Inefable

Capítulo 40

Narra Alai

Llegué a casa de Lucas y me abrió la puerta en muletas.

—Gracias por venir.
—Tenía que venir algún día a buscar mis cosas también —le dí un beso en la mejilla —¿Cómo vas con las muletas? 
—Puedo usarlas unas pocas horas al día después tengo que seguir con la silla pero estoy bastante mejor.
—Me alegra verte en pie —sonreí y entré —¿Mis cosas?
—Están en las dos maletas esas.
—Gracias, es todo lo que me queda llevar a casa ¿Cómo estás? ¿Tus papás? 
—¿Querés tomar algo? 
—Si, pero ya lo hago yo ¿Café?
—Hay en la cafetera —fuimos hacia la cocina —Mis papás se fueron a hacer la compra con Blanca.
—¿Se llevan bien ya?
—Ahora si... —sonrió —Pero no te pongas celosa, siempre serás la favorita.
—¡No creo! —reí mientras servía una taza a cada uno —¿De qué querías hablarme? —lo miré y lo notaba nervioso —¿Estás bien?
—Si, estoy bien. Estoy... Feliz —sonrió —Voy a ir a España a ver a la familia de Blanca, para que me conozcan y voy a ir a ver a Benja.
—¿Te habló?
—No, por eso voy. Necesito decirle muchas cosas... Le debo unas disculpas igual que a vos. Lo siento mucho, Alai. No solo por todo lo que vivimos en nuestra relación, sino por todo lo que viviste cuando quedé internado y cuando desperté... 
—No importa Lucas, ya está. Todos nos equivocamos. Lo importante es que estemos bien.
—Yo estoy bien pero ustedes no y no es justo.
—Ya sabemos que la vida no es justa pero no es tu culpa que yo no sea feliz.
—En parte si, igual que es mi culpa que Benja esté borracho y llorando por vos todos los días mientras te ve ir a la pista a ver las estrellas.
—¿Está tan mal? —pregunté preocupada y visiblemente triste, me dolía profundamente. 
—Muchísimo... Pero espero poder solucionarlo. Primero quiero que sepas que se fue a España porque yo le pedí llorando que lo hiciera... Le pedí que se alejara de vos y por eso se fue. No se fue por Delfina, nunca volvió con ella... Perdoname, en serio. Estaba ciego de celos... 
—Te entiendo, Lucas... No sé cómo habría reaccionado yo. También entiendo a Benja, conociéndolo se habría ido igual con el paso de los días, la culpa puede más que su amor. Aunque también la amistad por vos y es lógico... Ojalá fuera distinto porque lo amo mucho Lucas, de verdad... Pero bueno, hay amores imposibles —dejé escapar una lágrima.
—No es imposible... Yo me aparto, Alai. Me hago a un lado y no voy a interponerme entre ustedes. Quiero demasiado a Benja como para saber que está sufriendo por algo que yo puedo solucionar... No me voy a meter entre ustedes, no le voy a volver a pedir que te olvide porque es imposible que lo haga y le voy a decir que haga lo que sienta porque yo voy a seguir estando en su vida.


—¿De verdad?
—Si.
—¿Y este cambio?
—Blanca —sonrió.
—Al final la querés...
—La amo. La amo incluso cuando creí que no sentía nada por ella y lo siento mucho Alai. De verdad... 
—Ya está Lucas, yo te agradezco que vayas a hablar con Benja. Ojalá vuelva y ojalá hable conmigo... Lo extraño demasiado...
—Va a volver estoy seguro, cuando sepa que va a ser padrino no va a querer estar lejos de Blanca ni un segundo ¡Ya sabés como es de protector!
—¿Padrino?... Pará —abrí los ojos como platos —¡¿Vas a ser papá?! —me lancé a sus brazos para darle un fuerte abrazo —¡Ahora entiendo todo! —sonreí —Qué lindo, Lucas —rompí a llorar y él me abrazó con mas fuerza —Siempre quisiste una familia numerosa... Me alegro tanto por vos ¡Ojalá sea el primero de muchos! —reí.
—Estoy muy feliz —nos alejamos y ambos nos secamos las lágrimas —Quiero empezar a vivir y quiero hacer las cosas bien, por mi hijo... Quiero internar arreglar las cosas, recuperar a mis amigos, a mis amigas también...
—Las chicas te quieren, Lu. La verdad que yo también extraño estar todos juntos...
—Creo que voy a poder verlos juntos. Antes creía que no... Pero ahora creo que si. No me va a doler... Me va a hacer feliz.
—No sé si vamos a estar juntos, Lucas. Que vos hables con él no quiere decir que nosotros vayamos a estar saliendo y felices enseguida.
—¿Por? Vos lo amás y él te ama.
—Tenemos mucho que hablar...
—Es imposible que esa charla no los lleve a aceptar que tienen que estar juntos.
—Ojalá que si, es lo que más quiero... 
—Guárdame el secreto del bebé, todavía no lo sabe nadie más que mis papás.
—No voy a decir nada, prometido —sonreí y me acerqué a darle otro abrazo —Gracias Lucas.
—No creo que tengas que darme las gracias por nada.
—Si porque siento que aprendí mucho de vos... Y porque te amé mucho y sé que vos también me amaste.
Y también sé que todo esto lo hacés por Benja y no por mi pero gracias.
—Gracias a vos por todo lo que me amaste y gracias porque sé que vas a hacer muy feliz a Benja, solo vos vas a poder sacarlo del pozo en el que se metió.
—Ojalá.

 

Al poco tiempo llagaron, María, Roberto y Blanca. Después de abrazarlos y felicitarlos por que iban a ser abuelos, me invitaron a cenar y mientras ellos hacían la cena, Blanca y yo salimos fuera.

 

—¿Nerviosa?
—Bastante... Pero feliz. Siempre quise ser madre.
—Lucas también y estoy segura de que va a ser un gran papá... Te quería agradecer por interceder por Benja y por mi —agarré su mano.
—Los vi sufrir mucho Alai... No solo por Lucas sino por ese amor que se notaba que se tenían. No es justo que ustedes no puedan amarse cuando Lucas ya no te ama... Creo que entendió que hay cosas más importantes en la vida y que hoy estamos aquí pero mañana no sabemos lo que puede ocurrir. 
—Sinceramente creo que es todo mérito tuyo, Lucas es bastante orgulloso.
—Te lo debía también... Yo fui parte de tu dolor y no me siento orgullosa de eso. 
—Estás perdonada pero que sepas que María siempre va a quererme más ¡En ese corazón estoy yo! —reímos.
—Ahora que tengo a su nieto en la panza, es amorosa —sonrió.
—Son increíbles, estás en buenas manos. 
—¡A cenar! —nos llamó Roberto.




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