Indomable

19. paso a paso

Hacer que Evan se levantara de la cama para que fuera a tomar una ducha y bajara después a desayunar habia sido toda una odisea, se quejaba, gruñia, fingia estar dormido o tomaba mis manos, me halaba y abrazaba, era muy molesto... también muy tierno.

— Evan Hunter, me sueltas ahora mismo o juro que vas a sufrir las consecuencias — dije en un tono serio y su pecho vibró con la risa suave que salió de sus labios.

— Estoy dispuesto a sufrir las consecuencias — sus brazos se apretaron un poco más a mi alrededor — Tengo mucha curiosidad, quiero conocer tus métodos.

— No estoy jugando Hunter, sueltame ahora — en cuanto terminé de hablar sus brazos se aflojaron, aproveché para levantarme y cuando lo hice él se sentó, sus ojos estaban un poco perdidos y su expresión era seria.

Empecé a recoger toda la ropa que estaba tirada en el suelo sin dejar de mirarlo, estaba estático mirando a un punto fijo, solté nuevamente la ropa y me senté frente a él, puse mis manos en sus mejillas y susurre:

— Evan, ¿Qué sucede? — miró mis ojos, parpadeo un par de veces antes de cerrar los ojos y soltó un suspiro pesado.

— Recuerdos — su voz sonaba ahogada — Que me llamaras por mi apellido me hizo recordar.

— ¿Algo malo? — él asintió y abrió los ojos — ¿Quieres contarme?

— Ahora no — acaricie suave sus mejillas y sonrió sin ganas — Tal vez después de comer un poco.

— Esta bien — sonreí, me acerqué y besé su mejilla — Extraño tu barba, ¿Porque la cortaste toda?

— No ha pasado ni un dia desde que la corté y ya la extrañas — rodó los ojos y esta vez su sonrisa no era fingida.

— Es que yo te había dicho que la retocaras un poco, no que la desaparecieras.

— Volverá a crecer — tomó una de mis manos y dio un beso en el dorso — Voy a ducharme... tu deberias hacer lo mismo.

— ¿Me estás pidiendo que me duche contigo? — bromee y él levantó una ceja.

— Relajate nena, no somos pareja y tu ya quieres verme desnudo — reí y me levanté.

— ¿Entonces ahora me vas a decir nena? — rió y negó con la cabeza.

— Si sigues burlandote no lo haré de nuevo, te quedarás como Abril, sin ningún apodo cariñoso.

— No me burlo — tomé nuevamente la ropa y abrí la puerta — Es sólo que se siente raro que me hables de este modo.

— Pues ve acostumbrandote porque desde que entré en esta casa prometí cambiar, vivir de un modo diferente.

— ¿Eso incluye la terapia? — me aventure a preguntar y él dejó de sonreír.

— Paso a paso, Abril.

— Paso a paso, bebé — sonreí y salí de la habitación.

Definitivamente la nueva actitud que tenía era una victoria, estaba aceptando los cambios que le proponía y era cuestión de tiempo para que accediera a tratarse, así que estaba felíz.

Llevé la ropa de Evan hasta la lavadora y la puse junto con la ropa de Liam a lavar, después caminé a la cocina, le serví una lata de comida a Vikie que ronroneo para después ponerse a comer, después de mirarla un rato empecé a sacar cosas del refrigerador y preparé el desayuno para el vikingo rehabilitado, el embriagador de invitados y la señora que me habia dado la vida. Cuando todo estuvo listo grite:

— ¡El desayuno esta servido!

Liam se quejó desde su habitación, mi madre salió de la suya y se acercó a la mesa, minutos después llegó Evan haciendo que mi mamá se quedara mirándolo fijamente.

— ¿Tengo algo en la cara? — preguntó viendo cómo lo miraba.

— No, no tienes algo en la cara, en realidad te hace falta algo en la cara — él sonrió y mi madre suspiró.

— No puede ser — fingi estar asqueada — Que horror, mi madre acaba de suspirar por ti.

Él soltó una carcajada y se acercó a donde estaba de pie.

— ¿Celosa? — sonreí y pasé la mano por su cabello.

— ¿Vas a salir con mi mamá? — negó con la cabeza — Entonces no, no estoy celosa.

Me senté, le señalé su sitio a Evan y empezamos a comer. Tenía bastante ansiedad mientras comíamos, tal vez después de terminar él se decidiría a hablar conmigo sobre lo que había recordado e incluso podría contarme todo lo que pasó mientras estaba en cautiverio, me imaginaba muchas cosas pero estaba segura de que lo que fuera que pasara por mi mente sería poco comparado a lo que él debe haber vivido.

— Gracias por el desayuno Abril — dijo mi madre para después levantarse de la mesa — Evan, quedas en tu casa.

— Se lo agradezco — sonrió un poco y ella lo imito — Que tenga un buen dia.

Ella asintió y caminó hasta su cuarto, unos segundos despues camino a la puerta y salió de la casa.

— Ahora quedamos solos — dijo Evan y estiró una mano para tomar la mia sobre la mesa.

— En realidad no — lo interrumpió Liam que se sentó junto a él — Asi que por favor no hagas planes atrevidos que incluyan a mi hermana.

— ¿Planes atrevidos? — lo miré y negué con la cabeza — Planes atrevidos hicieron ustedes dos ayer que se fueron de fiesta y no me avisaron.

— No somos niños, somos dos adultos y salimos a divertirnos un poco — crucé los brazos.

— Claro, eso dices porque tu no fuiste quién estuvo pendiente del ebrio Evan — reclame y el aludido me miró levantando una ceja — Eres muy molesto cuando estas ebrio, asi que deja de mirarme así.

— Cómo sea, nos divertimos y volvimos a salvo, final feliz — sonrió y empezó a comer — Esto esta delicioso.

— Ay si, vas a comprarme alabando mis habilidades culinarias — tome los platos vacios de la mesa y caminé a la cocina, escuche que Liam rió.

— Lo intentaste — dijo Evan riendo tambien — Pero fracasaste.

No podía dejar de sonreír, la actitud de Evan había cambiado demasiado con sólo veinticuatro horas lejos de su família.

Al parecer lo único que necesitaba era ser un poco egoísta y preocuparse solamente por él, por su propia salud  mental, en vez de estar todo el tiempo pensando en que su família lo trataba diferente, con precaución y desconfianza.




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