Habian pasado dos horas desde que llegamos a la casa de Marcus, los ejercicios y masajes habian terminado una hora después, Evan comió un par de galletas que le dio Alexandra y luego nos fuimos, no quería ir directamente a mi casa, deseaba un poco de aire, un poco de sol y tal vez un helado, así que guíe el auto por un camino diferente, llevaría a mi vikingo gruñon a un precioso parque.
— Esta no es la ruta hacia tu casa — su voz sonaba algo cansada y también un poco molesto.
— Es que no vamos a mi casa y antes de que empieces un berrinche, sé que estas agotado y lo único que quieres ahora es descansar — resoplo y sonreí, estaba esperando a que terminara de hablar para empezar a protestar — Pero desde que nos conocemos estuvimos en tu casa y en la mía, necesito aire y tú también. Además iremos a un parque precioso.
— Quiero dormir Abril, otro día podemos salir a donde tu quieras — pasó las manos por su rostro y yo negué con la cabeza mientras estacionaba el auto.
— Voy a comprarte un helado — él río sin ganas y luego me miró completamente serio — ¿Qué?
— ¿Crees que vas a comprarme con un helado? — levantó una ceja y reí asintiendo — Eres pésima negociando, me quedaré un rato solo por lástima.
— ¿Lástima? — baje del auto, saqué la silla y le abrí la puerta — ¿De mi?
— Si, de ti, eres muy mala negociando — se acomodó en la silla y suspiró — Los estupidos ejercicios que hizo Marcus fueron el doble de horribles que los tuyos.
Cerré la puerta del auto y me quedé mirándolo, Marcus era todo un profesional, él sabía como hacer todo de la manera correcta, con la intensidad adecuada y el tiempo suficiente. Evan estaba visiblemente agotado, sus ojos estaban rojos alrededor y medio cerrados, su expresión era de malestar y seguramente estaba enojado porque lo obligaba a quedarse en ese parque. Me sentí tentada a llevarlo a casa de inmediato pero el parque estaba precioso y ya estabamos ahí.
— A largo plazo serán mucho mejores que los mios — me hice atrás de él y empuje la silla hasta un lugar donde pudiera sentarme y acomodar bien la silla, cuándo ambos estuvimos en un buen lugar tomé su mano y di un beso en sus nudillos — En algún momento el dolor va a pasar y será mucho mejor todo, no dolera tanto y finalmente no sentirás nada.
— Puede que tenga que usar un bastón después de esto — sonreí y levanté los hombros.
— Eso no importa, con o sin bastón eres precioso — sonrió y miró el parque.
— Tenías razón, es un lugar agradable.
Alrededor había enormes árboles, caminos entre ellos y enormes zonas verdes donde los niños jugaban con sus amigos, los perros corrían y algunas personas disfrutaban de un picnic o tal vez en una cita, el sol estaba algo bajo y el aire era fresco. Evan miró el lugar un par de minutos, después cerró los ojos e inclinó la cabeza hacia atrás, era la segunda vez que lo veía hacer eso, pero esta vez si rostro se veía completamente, la barba no tapaba toda su cara y era algo hermoso de ver, él era como mi atracción personal, era un hombre muy bello a mis ojos y me encantaba mirarlo en esos pequeños momentos donde su rostro estaba tranquilo, cómo si estuviera en paz con él mismo.
— ¿Evan Hunter? — la voz masculina hizo que el antes nombrado abriera los ojos de golpe y frunciera el ceño, giré hacía él hombre que habia hablado y me quedé mirándolo, era el chico que estaba en casa de Evan cuando conocí a su familia, el tal Chase — Wow, finalmente puedo verte, estuve tantas veces en tu casa con la esperanza de hacerlo pero siempre me decían que estabas indispuesto, me alegra mucho verte y saber que estas mejor.
La sonrisa que tenía en su rostro era deslumbrante, se veía realmente feliz de ver a Evan de nuevo así que decidí darles unos minutos para hablar.
— Iré a comprar helado — me levanté y besé la mejilla de mi vikingo — ¿De que lo quieres?
— Escoge algo tú — sus ojos no se apartaban de Chase que me sonrió — No tardes.
— Lo intentaré — sonreí y miré al chico — ¿Quieres uno también?
— No, estoy bien, te lo agradezco.
Asenti y camine hacía la pequeña heladería que estaba cerca del parque, pedí dos helados y mientras la chica los preparaba miré hacía donde estaban ellos hablando, Evan se veía tenso, su ceño seguía fruncido, mientras que Chase sonreía y hablaba alegremente.
— ¿Desea algo más? — habló la chica que estaba atendiendome, dejé de observar los dos hombres y negue con la cabeza, pregunté cuanto era y pagué rapidamente, tomé los helados y caminé hacía ellos nuevamente.
Mientras me acercaba podía notar más y más la tensión de Evan, sus puños y mandibula estaban apretados, sus ojos miraban con intensidad a Chase y su respiración era inestable, acelere el paso y me hice frente a él.
— La conversación terminó — miré a Chase y él sonrió — Tenemos que irnos.
— Es una lástima, me encantaría volver a hablar con Evan y por supuesto poder hablar contigo, me agradaría mucho conocerte — Evan tomó una de mis manos y la apretó.
— En otra ocasión será — sonreí — Cariño, ¿Llevas tu los helados hasta el auto?
Le entregué a Evan los dos vasos de helado, me hice atrás de él y empecé a empujar la silla de vuelta al auto, algo andaba mal y tenía que alejarlo de eae tipo lo más rápido posible, porque por la expresión que tenía Evan la conversación no había sido agradable.
Cuando llegamos al auto le ayude a subir, guardé nuevamente la silla, subí al auto, lo encendí y conduje en dirección a mi casa ignorando poe completo que los helados estaban derritiendose.
— Tu helado esta volviendose agua — negué con la cabeza y suspire.
— ¿Quién era ese?, ¿Que te dijo?
— Es Chase, estuvo en servicio conmigo — su voz se escuchaba tensa, ronca — Y me reservare lo que dijo, no vale la pena repetir sus palabras.
No entendía nada de lo que había pasado pero no iba a preguntar aún, le daría tiempo a Evan de procesar lo que sea que le haya dicho.