La respiración de todos en el lugar era irregular y los ojos de todos estaban dirigidos hacia el arma que apuntaba a la cabeza de Evan que estaba muy quieto y se veía incluso tranquilo, sus ojos estaban cerrados y su respiración era suave, sus manos estaban quietas y sus labios medio abiertos. En cambio sí mirábamos a Chase su expresión era de furia: ojos desorbitados, labios apretados, mejillas sonrojadas, las venas en su cuello marcadas y su respiración irregular, casi resoplaba.
− Finalmente voy a poder acabar contigo, dejar de ser el segundo en todo – su voz era baja y sus dientes estaban apretados.
− ¿Por eso estás haciendo todo esto? – pregunto Ava mirándolo – No tiene sentido Chase, Evan y tu eran inseparables, se llevaban muy bien... mi hermano te admiraba, siempre nos decía que eras el mejor soldado que había en su escuadrón.
La presión que hacía en el arma había aumentado al escuchar a Ava hablar y a cabeza de Evan se inclinaba un poco más debido a la fuerza ejercida por Chase.
− Deja de hablar Ava – hablo Evan calmado – Vas a desesperarlo más y halara el gatillo.
− No importa si habla o está en silencio, de igual manera lo hare – una sonrisa apareció en su rostro y levanto la mano con la que sostenía su arma para después dar un golpe en la cabeza de Evan con ella, lo suficientemente fuerte para hacerlo sangrar pero en el lugar y con la fuerza precisa para que continuara despierto, Evan subió las manos y se sostuvo la cabeza mientras se quejaba de dolor. Chase puso nuevamente la pistola apuntándole y puso el dedo en el gatillo mi corazón se detuvo por un segundo cuando vi que movía el dedo con intención de dispararle pero no lo hizo, solo empezó a hablar.
− En el ejército yo era el mejor, a mí era a quien iban a idolatrar todos, yo sería el héroe, pero este inútil llego y arruino todo lo que logre, admiraban su puntería, sus capacidades para aprender y lo bueno que era en todas las tareas que le ponían, así que cambie mi plan, me acerque a él y me volví su amigo para que nadie sospechara de mi cuando lo entregara a los rebeldes para que terminaran con su miserable vida, pero el muy estúpido sobrevivió y aquí está, reunido con su familia, feliz y sonriente con una hermosa novia...
Estaba muy callada intentando que el hombre que sostenía un arma y hablaba como un loro parlanchín no notara que poco a poco estaba acercándome a uno de los cajones que había en la sala de estar, si llegaba a el podría intentar defender a Evan o al menos lograr que dejara de apuntarle, si mi memoria no fallaba el padre de Evan guardaba un arma por ahí, solo esperaba que siguiera allí. Puse mis manos atrás de mí y toque los cajones con suavidad, abrí el primero tan lento como pude y toque con cuidado, no había nada allí, así que lo cerré y pase al siguiente, mientras lo abría este hizo un pequeño ruido y me detuve, mis manos empezaron a sudar y mire con atención a Chase que seguía con su mirada fija en la cabeza de Evan, espere unos segundos y cuando estuve segura de que no escucho nada, volví a intentar abrirlo y metí la mano, lo primero que toque fue algo frio y duro, el arma estaba ahí. Intente tomarla pero me daba miedo que algo estuviera encima de ella y cayera haciendo algún sonido, toque alrededor, encima y no había nada, volví a tomarla y la levante, mientras la sostenía me convertí en la mujer más creyente más creyente en el mundo, oré en nombre de cada santo que conocía, de cada deidad de la cual recordaba el nombre y puse nuestro destino en manos de quien fuera el encargado de nuestro futuro. Levante el arma, la apunte hacia a ese hombre y rece una vez más para que disparara y diera en el lugar correcto.
Mire el arma hice lo que veía siempre en las películas antes de disparar y luego presione el gatillo, seguido de eso se escuchó un fuerte estallido, el arma se movió en mis manos y la cabeza de Chase Conrad se inclinó hacia atrás para después caer todo su cuerpo al suelo. Los gritos vinieron primero de los labios de Ava seguido por un grito ronco de Marcus, lo siguiente que sentí fue los brazos de Corey a mi alrededor y vi las manos de Dean quitarme el arma, Evan se levantó del sofá y camino con dificultad hasta donde estaba, me tomo entre sus brazos y me abrazo fuerte; en ese momento las lágrimas empezaron a salir de mis ojos y mi cuerpo tembló por los sollozos incontrolables que salían de mis labios, a mi alrededor todos los demás empezaron a moverse y a hablar casi en susurros, no podía entender lo que decían porque me sentía aturdida, desubicada y muy asustada.
Le había disparado a un hombre y no tenía idea si seguía vivo, si estaba muerto si sangraba o si solo se había inclinado para evitar el disparo.
− Tranquila cariño, ya no llores – murmuro Evan mientras acariciaba mi cabello – Todo va a estar bien.
− Tengo miedo – murmure.
Pocos minutos después se escuchó una sirena, luego dos golpes en la puerta y al abrir la voz de un hombre diciendo.
− Alguien llamo para reportar que de esta casa se había escuchado un disparo.
Mis sollozos se hicieron más fuertes y el temblor de mi cuerpo más evidente, un par de policías caminaron por la sala, luego hablaron por sus radios y después se acercaron a nosotros.
− ¿Se encuentran bien? ¿Ella está herida?
− Estamos bien, ella no está herida solo asustada – sus brazos se aflojaron un poco y pude ver el policía que me miraba.
− ¿Quién disparo? – pregunto mirando a Evan que suspiro.
− Fue ella – el me miro y asintió – Él estaba apuntándome con su arma, también me golpeo...
− Vamos a necesitar la declaración de todos los que están presentes.
Me iban a meter a la cárcel. Había matado a un hombre.