Indomable

38. Aceptar las consecuencias y no más preguntas.

Después de dos semanas llego la temida citación al juzgado, Evan, Liam y yo nos quedamos mirando fijamente el sobre que habíamos puesto sobre la mesa, ninguno de los tres tenía la valentía de tomarlo y leer la fecha y hora en la que me debería presentar para ser juzgada por un grupo de personas mientras que un fiscal intenta meterme a la cárcel, había visto montones de capítulos de la ley y el orden en toda mi vida y estaba aterrada, porque en la televisión omitían muchas cosas, no eran procesos tan largos y todo se resolvía en una hora, pero esta era la vida real, todo tardaría más y sería más difícil, mucho más difícil.

− ¿Qué somos? ¿Niños? – dijo Liam mientras tomaba el bendito sobre, lo abría y leía lo que estaba dentro, bajo el papel, me miro y sonrió un poco – Debes presentarte en una semana, voy a escribirle a Ava para que llame al abogado y venga para que te prepare para ese día.

Asenti y me levanté, camine hasta la ventana más cercana y observé todo lo que pasaba afuera; los autos pasar, la gente caminar hablando por sus celulares, hablando con su acompañante o simplemente seguir su camino, no sabía como sentirme respecto al juicio pero si sabía que no podía controlar la situación así que respire hondo, me acerqué a Evan y lo abracé con fuerza, trataba de pensar positivo pero en ocasiones lo negativo llenaba mi mente, en esos momentos buscaba al hombre que amaba y sus brazos rodeandome de una manera tan protectora me hacían sentir mejor, calmaba mi mente.

— Estás asustada — murmuro cerca de mi oido y yo asenti — También estoy asustado, no quiero que vayas a una cárcel por salvar mi vida, no quiero que pases por nada de eso, quería mentir y decir que yo era el responsable de todo, evitar esto.

— Soy adulta, actúe y debo aceptar las consecuencias — levante la cara y mire sus ojos — Aceptaré lo que venga.

Debía mentalizarme y no dejarme quebrar por nada, tenía que ser fuerte por mi, por Evan, por mi madre y mi hermano, tenía que ser fuerte, debía resistir lo que viniera.

Todos los dias antes del juicio repetía frente al abogado mi declaración, respondía las preguntas que me hacía y en ocasiones no aguantaba la presión y empezaba a llorar, Evan me abrazaba, me calmaba y volviamos a empezar pero cada vez que pasaba recibía un regaño y una advertencia:

— Sí por alguna razón esto sucede en el juicio él no va a poder correr hacía ti y abrazarte. Debes ser fuerte y no llorar o llorar e intentar calmarte sola.

Cada vez que lo decía asentía pero nuevamente sucedía y me veía rodeada por sus brazos, excepto el día antes del juicio.

—Esta vez no habrán abrazos, él estara sentado atras de mí y si necesitas ayuda para calmarte, míralo o piensa en todos los abrazos que te dio, tal vez eso funcione para ti.

Lo intentamos y cada vez que sentía ganas de llorar miraba hacía él para intentar controlarme pero terminaba siendo un desastre llorón y durante el día después de que el abogado se había ido lloré un par de veces más escondida en el baño, estaba aterrada y la noche no fue mejor, los pensamientos de lo que podría pasar llenaban mi cabeza, cómo sería mi vida lejos de mi família, sin poder salir cada vez que quisiera, sin ver a Evan. Sin libertad.

Cuando por fin nos subimos al auto para ir a la corte me recoste en el hombro de Evan y me quedé dormida, el agotamiento estaba pasando su factura. Al llegar y despertar quise llorar de nuevo, no quería entrar en ese lugar, no quería ver a la gente mirándome, juzgandome, tomando un lado en esta situación.

Entramos en silencio a la sala, nos hicimos en nuestros lugares designados y el temido juicio empezó, el abogado de Chase Conrad se paseaba frente al jurado hablando de venganza, resentimiento y una fuerte ira mientras yo miraba a un punto en la mesa frente a mi intentando com todas mis fuerzas no llorar.

— Ahí donde la ven tan delicada, frágil y dulce buscó un arma y disparó a sangre fría a mi cliente que en este momento esta internado en un hospital en un coma ocasionado por las lesiones que recibió de la bala que ella disparó; no pensó en el daño que estaba haciendo no solo a Chase Conrad si no a su família que ahora sufre viendo a su hijo, a su hermano en una cama respirando por medio de máquinas...

Mientras escuchaba las palabras de ese hombre apretaba mis manos en puños bajo la mesa y apretaba los labios intentando contener las ganas de gritar y decir que estaba diciendo un montón de estupideces, que estaba defendiendo a un hombre que nos había atacado primero y estuve a punto de hacerlo, afortunadamente el hombre terminó y le dieron paso a mi abogado que se levantó, se acercó al jurado y los miró.

— Miembros del jurado, con todo lo que han escuchado seguramente piensan que mi cliente es una desalmada, una mujer cruel y peligrosa, pensaría lo mismo si escuchara esa historia que acaba de contar mi colega, estoy seguro de que la miraría igual que ustedes, pero piensen un segundo en que fue lo que la motivo a hacer esto. ¿Porque una joven cómo ella tomaría un arma y dispararía? — miré hacía el jurado y todos prestaban atención a lo que estaba diciendo mi abogado y en ocasiones volteaban a mirarme — ¿Que estaba haciendo el señor Conrad para que ella actuara de esa manera? Supongo que lo mejor es que lo cuente ella misma. Señor juez quiero llamar a mi cliente Abril Deveraux al estrado.

Me levanté cuando dieron la autorización y camine a la silla de la tortura, me senté, juré y esperé las preguntas del abogado que se acercó y empezó con la tortura.

En cualquier momento empezaria a llorar, estaba segura. 

Al sentarme en esa temida silla las manos empezaron a sudarme y de los nervios que sentía no podía dejar de mover mi pierna izquierda, los ojos de las personas dentro de la sala estaban puestos en mi y el corazón palpitaba casi al ritmo que iba mi pierna, al decir el juramento mi voz sonaba más baja de lo normal y mi labio inferior temblaba en ocasiones, no podía imaginar como sería al empezar las preguntas.




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