dormir.

— ¿En serio estas enviándome a...? — el sonido del tono me hizo fruncir el ceño, mire la pantalla del celular y grité — ¡Me las van a pagar!

— Abril, ¿Que son esos gritos? — sé acercó mamá a donde estaba y tomó mi mano — Ya, siéntate y respira, te va a dar algo.

— Tu hijo es un irresponsable — me senté junto a ella en el sofá y recosté mi cabeza en su hombro — Esta en un bar con Evan y creo que esta ebrio.

— ¿Liam ebrio? No lo creo, sabes que odia el alcohol — me reí a pesar de lo enojada que estaba.

— No mamá, Liam no, Evan, creo que Evan está ebrio y es culpa de tu hijito adorado.

— Ay, ya deja de ser dramática — sé levanto y me hizo levantar también — Ahora vamos a la habitación, veamos algún show ridículo que estén dando en televisión y después nos vamos a dormir.

— ¿Y cómo voy a hacerlo si no puedo dejar de pensar en Evan? — me lancé a la cama cuando llegamos al cuarto y me cobijé hasta la barbilla — ¿Qué tal si le pasa algo malo?

— No le pasará nada malo, esta con tu hermano — rió y sé acostó junto a mi — Deja que sé diviertan, mañana en la mañana podrás vengarte de Liam con algún jugo asqueroso y de Evan haciendo escándalo.

— ¿Porque mi venganza hacía Evan es haciendo escándalo? — mi madre rió y encendió la televisión.

— Porque si bebió mañana tendrá una buena resaca y tú, hija mía lo harás sufrir por hacerte preocupar tanto.

Sonreí e hice caso al muy sabio consejo de mi madre, me relajaría, vería televisión un rato, me dormiría y cuando amaneciera molestaría a los dos hombres hasta cansarme. Era un excelente plan.

No supe en qué momento me había quedado dormida, pero la sed me había despertado así que con cuidado de no despertar a mi madre bajé de la cama y camine fuera de la habitación hacía la cocina, abrí el refrigerador, saqué la caja de leche y cuando estaba a punto de beber directamente de la caja la luz de la cocina sé encendió haciéndome dar un salto y morderme fuerte el labio para no gritar, cuando giré hacía donde estaba la persona que encendió la luz me quedé mirándolo, parpadee dos veces, luego puse la caja en la encimera y rasque mis ojos, no podía creer lo que mis ojos veían, Evan estaba mirándome con los ojos un poco vidriosos y una sonrisa ladeada que deslumbraba por completo, una sonrisa que era más notoria ahora que la barba sé había ido y no cubría su cara, su cabello estaba corto a los lados, casi al raz de la cabeza y arriba más largo, si antes había pensado que era guapo, ahora que veía su belleza sin barreras podía decir que era impresionante, un hombre impresionante... Pero extrañaría el montón de cabello que tenía antes por todos lados, lo extrañaría mucho.

— ¿No piensas decir nada? — dijo mientras pasaba una de sus manos entre su cabello haciendo que sé desordenara un poco y luego rió — ¿Me veo tan mal que te quedaste muda?

— No, no... no es eso — suspire y sacudí mi cabeza — Te ves muy bien pero... Estoy muy enojada contigo Evan.

— ¿Enojada? ¿Por qué? — acercó la silla a mí y me miró confundido — Pensé que te gustaría esto, habías dicho que me vería bien si cortaba la barba y el cabello.

— ¿Crees que estoy...? ¡No estoy enojada por el cabello o la barba! — susurré o mejor dicho, medio grité — Estoy enojada porque Liam y tu sé fueron para un bar y no tuvieron la decencia de llamarme para decirme que estaban bien, que tardarían un poco en llegar, me estaba muriendo de angustia.




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