Audrey
El bus se detiene de golpe, y el café casi se me derrama encima.
Llevo auriculares, pero no escucho música. Solo el sonido del mundo colándose entre las pausas.
Un niño ríe en la parte de atrás, una mujer discute por teléfono, alguien bosteza.
Y yo, atrapada entre todo eso, intento recordar por qué sigo haciendo esto: madrugar, correr, fingir que tengo claro hacia dónde voy.
El viento de la ventana me golpea la cara.
Me miro el reflejo en el vidrio y me pregunto cómo se ve una persona antes de que algo cambie.
Si se nota en los ojos, o en la forma en que sostiene una taza, o en ese pequeño gesto que nadie más ve.
En una esquina, alguien cruza la calle.
Un hombre de traje, teléfono en mano, expresión distante.
Seguramente, un hombre exitoso.
No sé por qué me quedo mirándolo.
Hay algo en su manera de moverse, en ese aire de alguien que parece saber exactamente quién es.
Y por un segundo, me gustaría saberlo también.
El semáforo cambia.
El bus arranca.
Y la figura se pierde entre el ruido del tráfico.
Solo un desconocido.
Solo otro día más.
O eso creo.
—★‹🥀›★—
Zade
El semáforo tarda más de lo habitual.
Apoyo la mano en el bolsillo, esperando que el auto se detenga por completo antes de cruzar.
El teléfono vibra: una notificación más, un mensaje más que puede esperar.
Levanto la vista y mi atención se cruza con un bus detenido frente a mí.
Detrás de la ventana, una chica mira hacia afuera.
Cabello revuelto, mirada perdida, expresión que no pertenece al ruido que la rodea.
Podría ser cualquiera, y sin embargo, por un instante, no lo es.
El conductor toca la bocina.
El bus avanza.
Yo también.
No lo pienso más.
Ni siquiera sé por qué me quedé mirando.
Solo sé que, por una fracción mínima, algo en mí se detuvo.
Y luego siguió, como si nada hubiera pasado.
—★‹🥀›★—
"A veces el destino no empieza con una palabra,
sino con una mirada que nadie recuerda…
pero que cambia todo."