Inefable

5

El clima estaba perfecto, no hacía demasiado calor no frío, la brisa del aire te refrescaba, mientras caminábamos, yo sentía una calma, mi mente se calmaba.

—¿Entonces que haremos?—Le pregunté curiosa.

—Tenía planeado que me acompañaras a comprarme un bonete y de ahí a una cafetería.

—Si me parece perfecto...

Continuamos caminando hacia el centro de nuestro pequeño pueblo, durante el camino íbamos hablando de nuestros gustos, y los ye habíamos hecho en el día.

Todo iba de maravilla, el clima estaba perfecto la brisa del aire me golpeaba un poco la cara pero es tan refrescante, caminamos unas cuantas cuadras, hasta llegar a una tienda, de la parte de afuera estaba pintada de negro con unos dibujos de letras y animación, afuera de la tienda estaban dos vitrinas de vidrio en una se encontraban los bonetes y en otra piezas de pirsings y pipas.

Me quedé mirando los bonetes en el que el le hablaba al los vendía, supuse que los logos que traían eran de algunos músicos o así, realmente yo no reconocía a ninguno.

—¿Cual sería ? — Preguntó el un muchacho con barba y tatuajes.

Vico eligió uno negro, con un dibujo, entonces lo tomó entre sus manos y me miró a mí que veía como se ponía el bonete con delicadeza, me gustaba mirarlo.

—¿Tu cual quieres?—Me preguntó a mi.

—No como crees— Le respondí un tanto nerviosa.

—Elige uno, el que más te guste— Contestó de forma juguetona, mientras me miraba con paciencia y ternura.

No sabía cual elegir, realmente mis manos cosquilleaban al elegir uno, al final me decidí por uno gris, ya que combinaba con mi cabello. El cual lo tenía teñido por completo de color plata, bueno que la raíz se notaba pero no se veía mal, por que se difuminaba. El bonete era gris,con el dibujo de un muñeco sosteniendo un churro.

—¿Estás segura? — preguntó antes de pagarlo.

—Sip— respondí con un movimiento de cabeza.

Después de pagarlos Vico se colocó el suyo, mientras se yo sostenía sus lentes para que no se le cayeran y yo guardé el mío, el bonete le quedaban a la perfección, un pequeño mechón de cabello salía de su bonete, el cual era de un castaño muy oscuro , se colocó sus lentes y ahora si comenzamos a caminar.

Cuando llegamos hasta la cafetería, decidimos sentarnos afuera en una mesa que tenía una sombrilla que nos tapaba, el abrió la silla para que yo pudiera sentarme, y después caminó a su lugar.

Ahora estábamos de frente y mirarlo a los ojos me ponía nerviosa, pero si podía detallarlo, se miraba que se cuidaba la piel ya que en su rostro estaba liso y si lo tocaba estaría suave, sus cejas están muy pobladas, sus labios tenían un ligero tinte rosado, y un poco gruesos y muy bien definidos.

Una chica se acercó a nosotros y nos entregó unas cartas en las cuales venía el menú del lugar, tome la carta entre mis manos y pase mis dedos por la orilla, me adentré tanto en el menú por los nervios que podía sentir si mirada sobre mi.

Cuando el miraba la carta yo levantaba la mirada y lo contemplaba un momento hasta que, el volvía a mirarme y yo volvía a bajar la mirada.

—¿Sabes los que pedirás?— Preguntó esbozando una sonrisa.

—¿Si y tú ?— No sé porque mi voz sonó un tanto más baja, pero de nuevo estaba nerviosa.

—Si también— Contestó acompañándolo de una pequeña sonrisa.

La misma mesera que antes nos había atendido, después de dejarnos unos minutos se volvió a acercar para ahora si tomar nuestra orden, el eligió un capuchino y yo un chai late.

Aún sentía el pequeño cosquilleo en mis dedos de los nervios, y más al notar que me miraba fijamente, pero de una forma tan tierna.

—¿Tienes 17 años verdad ?— Hablo de forma suave y varonil.

—Sip, estoy apunto de cumplir 18 años...

—¿Cuando cumples ? — Me interrumpió

—En Agosto el 4 , y tu ¿Cuando cumples años?— Hablé mientras recargaba mi codos y con la mano tocaba mi rostro mirando la calle.

Se me pintaban de escarlata las mejillas al mirarlo a los ojos y el cosquilleo en mi estomago aumentada, era la primera ves que algo así sucedía en mi.

—¿Y tú cuando cumples? — respondí de forma muy curiosa, tratando de mirarlo, pero simplemente el nerviosismo me lo impedía.

—24 de septiembre— respondió sin más, antes de darle un trago a su bebida.

—¿Que bien, entonces cumplirás 21?— siempre me había imaginado que mis parejas serían unos años mayor y el era perfecto, aún que la edad solo es un número...

—Si mujer— Respondió, el me miraba de forma directa, varias veces buscando mi mirada, pero eso me ponía más nerviosa.

Y si se da cuenta que no soy bonita?, si ya se arrepintió de salir conmigo? , y si piensa que no valgo la pena?, comencé a preguntarme.

Le di un trago a mi chai, para tratar d e calmar mis nervios y en tronces logré mirarlo por unos segundos, y entré en pánico por dentro.

—No me mires fijamente— Hablé sin más, y después me puse más nerviosa porque podía haberlo tomado como groceries o lo peor.

—Perdón— respondió al instante.—No lo haré más.

—No es eso— comencé a explicar— Me da pena y me pongo nerviosa— reí nerviosa.

—¿Te pongo nerviosa? —sonrió de forma juguetona.

—Emm... si algo— juguetee con mis manos mientras las miraba, seguro las mejillas ya las tenía bien rojas.

Empezó a reír un poco, y era lo mejor que mis o ideas habían escuchado, una risa varonil pero suave, dios este hombre me gusta.

Duramos un tiempo hablando, hasta que revisé mi celular, el sol ya había bajado y la tarde estaba más fría, me serré mi chamarra ya que con el chai me había dado calor y me había abierto un poco la chaqueta.

—¿Quieres irte ya a tu casa o podemos caminar un rato?— me preguntó antes de ayudarme a levantar.

—A mi me gusta caminar— respondí y el
Me tomó de la mano con una sonrisa.

Caminamos sin un lugar en el destino, mientras mirábamos el atardecer, era perfecto, como todo estaba siendo lindo, el color del atardecer iluminaba las nubes y la brisa chocaba en mi rostro.




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