Indomable

CAPÍTULO 5

"Ni siquiera un mal sueño puede borrar un gran recuerdo"
...*...

 

CAPÍTULO 5

New York, City

Renata.

"¡Solo tal vez!"
murmuro para mis adentros.

Mientras voy camino hacía el hotel, hago un recuento de lo que acaba de pasar.

¡Dios!

Suspiro exhausta.

"¿Que rayos fue todo eso?"

Cuando llego a la suite, mamá ya me estaba esperando en la sala, con las piernas cruzadas y una bata más trasparente que rosa.

— Hola, mami, ya estoy aquí, sana y salva, ahora me voy a dormir, estoy muy cansada, tengo mucho sueño. Hasta mañana y que descanses, chao.

— No seas cínica, Renata. Tú no vas a ninguna parte, te quedas y te sientas. ¡Ahora! —ordena—.

— Mami, no podemos simplemente dejarlo para mañana, te aseguro que mi cerebro ya no está funcionando, me duele la cabeza.

— ¡Ah, qué bien!, muy a mi favor, así no te daré tiempo de pensar que mentira me vas a inventar, Renata.

Odio, que haga eso conmigo, que juegue con mi inteligencia, y con mi astucia. Que se aproveche de mi vulnerabilidad.

Tiro las sandalias a un lado de la habitación, y me quito la cartera y la dejo a un lado del mueble.

¡Me siento sucia¡

— Mírate, estas hecha un desastre, estas toda moreteada, tienes el vestido rasgado, pareces una pordiosera.

— Mira, si me vas a criticar mejor dejémoslo hasta ahí, Reina. No tengo ganas de que me sermones y que me recuerdes que tú eres perfecta, bella, apoteósica, sexi, sensual — tomo aire y continúo —, ¡discúlpame por no ser como tú!

— basta Renata, yo no te he dicho nada de eso para ofenderte, y lo sabes, necesito que hablemos, que tengamos una conversación madre e hija, Una plática normal, sencilla y sin terminar peleándonos por tonterías.

— Ajá, madre y de, ¿qué quieres que hablemos?, yo tengo realmente sueño, estoy cansada, agotada, me quiero dar un baño para relajarme. Mañana será otro día.

— Pues aunque no lo creas, yo también tengo sueño, estoy cansada y agotada. — Me aclara, mientras cambia de posición para cambiar de cruce de pierna.

— Pues tienes razón no te creo, yo te veo regia como siempre, tu cara brilla como la porcelana. — Y me desparramo en el mueble, cuando me siento.

— Mi casación es mental; aunque no se vea, lo siente mi cuerpo también. Me la pase pegada a esa máquina toda la tarde, hasta ahorita, Esperándote mientras llegabas, Y nunca apareciste. ¿Dónde estabas?, ¿Crees que es considerado de tu parte?, estaba preocupada por ti, Renata. Es que no lo entiendes. ¿Por qué eres tan injusta conmigo?

— Ahora resulta que yo soy la injusta. Lo que me faltaba.

— Si, eres injusta, y lo sabes, — se le quiebra la voz.

Y de inmediato me siento mal, y mi corazón empieza a bombear con fuerza. Fueron demasiadas emociones para un solo día. No puedo más.

— Perdóname. Lo siento, de verdad, pero estoy cansada, entiéndeme.

— Y créame que lo intento, intento entenderte, pero eres muy compleja, eres indescriptible, Renata. Explícame, háblame, dime algo, lo que sea, necesito saber lo que pase contigo, necesito estar segura que nadie te lastimó, de que estarás bien.... De que estas bien, Mi vida.

— Y estoy bien, Ma, te lo aseguro. Todo bien, entiendo tu preocupación. — y le sonrió, como para mantenerla tranquila.

— ¿Qué te pasó? ¿Por qué vienes así?, ¿te caíste o algo, alguien te lastimó?

— Estoy bien Mamá, agradezco tu preocupación, pero nadie me ha hecho nada malo, Por ahora. Solo fui al mar, cerca del muelle y decidí bañarme un rato, ahí, me atoré en unas de esas rocas que están cerca a la orilla, se rasgo mi vestido, porque para mi mala suerte, es de tela finita y mala por lo que veo y en el transcurso, las arenas me lastimaron un poco al resbalar, eso fue todo.

Me mira arrugando el ceño, y sopesando la situación. Con tal de que me crea, estoy tranquila.

— Eso te pasa por comprar cosas de mala calidad, tu optando por lo barato siempre, solo porque crees que todo lo bueno es marquilla, y que el consumismo y esas cosas. Y no siempre es así. Pero bueno, no importa, allá tú. — se queda pensativa unos segundos para luego preguntar: —Solo una pregunta más.

— Haber, mami, dime. —y ruedo los ojos.

— ¿Estuviste sola todo este tiempo?

— ¡Mamá!, Que es esa pregunta. Pues claro que estuve sola. —miento —. O es que acaso ¿crees que tengo un montón de amigos aquí?, apenas llevo un día, no conozco a nadie. ¿Por qué crees que no lo estaría?

— Pues no lo sé, para conocer a alguien, empiezas no conociéndolo. Siendo un completo desconocido. Además, se te da muy bien hacer amigos, aun con tu carácter pesado.

No respondo, porque es verdad, como el desconocido de hoy.

¡Vaya amigo el que me conseguí!

— Descansa, hija, te amo mucho. — Me da un beso en la coronilla de la cabeza y desaparece Del lobby.

Yo me quedo ahí, sola, en medio de esta sala inmensa, pensando y procesando todo lo que pasó hoy.

"Suspiro"

¿Cómo pasó todo eso? ¿En qué momento?, ¿qué habrá pasado con él?, ¿estará bien?, ¿Si habrán ido por él?

¡Ay Renata!, deja de hacerte un ocho en la cabeza, por ese desconocido, a ti que más te da; jamás lo volverás a ver, o bueno quién sabe mañana. ¿Será posible? Nunca pregunté su nombre, no se me ocurrió hasta ahora que lo pienso. No puedo dejar de acariciarme los labios con las yemas de mis dedos, aún tengo ese sabor agridulce en mi boca, como a mentolado, aun siento la sensación de su lengua acariciando la mía, aun siento su dedo bajando por mi clavícula.

¡Tonta, tonta, tonta!,

Me golpeo yo misma, por pensar eso. Solo espero que al menos este bien. Y hayan logrado encontrar el lugar en donde se queda.




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