Inefable

Capítulo 6

Me siento como la mierda, despertar esta mañana y ver a padre detrás de mí como si fuera una niña de 5 años, todo el tiempo preguntándome si me siento bien, repitiéndome mil veces lo importante que soy y lo bueno que tiene este mundo para ofrecerme, una vez es perfecto pero que te lo repitan cada dos horas es de poca madre, estoy harta de ir contra todos defendiendo mi verdad, hoy tengo cita con la Dra. Wilson y desde ya, digo que no puedo soportar ni el apellido, pero eso está demás en este momento, ya que me encuentro de pie en la acera frente a la universidad sabiendo que voy a ver a mis amigos e imaginando la cara que me pondrán, estoy segura que todos creen el mismo rollo del suicidio.

He llamado a Taima para decirle que me espere para entrar juntas y ver si puedo soportar un poco menos todo lo que vendrá y como es de esperar en ella, me ha dicho que ya está cerca y eso fue hace quince minutos, si no fuera mi mejor amiga la mandaría a volar pero así, loca y zafada, la quiero, aunque ahora la zafada se supone que soy yo.

Le he explicado cómo han sido las cosas sin mencionar a James, pero ella me ha mirado y es como si me dijera que si pero al mismo tiempo no me creyera, no puedo estar segura de nada, ni juzgarla porque no me ha dicho de frente lo contrario y he decidido quedarme con eso.

Estoy aquí pensando en la amiga que tengo y los rollos que vendrán cuando me tapan la cara y me doy un susto de muerte, le cojo de la muñeca a quién sea que me esté perturbando la existencia y cuando volteo veo la sonrisa de oreja a oreja de mi mejor amiga. -¡Taima, me has asustado chica, estás loca!

Ella se ríe, como si mi cara fuera una payasada. –Oye, pero que no es para tanto, te he visto así con la mirada en la nada y quise regresarte a la vida. –Continúa riendo y no puedo evitar ser contagiada por ella.

-¿Ves que te estás riendo? –Me dice señalándome.

-Pero porque tú me haces reír. –Le respondo, medio riendo y medio molesta.

Ella le resta importancia como siempre, me pasa un brazo por el hombro. –Bah, vamos querida, que tienes que hacer tu entrada triunfal. –Me dice conduciéndome al interior.

Automáticamente me pongo rígida, mirando alrededor mientras avanzamos, sé que no todos me conocen pero siento como si todos supieran lo que me ha pasado, me siento paranoica, Taima me aprieta el hombro, supongo que para darme apoyo y decirme que está todo bien, aunque eso no sea suficiente para mí.

-Voy a clase, nos vemos en el pasillo para ir a la cafetería. –Me dice y cuando está por alejarse, voltea mirándome, tiene la famosa mirada de "todo va estar bien"

La miro, porque sé que ella quiere eso. –Escúchame. –Me dice mirándome con ojos penetrantes. –Tú tranquila, lo que los demás puedan pensar no debe afectarte, tú sabes tú verdad, no lo hiciste y que se jodan si no lo creen.

-¿Tú me crees? –Respondo al instante, tengo la necesidad de escucharlo de ella solo para sentirme más valiente.

Me mira y sé que no estaba preparada, después de unos segundos, responde. –Sé que no mentirías. –Me hace un asentimiento de cabeza. Y antes de que pueda decir algo continúa. –Me voy a clase. –Se va.

No me dijo exactamente que me cree, me refiero a que no uso esas palabras, tal vez hubiera sido más valorado si lo hubiera hecho, pero dice que no mentiría y me voy a agarrar a eso.

Termina la segunda clase y estoy más nerviosa por el encuentro en la cafetería, veo a lo lejos a Taima guardando unas cosas en su casillero, me acerco rápidamente con la necesidad de refugiarme en ella, si lo sé, soy una cobarde, pero me da igual, necesito esto para sobrevivir a lo que pueda pasar, unas chicas pasan por mi costado y me miran mientras cuchichean, por alguna razón sé que hablan de mí, y me tenso, ¿Qué creerán? ¿Qué soy una loca? ¿Qué no debería estar aquí, si no en un centro especializado?

Taima me agarra del brazo y mis pensamientos se disipan. –Vamos.

Pisamos la cafetería y automáticamente me siento como un halcón, divisando a cada uno, viendo sus rostros, estudiando sus reacciones, algunos me miran, otros se hacen los disimulados pero sé que hablan de mí, el chisme vuela como una bala, unos chicos en una mesa me miran, bajan la cabeza y ríen disimuladamente.

-Son idiotas. –Me dice Taima, siguiendo mi mirada.

-¿Qué saben?-Le pregunto, como si realmente no supiera.

-Ya sabes. Y no puedo entender cómo pudieron enterarse, obviamente tu padre debe haber hablado con el director pero de ahí a que llegue acá, es una locura.

Me lleva a la mesa en donde están sentados Esteban y James. Llegamos y es como si todo el aire en el lugar se hubiera absorbido y hubiera salido en forma densa. Esteban me mira pero no dice nada, luego mira a Taima, James no despega los ojos del plato que tiene en frente y que está revolviendo, estoy tan incómoda cuando me siento.

-¿Qué tal chicos? ¿No van a saludar a Shaw? –Pregunta Taima rompiendo el hielo.

-Hola Shaw. –Dice Esteban, pero su voz suena plana, parece como obligado, James es otro cantar, parece como si quisiera salir corriendo del lugar, no lo culpo, yo también quiero hacerlo. Ya me arrepentí de estar aquí, siento que tengo los ojos de todos disparándome como láser en todas partes.

-James, ¿Estás bien? –Pregunta Taima.




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