Inefable

Capítulo 46

Narra Benjamín.

Mientras yo conducía, Alai me leía Inefable. Su carita de felicidad era todo lo que necesitaba. Estaba muy feliz porque había conseguido veinte mil lecturas. Ya ni pensaba en los rechazos de su jefa y estaba todo el tiempo escribiendo cosas nuevas. Lo que la hacía estar resplandeciente.

—¿Hablaste con tu mamá?
—Si, ya le dije que tenía algo que contarles y que era importante pero me dijo que ya lo suponía —reí —¡No le dije nada pero sabe donde estoy y sabe donde estás!
—Qué vergüenza...
—Sos de la familia, no te sientas mal. Te quieren y seguro que te van a querer más. Además mi mamá siempre quiso que estés conmigo.
—¿En serio? —me miró sorprendida.
—Me dijo muchas veces que eras perfecta para mi y tenía razón. Las madres saben.

Cuando llegamos a casa de Julia y Lorenzo, Alba y Jaime ya estaban ahí con Mia en brazos, que no dejaba de llorar.

—¡Hola bebita hermosa! —la agarré en brazos y me sonrió.
—La tenés enamorada, es increíble que siempre se calme enseguida —dijo Jaime y se rió.
—¿No querés dormir con nosotros todas las noches? —me preguntó Alba entre risas.
—Bueno, bueno, tranquila que es mío —dijo Alai y me sonrió.

Mia se había quedado dormida encima mío, así que no quería moverme demasiado para no despertarla. Alai me pasó una cerveza y entraron Samu y Emi, acompañados de Hugo, Eugenia, Lucas y Blanca. Durante unos segundos se hizo el silencio y nos miramos todos algo incómodos.

—¡Me mataste! —le dijo Lucas a Alai —¡¿Era necesario?!
—¿¡La estás leyendo!? —nos empezamos a reír y se acercó para darle un fuerte abrazo, después hizo lo mismo Blanca.
—¡Por supuesto! 
—Estamos enganchados —dijo Blanca.
—Habría sido un gran personaje después de despertar del coma ¡Estás perdiendo mucho matandome! 
—Tenía que hacer algo distinto —sonrió ella y yo agarré su mano.

Enseguida todos empezaron a hablar de la novela, de sus personajes y de las cosas que ocurrían en sus vidas. No podía evitar mirar a Blanca y Lucas, tenían una conexión increíble. Alai me lo había dicho y ahora podía verlo con mis propios ojos. Se notaba que eran el uno para el otro y me ponía feliz por él.

—¿Cómo estás? —me preguntó Lucas cuando fuimos a dejar a Mia en su cuna.
—Feliz ¿Vos?
—También, aunque estoy deseando poder dejar se usar muletas... ¿Te sentís bien con ella?
—Mejor que con nadie... 
—Me alegro, hermano. Te. mereces ser feliz.
—Y vos también ¿Cómo está Blanca con el embarazo? 
—Con nauseas y muy cansada pero contenta. Sus padres son estupendos, me recibieron de maravilla... Lo estuvimos pensando y nos vamos a ir a vivir a España. La familia de Blanca tiene contactos y me van a ayudar a abrir mi propio gimnasio. Quiero darle lo mejor a mi hijo... Y allá voy a poder darle otra vida.
—No me digas eso... ¿Cuando se van?
—En cuanto arregle todo lo que tengo que arreglar acá, por la casa. Además mis viejos quieren venirse a España también. Como tenemos todos la ciudadanía por la abuela, no es un problema. Venderemos la casa y empezaremos una nueva vida.
—Me hacés padrino y me alejás de mi futuro sobrino o sobrina —lo miré molesto.
—¡Tenés suficiente plata como para ir todos los meses si querés! —se rió.
—No me gusta que se vayan pero... Te entiendo. 
—Espero que hagamos siempre lo posible por pasar fin de año en Mar del Plata, todos juntos. 
—Eso seguro.

Narra Alai.

Después de la fiesta, nos fuimos a una de las habitaciones para dormir. Volverías a casa el domingo a la tarde, así que Juli nos había prestado un cuarto.

—Creo que todo está saliendo tan bien... Que tengo miedo del futuro —. Le dije cuando me acosté a su lado.
—No pienses en el mañana, vivamos nuestro presente —. Me dio un beso en la mejilla.
—¿Crees que vamos a estar juntos toda la vida? 
—Vamos a estar juntos hasta que dejemos de querernos. Hasta que no nos hagamos felices, hasta que alguno decida que quiere algo distinto... Eso pienso y eso quiero, que estemos juntos mientras seamos felices y nos amemos. 
—Es muy lindo eso —. Me apoyé sobre su pecho —. Hasta que dejemos de querernos... 
—Hasta que dejemos de querernos —. Levanté la cabeza y nos besamos.

Tenía mucha razón y sabía que esa forma de amar era la correcta aunque a mi me quedaba mucho camino que recorrer para poder amar de esa forma sana. Lo bueno de Benja es que se podía hablar con él con sinceridad, expresarle mis dudas, mis miedos, mis celos...  Prestaba atención a todo lo que yo le decía, después sonreía, me besaba y decía las palabras justas para quitar todos esos malos pensamientos de mi cabeza. Sabía amar simple y era algo que admiraba.

🌙🌙🌙
 


Narra Alai.

Nos habíamos quedado a cenar con la familia de Benja, para contarles que estábamos juntos así que aprovechamos para quedarnos en el apartamento. La cena había sido tranquila y todos están muy contentos de vernos juntos. Mis miedos desaparecieron y me volví a sentir en familia.

Fuimos a la pista, era de noche y había lluvia de estrellas.

—Dicen que si pedís un deseo a una estrella fugaz se cumple. 
—¿Crees en eso? —Reí. 
—Creo en vos —. Contestó y se puso delante de mí —. Creo en nosotros y en qué todo saldrá bien. 
—Te quiero mucho —. Me puse de puntitas de pie para besarlo. 
—Pedí un deseo —. Me pidió y miré al cielo —. Confío en tu energía.

Miré al cielo y fijé mi mirada en una de aquellas estrellas. Deseo que seamos felices y que nos queramos eternamente.

—Listo —. Lo miré. 
—Te amo —. Agarró mi cara entre sus manos —. Y quiero que seas mi novia ¿Querés? —Sonrió. 
—¡Claro que quiero! —. Salté encima de él y lo besé. 
—¿Se cumplió tu deseo? —Preguntó con una sonrisa. 
—Si —reí. —Soy feliz.
—Yo también soy feliz, amor. 
—Me encanta que me digas amor, amor —. Sonreí y acaricié su pelo. 
—Amor —. Me besó —Amor.




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