Inefable

Las tormentas llegan sin avisar

Vicky seguía resonando en mi cabeza, mis ojos comenzaron a nublarse, la lluvia iba a desatarse.

-Kal, lo siento, no quise... no quise que te pongas así- Matt me abrazó, siempre sabía qué hacer cuando estaba mal -¿Has sabido algo de ella en estas últimas semanas?

-No- dije mientras limpiaba las lágrimas que se habían escapado con mi manga -sabes que no es nada bueno...

-Tal vez deberíamos hablar con su madre y visitarla - Matt, Vicky y yo nos habíamos hecho inseparables. Siempre juntos a todos lados.

-Está bien, pero ahora solo quier... quiero volver a mi casa, solo quiero dormir.

-Bueno, te acompaño.

-No, Matt, está bien.

-No está bien, yo te puse así, así que ahora te voy a escoltar a tu casa... madame...- dijo mientras hacia una reverencia y ofrecía su mano para que la tome, yo reí un poco y me sequé una lágrima de la mejilla, luego le tomé la mano.

Caminamos tomados del brazo hasta mi casa.

-Gracias, Matt- habíamos llegado a mi casa.

-Siempre que me necesite, señorita- tomó mi mano y la besó tiernamente mientras me miraba, un escalofrío recorrió mi cuerpo.

-Estoy cansada, me iré a dormir- él me hizo un gesto de saludo con la mano y yo le regalé una sonrisa en forma de respuesta.

Una vez en mi cama, no podía parar de pensar en Vicky y en Matt, ella hacía todo lo correcto, era un ángel, no digo que este mal, pero no tuvo la experiencia de un novio o de un beso, ahora estaba muriendo, Matt no era ningún santo pero, ¿qué pasaba si algo nos pasa a cualquiera de los dos? Si tal vez mañana muero, debería averiguar qué es lo que siento por él, de seguro no es nada serio, solo es un desliz… o tal vez es mucho más que eso.

 

Luego de un rato sentí unos gritos que provenían de abajo, tarde en despabilarme y darme cuenta quienes eran. Eran mi mamá y mi hermana, pero no gritaban enojadas, de hecho se estaban riendo y se escuchaban muy felices.

Me desperece y refregué un poco mis ojos, me puse mi bata y mis pantuflas y decidí bajar.

-Mamá, ¿qué pasa?

-Oh, Kal, tu hermana tiene algo que decirte- dijo mientras desvío la mirada hacia Gin.

-Kaly, tengo dos cosas que decirte…

-Ya, Gin, no seas dramática y dilo de una vez.

-No seas grosera- mi madre me lanzó una de sus miradas acosadoras, yo estaba con todos mis pelos revueltos y con la mejor cara de dormida, todavía no reaccionaba muy bien.

Gin me tomó ambas manos y me sentó junto a ella en una silla del comedor.

-Hermana, yo… ¡voy a casarme!

-¡Felicitaciones! No puedo creerlo- mi hermana y yo habíamos planeado nuestras bodas desde que teníamos 6 años –Espera, con Edward, ¿cierto?

-Pues claro que sí, con quien más sino, a eso se debe mi regreso, Edward esta con su familia, anunciando el compromiso, no quería que se enteraran por eso no traigo el anillo, quería decirles a todos en la cena del sábado próximo, pero ya sabes, mamá se me adelantó, como siempre.

-Estoy muy feliz por Ed y tú.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.