Me sentía en una nube, en medio de algodones; con olor a desinfectante pero aún así algodones, los medicamentos que me daban en el hospital me adormecian pero cuando despertaba, la nube y los algodones se convertían en la entrada al infierno, la herida me dolía, no podía recostarme del lado izquierdo y me sentía terriblemente incómoda.
Mientras dormía Evan se había ido a cumplir la cita con Marcus y la terapia, mi madre había ido a descansar un poco en casa y a empacar un poco de ropa para mi en el bolso, según habían dicho me darían de alta al dia siguiente, Liam estaba sentado en la incómoda silla de la habitación y jugaba en su celular.
Estaba aburrida, adolorida y con un hambre terrible, cuando entraron Jessica, Ava y Corey, en sus manos traían un pequeño ramo de rosas amarillas, un pequeño oso de peluche blanco y lo que parecía chocolates; al ver que estaba despierta, sonrieron y se acercaron a la cama después de dejar las rosas y el peluche en la mesita junto a mi cama.
— ¿Cómo estás? — preguntó Ava que tenía los ojos hinchados y la nariz roja.
— Mejor que tú — bromee — ¿Estuviste llorando?
— Sólo un poco — sonreí y estire una mano para tomar la suya — Me asusté mucho cuando Liam llamó para contarnos lo que había pasado.
— ¿Les dijeron quién fue? — Jessica asintió y Corey miró hacia otro lado con el ceño fruncido, evidentemente enojado.
— Todos los chicos se volvieron locos cuando Evan les contó quién habia disparado, quisieron ir a casa de Chase pero Isaac no se los permitió — Corey resoplo y puso una mano en su cadera.
— Debió dejarnos ir, le habríamos dado su merecido a ese imbécil — me miró y relajo su expresión — Afortunadamente estas bien.
— Estoy bien y agradezco que el señor Isaac no los haya dejado ir.
— Evan nos dijo que antes de que todo pasara tu querías ir a golpearlo por algo que pasó en un parque — me miró confundido — ¿Y ahora dices eso?
— Si, lo digo — sonreí un poco — Porque no le darán su merecido a ese estúpido sin mi.
Corey y Ava soltaron una carcajada al unísono, Jessica me miró con preocupación y Liam negó con la cabeza.
— Supongo que tienes razón — dijo Corey entre risas — Cambiando de tema, te traje un chocolate ¿Quieres comerlo?
— ¡Si, por favor! — respondí de inmediato — Muero de hambre.
— Ese chocolate no va a llenarte y no deberías comerlo — dijo Liam desde su lugar.
— En este momento eres mi hermano mayor, no mi doctor, asi que finge no saberlo y dejame disfrutar el chocolate en paz — tomé el dulce que mi cuñado me estiraba, lo destape y empecé a comerlo.
— ¿El doctor te ha dicho cuantos días debes cuidarte? — preguntó Ava mientras se acercaba a mi hermano y se sentaba junto a él.
— La herida de Abril no fue muy profunda y no tocó ninguno de sus organos así que en quince días debe estar cerrada por completo — respondió Liam por mi — Los primeros días no debe hacer fuerza, ejercicio o excederse caminando largas distancias.
— Entonces en dos o tres semanas va a poder bailar y todo eso ¿No? — le preguntó y mi hermano la miró extrañado.
— ¿Bailar? — preguntó Jessica que también la miraba confundida.
— Para mi fiesta de cumpleaños — dijo como si fuera algo obvio.
— ¿Qué no era el sábado? — Ava sonrió y asintió.
— Pero ya no, cambiaremos la fecha para dentro de tres semanas y así tu y Evan podrán ir y divertirse — sonreí y mi hermano la abrazó y besó su mejilla.
— Eso es muy dulce de tu parte — dijo Corey — Nunca imaginé que fueras así.
Todos reímos, al menos hasta que yo me queje por el dolor que me causaba la risa y continuamos charlando por un rato, hasta que llegó el doctor que me estaba atendiendo, reviso mi herida, limpio alrededor de los puntos, puso una venda nueva, me preguntó como me sentía y luego nos dejó sólos de nuevo. Conversamos un rato más hasta que Evan llegó, saludo a su família y después ellos se fueron llevandose a Liam con ellos y nuevamente nos quedamos Evan y yo a solas.
— ¿Que tal estuvo la terapia?
— Intensa — suspiró — Me dolió y me dieron ganas de salir corriendo de allá.
— Al menos te dieron ganas de salir corriendo y no rodando — señale su silla y él sonrió.
— ¿Cómo es que aún tienes ganas de bromear y reír? — puso su mano en mi mejilla y acarició suavemente con uno de sus dedos — Yo sólo puedo pensar en ir y asesinar a Conrad, no me siento tranquilo sabiendo de li que es capaz.
— No voy a permitir que ese hombre me quite la alegría o empezar vivir intranquila pensando en que puede volver a hacernos algo — tomé su mano y di un beso en ella — Además cuando este mejor podemos ir junto a tus hermanos y sacarle el cerebro a golpes.
— ¡Amor! — gritó y después río.
— ¿Qué? — reí y después me queje — No me hagas reír, me duele.
— Tu eres la que me haces reír a mi — apretó suavemente mi mano — Pensé que iba a perderte, me estaba volviendo loco y aún pierdo la cordura por momentos pensando en lo que pudo pasar.
— No pienses en lo que pudo pasar, piensa mejor en lo que no pasó y en lo que podemos hacerle para que aprenda la lección — me miró y torció un poco los labios.
— ¿Y cuál se supone que es la lección?
— Que no debe meterse con los Hunter y mucho menos con los Deveraux — sonreí.
— ¿Y como le mostraremos eso según tú?
— Tu sabes manejar armas, tus hermanos saben golpear y yo se manejar muy bien una katana — se quedó mirándome con los ojos mas abiertos de lo normal y sus labios haciendo una bonita O.
— Tienes que estar bromeando — asenti e intente aguantarme las ganas de reír — Me asustadte mujer, no se de donde sacas tantas ideas.
— He leído muchos libros, visto muchas películas y además de eso soy bastante creativa cuando estoy aburrida y desde que desperté lo único que he tenido es dolor y aburrimiento.
— Mañana iremos a casa — soltó mi mano y movió su silla hasta estar cerca del sofá, se levantó lentamente de la silla, se sentó en el sofa y esforzandose mucho subió ambas piernas — Marcus dijo que debía empezar a hacer este tipo de cosas sólo, mis piernas tienen movilidad, pero yo las he estado atrofiando poco a poco al no moverlas después de la última cirugia. Según él en un par de meses o tres debería caminar normalmente.