Narra Benjamín.
Agustín había sido la primera cara que vio Lucas al abrir los ojos, después llegaron Maria y Roberto. Era bonito saber que se había despertado con su familia delante. Los médicos no querían que pasemos porque Lucas no había pronunciado palabra así que no querían que lo agobiemos.
—Menos mal que estamos en un hospital —dijo Alba —porque la verdad que no me siento muy bien —se tocó la panza.
Alba estaba de casi nueve meses ya así que en cualquier momento podía nacer Mia.
—Son muchas emociones —dijo Jaime y la ayudó a sentarse.
—Voy a buscar un médico —avisó Samu.
Vinieron con una silla de ruedas y se llevaron a Alba para revisarla. Jaime, Julia y Emilia se fueron con ella, mientras Alai, Samu, Euge y yo nos quedábamos esperando a que nos digan algo más de Lucas.
—Voy a ir al baño —dijo Alai y Euge se levantó para acompañarla.
Se notaba que estábamos raros, nos evitabamos la mirada y estaba seguro de que ella se sentía igual que yo. Por un lado feliz y por otro culpable.
—¿Pasó algo con Alai? —preguntó Samu.
—Prefiero no hablar del tema.
—Entonces si pasó algo ¿Qué vas a hacer?
—No tengo ni las más puta idea —me llevé las manos a la cabeza.
Blanca apareció casi corriendo.
—¡Menos mal que me hice amiga de una enfermera! —dijo cuando se puso delante de nosotros —¡Porque ninguno fue capaz de avisarme! —se quiso meter en la habitación pero me levanté rápidamente y la detuve.
—Blanca, está el hermano y sus padres. No hagas lío. Ninguno pudimos entrar, ni Alai. Abrió los ojos pero no dijo nada, hay que dejarlo tranquilo no podés entrar ahí. No va a entender nada.
—¿No me podías avisar? —me miró con los ojos llenos de lágrimas —Ya sé que ninguno está de acuerdo con qué esté aquí... —miró a Samu —Pero yo lo quiero y llevo muchos meses aquí esperando que despierte.
—Fue todo muy rápido Blanca, no nos dimos cuenta. Benja y Alai apenas llegaron hace media hora. Tranquila.
—Es mejor que te vayas a descansar, yo te aviso cuando podés venir pero ahora que se despertó no te aparezcas de sorpresa.
—Está bien... Pero contame como está cuando sepas, por favor.
Narra Alai.
Cuando entré en el baño, me lavé la cara y al levantar la vista vi a Euge sonreírme a través del espejo.
—Cambiá esa cara.
—¡Es cara de contenta!
—No sabía que querías tanto a Lucas.
—Alai, era cuestión de tiempo que pase algo entre Benja y vos ¡Y me alegro! —quiso darme un abrazo pero la aparté.
—Yo no me alegro —me quedé mirándola —¿Vos te das cuenta de lo que acaba de pasar? Lucas se despertó y mientras él abría los ojos yo me estaba por acostar con su mejor amigo ¿Te das cuenta de la gravedad?
—Lucas está vivo, Alai. Lo único grave hubiera sido que se muera. Lo que pasó con Benja no es grave, tiene solución, la solución que vos quieras darle. Podés decidir y eso es valioso.
—¿Como le voy a explicar esto a Lucas? —la abracé.
—Cuando llegue el momento vas a saber como explicárselo pero ahora tenés que ser fuerte.
Cuando volvimos Blanca se estaba yendo, pasó por nuestro lado con la cabeza baja y nos chocó.
—¿Qué le pasa? —le pregunté a Samu.
—Nadie le avisó y bueno, está triste...
—Tiene razón —suspiré —Le tendríamos que haber avisado.
—Ya le prometí que le iba a ir contando que pasaba —me dijo Benja pero evité su mirada.
El médico salió y nos pidió que nos fuéramos a casa. Lucas necesitaba descansar. Podía tardar en hablar horas o días pero lo importante era que estuviera controlado por las enfermeras y empezara la rehabilitación.
—No entiendo porque sos buena con Blanca —me dijo Benja cuando íbamos caminando hacia la otra punta del hospital para ver a Alba.
—Ella no tiene la culpa de lo que hizo Lucas... Se enamoró y fue él quién hizo las cosas mal. Yo no sé que haría en un lugar... Y la verdad que no estoy para juzgar a nadie. Aunque no me gusta que se me quiera hacer la amiga.
—La verdad que no, no somos los indicados para juzgar a nadie.
—No quiero que hablemos de lo que pasó... —susurré.
—¡Alba se acaba de poner de parto! —nos avisó Julia cuando nos acercamos —Jaime ya está dentro.
Narra Benjamín.
Delfina me estaba llamando, salí fuera para atenderla y me encendí un cigarrillo.
—¡Mi amor, al fin!
—Perdoname Delfi, pasaron muchas cosas... Lucas se despertó.
—¿¡En serio!? ¡Que noticia hermosa! ¿Cómo está?
—Bien, todavía no pudimos verlo. Solo entraron Maria, Roberto y Agus. No habla pero los médicos dicen que puede hacerlo pronto y que mañana empieza la rehabilitación. Hay que ver si se acuerda de todo... Estoy muy feliz... —rompí a llorar.
—Amor, ojalá pudiera abrazarte.
—Me voy a quedar más tiempo acá... Necesito quedarme.
—Lo entiendo, me parece bien. En cuanto pueda voy para ahí.
—Delfi... —quería decirle lo que había pasado pero no quería lastimarla así que no lo hice —ni bien puedas vení, por favor.
—¿Todo bien?
—Si, necesito verte...
—Te quiero Benja. Tengo que colgar.
—Yo también... Alba está de parto, me había olivado de contarte.
—Mándales saludos de mi parte, que día de buenas noticias amor. Tenés que estar feliz. Me voy a entrenar, me están apurando ya.
—Lo sé... Hablamos más tarde. Besos.
Mia había llegado al mundo después de diez horas de trabajo de parto. Estábamos todos dormidos en las sillas de la sala de espera cuando Jaime salió con ella en brazos para que la pudiéramos ver.
—Es hermosa —dijo Alai cuando se acercó —Bienvenida al mundo Mia. Soy tu tía Alai.
—Y yo soy tu tío Benja.
Jaime se la llevó con Alba y los demás nos fuimos. Teníamos que descansar y esperar para saber si podíamos ver a Lucas a lo largo del día. Eugenia nos había llevado en su coche así que Alai se subió de copiloto y yo me senté detrás. La dejamos en su apartamento y me quedé mirándola mientras caminaba hacia el portal.