Inefable

La gran espera

Toda la semana estuve esperando con muchas ansias La Gran Fiesta, estaba realmente nerviosa. Matt se encargó de todo, pero ¿y si faltaba algo? ¿y si no salía como esperaba?

Era jueves por la mañana y solo faltaban dos días, Matt corría de allá para acá con Gin y a mí me carcomía la curiosidad.

-Matty en serio, ¿tienes todo? Si necesitas ayuda solo dime.

-Querida, no me dicen el rey de las fiestas por nada.

-Nadie te llama así.

-Claro que sí, además tengo a tu candente hermana ayudándome.

-¡Oye!

-Lo siento, pero es realmente candente.

-Matt, se va a casar, ya basta.

-Okay, okay. Tengo todo bajo control. Tú preocúpate por estar bella.

Y así fue, lleve el vestido a la tintorería, limpié los zapatos, rasuré mis piernas y el viernes por la tarde me hice una limpieza de cutis junto a Matt, fue algo muy divertido.

Nuevamente Matt durmió en casa y el sábado por la mañana me despertó con un increíble desayuno en la cama junto a mi hermana. Era oficialmente mi cumpleaños y La Gran Fiesta.

-¡Feliz cumpleaños!- dijeron a coro los dos mientras me entregaban una gran bandeja.

Había muffins de coco, waffles con miel, tostadas, queso, mermelada, una gran taza de café con leche y un florero con unas flores hermosas. También había un sobre.

-Este es mío, ábrelo- dijo Gin dándome el sobre.

Cuando lo abrí había una pequeña tarjeta del spa Manantiales, era un día de spa para dos.

-¡Nos iremos de spa hoy y esta noche estarás increíble!- Gin estaba realmente emocionada.

-Pero, Matt ¿y tú?

-Yo tengo muchas cosas que hacer por aquí, tú solo relájate y disfruta.

Y así fue, Gin agarro unas cosas, yo me cambié de ropa y nos fuimos, directo al spa.

Llegamos y era muy elegante, nos dieron un cuarto aunque no íbamos a quedarnos esa noche, había dos batas blancas y unas pantuflas para cada una. Lo primero que hicimos fue meternos en un sauna, era realmente caluroso, luego fuimos a un hidromasaje, donde nos quedamos un buen rato.

-Podría quedarme a vivir acá adentro definitivamente- dije completamente relajada.

-Claro que sí, pero oye, que hay sobre esta noche- dijo Gin mirándome pícaramente.

-Hmm… no lo sé, espero ver a Toby y bueno… pues, gustarle. Nunca he hablado con él.

-Eres una tonta, si ese Toby no te quiere es un tarado, eres hermosa, inteligente y muy buena persona, estoy segura de que el te querrá. Además ese vestido es una bomba.

Las dos reímos y hablamos un poco sobre esto, un poco de aquello y luego fuimos a darnos un masaje.

Salí realmente relajada de esa sesión de masajes. Lo último fue arreglarnos las uñas.

Finalmente llego el momento de volver a casa, era momento de arreglarme para el gran evento.

Cuando llego, la ropa estaba planchada, doblada y perfumada sobre mi cama, Gin había dejado todo perfectamente arreglado junto con Matt.

Me di un baño, me peine y seque mi cabello. Llego la hora de ponerme el vestido y verme hermosa para Matt… digo para Toby.

- Toc, toc – dijo Gin llamando a la puerta y abriéndola a la vez –Déjame ayudarte con ese cierre.

- Oh si, gracias.

- Ahora llego momento de maquillarte y arreglarte un poco ese pelo.

Pasaron unos 15 o 20 minutos y yo ya estaba lista, Gin no me había dejado verme en el espejo y estaba realmente nerviosa.

-Ahora sí, listo – dijo mientras me daba un último toque con una brocha enorme – tu solo espera aquí un momento.

Gin salió del cuarto y aunque había tapado el espejo con una toalla decidí mirarme.

- Wow – me sorprendí al verme, era hermosa, por primera vez en mi vida me sentí hermosa, el maquillaje era sutil pero con unos labios color bordo que resaltaban y mi pelo solo estaba planchado pero nunca me sentí tan bella.

- ¡Kal! – Grito Gin desde abajo – ven aquí, hay una sorpresa para ti…

Me mire por última vez y bajé las escaleras. Matt estaba ahí, se veía muy bien y me dio un poco de vergüenza porque no dejaba de mirarme, ¿Y si no le gusta como estoy vestida? ¿Tendré algo en la cara? Ay por dios, no sé qué hacer.

Matt me ofreció la mano para terminar de bajar y me sentí una princesa.

-Señorita, ¿me acompaña a su mesa? – asentí con la cabeza mientras le daba la mano.

Matt se dirigió al patio trasero y logre ver una mesa para dos con velas y todo, en el techo de la galería colgaban luces de colores y sonaba nuestra música favorita.

- Matt… yo… no sé qué decir.

- Te mereces lo mejor, ven siéntate – corrió la silla para que me sentara y me trato como una reina.

- ¿Por qué hiciste todo esto?

-Ya lo dije, te mereces lo mejor, además, esta noche vas a emborracharte y quería asegurarme de que comieras – Matt se rió y me hizo sonreír.

- Estás loco Campbell, nunca me cansaré de decirlo.

En mi cabeza solo esperaba que dijera que está loco por mi, pero eso no fue exactamente lo que sucedió.




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