Inefable

3. A lo Cenicienta

Para sorpresa de mi abuela, hoy yo tomé la iniciativa de levantarme temprano y despertar a todos.

—Debo admitir que no me esperaba que hoy tú fueras nuestra alarma.—comenta Marina mientras cabecea del sueño.

—Es que estuve pensando que hoy es un gran día para salir.

—¿Dónde quieres ir, Solecito?—Pregunta mi abuela al mismo tiempo que toma asiento en el sofá.

—Pues...

—¡Oh!, sé de un lugar que...—Rick comienza a hablar.

—¡Yo me levanté primero así que yo tomaré la decisión!—interrumpo.

Todos me miran con una ceja enarcada.

—Amanecimos de buenas.—murmura Rick.

—Lo lamento, solo es que necesito ir de vuelta a la plaza.

—Pero ayer estabas molesta por ir.—me recuerda Marina.

—Lo sé, pero conocí a dos chicos que pueden llegar a ser mis amigos y de verdad me apetece volver a verlos.

Y a alguien más.

—¿Qué chicos?—pregunta la abuela.

—Summer y Jonah, sus madres trabajan en el puesto de comida y realmente me agradaron.

—¡Sé quiénes son!, son los hijos de Miranda y Anne. Muy buenos chicos por cierto.

—¿Entonces podemos ir?

—Me temo que hoy no puedo salir, Solecito. Unas amigas vendrán para jugar cartas.

—¿Y no puedo ir con Dean?

—Dean debe estar muy ocupado afuera.

—Seguramente tendrá tiempo, solo le diré.

Antes de esperar una respuesta salgo corriendo hacia el jardín.

—¡Dean!

Lo miro de espaldas, está juntando algunas hojas marchitas que están por un árbol.

—Al fin te encuentro, necesito un favor.

Rápidamente se da la vuelta y frunce el ceño mientras se señala a sí mismo.

—¿Un favor mío?

—Si, necesito que me lleves de nuevo a la plaza.

—No tengo más cosas que comprar, así que no creo que eso sea posible.

—Por favor, solo tengo que ver a mis nuevos amigos de nuevo.

—¿Segura que solo es por eso?

—También quiero ver a Paul.

—Eso si te lo creo.

—¿Entonces iremos?

—No puedo, Sol. Estoy juntando todas estas hojas.

—Te ayudaré.

Agarro el rastrillo que sujeta y a gran velocidad junto el resto de las hojas.

—Nunca conocí a alguien tan desesperada.

—No soy desesperada, solo tengo que volver a ver a ese chico.

—¿Por ser lindo?

—No solo por eso; sentí algo al momento de verlo, como si mi corazón se saliera del pecho y...

—O sea que casi te mueres de un ataque al corazón.

—Eres tan romántico.

Ríe y toma de nuevo el rastrillo para regresarlo a su lugar.

—¿Es que nunca te has sentido así por alguien?—le pregunto al seguirlo.

—La verdad si.

—¿Por quién?

—Por mi tía cuando descubrió que quebré su plato favorito cuando era un niño, corrí por toda la casa mientras ella me seguía furiosa.

—¡Hablo en serio, Dean!

—Veamos...—pone un gesto pensativo—quizá por una compañera que tuve en la escuela.

—Vamos progresando, ¿qué sentiste?

—Era bonita, creí que era lo más lindo que había visto en mi corta vida.

—¿Y?

—Y nada más—se encoge de hombros—. Se mudó al año siguiente a un país de Europa.

—Eso es triste.

—Pero volviendo al tema, ¿cómo sabes que Paul estará en la plaza?

—Intuición.

—¡Mira!—señala al suelo— un zapato.

—¿Qué tiene el zapato?

—Probablemente sea de él y te toque medirlo a todos los chicos para ver de quién es. Espera... creo que es de mi talla, casémonos.

—Estoy cuestionando sí solo yo conozco tu lado coqueto.

—Solo bromeo y lo sabes.

—Si, pero conozco a alguien a quien seguro le gustarían tus bromas...

—No me digas, ¿al futuro amor de mi vida que seguramente ya conozco?

—¡Si!

—¿Y te estás refiriendo a la chica que me presentaste ayer?

—Quizá...

—Ya te dije que no busco novia, Sol. Puedo ayudarte a encontrar a Paul y que juntos vivan en un feliz cuento de hadas, pero yo no.

—Eso dices ahora, pero he visto tantas películas en donde el chico cambia de opinión al rato.

—También he visto películas en donde salen dragones, pero no ves a ningún dragón por acá, ¿cierto?

Me cruzo de brazos, haciendo que mis pechos se presionen de forma inconsciente.

Por un segundo me parece ver a Dean dirigiendo su mirada a ellos, pero rápidamente la aparta y termina de guardar sus herramientas de jardinería.

***
Voy con tanta emoción que ni siquiera me siento cansada a pesar de estar caminando mucho.

—¿Y sí lo ves qué piensas hacer?, ¿declararle tu amor y decirle que quieres casarte y tener muchos hijos con él?

—Todo a su tiempo, Dean—niego—. Solo quiero conocerlo mejor y estar segura de que mi corazón no miente.

—Te escuchas como una princesa de Disney.

—No, porque yo no quiero esperar a que él llegue de la nada con un grupo de animales cantando mientras dice que me ama.

Eso lo hace reír.

—¿Entonces quieres conocerlo mejor en qué aspecto?—eleva ambas cejas.

—¡No seas un pervertido!, no estoy pensando en lo que sea que tú estás pensando.

—¿Y en qué crees que estoy pensando?

Ladeo la cabeza, ignorando su pregunta.

—¡Ay por Dios!—Summer me mira al llegar a la plaza y corre a abrazarme—, realmente estás aquí.

—Dije que volvería.

Dean permanece serio buscando algo con la mirada en toda la plaza.

Summer lo observa con admiración pura y vuelve a la realidad negando con la cabeza.

—Creo que ya sé por qué estás acá.—me da una sonrisa divertida.

—¿Eh?

—Estás buscando a Paul Davis y has convencido a mi amor imposible de venir contigo.

—¿Sabes sí el pasa por acá?

—¿Qué clase de chismosa del pueblo sería sí no lo supiera?

Jonah nos sorprende a ambas al aparecer de la nada con una sonrisa.

—Oh no, conozco esa expresión de maravilla—dice Summer, señalándolo—. ¿Con quién follaste ahora?

Jonah se encoge de hombros quitándole interés, pero luego nos jala a las dos del brazo para darle más emoción.




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