PASADO
Narra Alai.
Ya hace tres semanas que sé la verdad.
Los días fueron grises, solitarios, reflexivos... Y me bebí unas cuantas botellas de vino, mientras comía helado de chocolate con vainilla y miraba todas las películas de amor del catálogo de Disney+.
Después de una charla de horas, me mudé a su casa hace unos días para internar recuperar lo que, alguna vez, habíamos tenido. Sabía que no sería fácil pero no podía no intentarlo. Lo amaba demasiado.
Discutíamos mucho, aunque siempre terminábamos llorando y pidiéndonos perdón. Me había vuelto demasiado insegura y celosa. Estaba siendo una pesadilla.
—¿Te vas?
—Si amor, te dije que tengo la cena con los compañeros del gimnasio.
—¿Que mujeres van?
—Mis compañeras, ya las conocés —. Suspiró.
—¿Me cagaste con alguna de esas? —Me arrepentía al momento de soltar esas cosas pero aún así no me echaba hacia atrás.
—Alai, por favor... Me tengo que ir, no quiero discutir. No te engañé con ninguna compañera de trabajo.
—¿Y cómo sé que no me estás mintiendo?
—Mirá mi teléfono si querés, no tengo nada de ocultar.
—Lo mínimo que habrás aprendido es a borrar las cosas para que no me entere de tus cagadas.
—¡Estás insoportable! —Exclamó molestó y se llevó las manos a la cabeza —. Ya ni quiero salir —Tiró las llaves encima del sofá y se fue hacia la habitación.
Me quedé sentada ahí, llorando... Me sentía muy mal pero no confiaba en él aunque si le quería y no quería perderle. A los minutos se acercó por detrás y me abrazó.
—Te quiero... —Susurró en mi oído y me dio un beso en la mejilla —. Todo estará bien —Me abrazó con fuerza.
🌙🌙🌙
Las discusiones eran diarias y cada vez peores. Había acabado con la tranquilidad de Lucas y ahora me gritaba todo el tiempo, por no hablar de que empezó a revisarme el celular porque creía que lo iba a engañar como venganza. Vivíamos discutiendo, nos molestaba todo y queríamos controlar cada paso que daba el otro.
—Llevás toda la semana saliendo ¡¿Cuando mierda vamos a pasar tiempo juntos?! —Me recriminó mientras yo estaba preparándome para el cumpleaños de una compañera de trabajo.
—Es insoportable estar en esta casa, me voy a volver a mi apartamento. No quiero seguir con vos —. Le contesté cuando se puso enfrente de mi.
Mi teléfono empezó a sonar, él me lo quitó de las manos y lo tiró contra la pared, haciéndolo añicos. Me asusté y empecé a llorar, no podía creerlo.
—Perdón... Se me fue la cabeza —. Dijo enseguida —. Llevamos mucho tiempo juntos, no podemos perderlo todo... Nos amamos —. Se acercó y me abrazó pero yo estaba temblando.
—Vos me engañaste, vos rompiste todo lo que habíamos construido y conseguiste que esto sea una mierda...
—Vos, —se alejó de mi —, me dijiste que aceptabas mis disculpas y te mudaste conmigo para arreglar las cosas pero no hiciste más que prohibirme salir y controlar mi celular. Te empezaste a poner como loca cuando salimos juntos a algún lado y se me acercaba alguna mujer. Dejamos de salir, Alai. Estamos siempre en casa y solo salgo a trabajar y aún así, pensás que te ando metiendo los cuernos.
—Vos me empezaste a tratar mal, no me entendiste... Me gritás, me llamás loca, me llamás paranoica y me engañaste ¡No podés decirme todo eso cuando tengo motivos!
—¡No tenés motivos! Si, yo me equivoqué, me arrepiento... Pero no voy a estar besando el suelo que vos pisas durante toda la vida. Elegiste perdonarme, elegiste seguir conmigo y al final no pudiste dejar atrás lo que ocurrió.
Me fui a encerrar en la habitación de invitados, ya no quería salir. Lucas golpeó la puerta después de dos horas y entró con una bandeja con la cena.
—¿Hacemos las pases? —Me sonrió.
Y al final, como siempre, arreglamos la situación y nos perdonamos.
🌙🌙🌙
Había sido difícil encontrar una estabilidad en la relación pero poco a poco las peleas ya no eran todos los días, aunque si seguían siendo fuertes y dolorosas pero los momentos en los que nos mirábamos a los ojos y volvíamos a conectar, eran maravillosos.
—El amor por si solo no es suficiente —. Me dijo Eugenia y se encendió un cigarrillo —. Hacen falta cosas como el respeto, el diálogo, la confianza... Ustedes perdieron todo eso.
—No te pedí opinión —Di un trago a mi cerveza —. Es mi relación y nos queremos.
—Pasaron cosas que no están buenas, por parte de los dos... Tuvieron y tienen actitudes muy horribles. No es normal que en medio de la noche te tengas que venir a mi casa porque él te echó después de discutir, no es normal que le revises el celular todas las noches como quien lee el periodo, no es normal que se griten, que tiren cosas y rompan media casa cuando discuten... Ustedes no eran así y vos estas muy perseguida, no lo dejás respirar.
—A veces pienso en dejarlo —. Se lo confesé por primera vez en voz alta —. Pero cuando estamos bien... Es genial.
—Pero es dos veces al mes que están bien, Alai.
—Poco a poco estamos mejor...
—Yo ya no te veo feliz, perdiste la risa y él también, ya no son lo que eran. Se van a terminar odiando.
—Eso es imposible, nos amamos y eso no va a cambiar.
—En fin... —Susurró —. Son insoportables los dos, después ya me darás la razón cuando se termine la relación y se odien.
Llegué a casa y Lucas estaba con Benjamín.
—Hola amor —. Le di un ligero beso en los labios y saludé a Benja con la mano.
—Nos vamos a ir de viaje ¡Al fin! —Me contó Benja y la sangre me empezó a hervir.