Es el último día de clases; ya se puede respirar el fin de semana. No veía la hora en que esta semana termine, más aún después de lo ocurrido ayer. Desde la nota en mi casillero, hasta el hecho de haber contado una parte de mi vida… Una de las peores tal vez. A Derek. Pero por más extraño que parezca, no me sentí mal al hacerlo. Fue como si una parte de mí, supiera que él me entendería, que sabría las palabras justas que debe decir.
La tarde de ayer luego de haberle contado lo ocurrido con mi hermano, Derek me dejó llorar en su pecho, me sostuvo cuando creí que el mundo bajo mis pies desaparecería. Se quedó conmigo hasta entrada la noche, hablando de nada pero diciendo mucho al mismo tiempo. Esa es una de las tantas razones por lo que me encanta sacarle fotografías; su presencia parece estar en armonía con el mundo entero. A pesar de esa coraza de hostilidad con la que se disfraza.
Bajo del auto con cansancio y más sueño del que debería y empiezo mi caminata por el campus, pasando junto a chicos cargando partituras o llevando lienzos en blanco y maletines de dibujo. En este lugar todo el mundo irradia una energía que en otra circunstancia consideraría reconfortante; pero no ahora cuando mi humor se encuentra tan negro. Estoy por llegar al salón de clases donde veré a primera hora Teoría de imagen y la cabellera oxigenada de Amber aparece en mi campo de visión obstruyendo el camino. Aquí vamos.
―¿Qué quieres Amber? ―La cortesía se quedó hoy en casa, realmente no estoy para sus estupideces.
La mala imitación de Barbie humana me mira y entorna ambos ojos en mi dirección. Una sonrisa burlona tomando forma en sus delgados labios pintados de rosa.
―Parece que alguien está de mal genio hoy.
Mi paciencia está a punto de llegar al límite. Hoy no es precisamente el día de molesten a Gabriel. Aún siento toda la mierda de la nota rondando en mi cabeza y avivando mi rabia, para ahora también tener que soportar los insultos de Amber. En otro momento habría dejado que dijera lo que quiera. Pero ahora no.
―Felicitaciones, eres perceptiva después de todo.
Su rostro se convierte en una mueca de desagrado y su cara enrojece al menos dos tonos debido a la rabia. En cambio en el mío se forma una sonrisa de suficiencia.
―Solo voy a decirlo una vez. ―Su voz sale más baja de lo normal y aunque me cueste admitirlo la rabia que se filtra en ella logra hacerme tragar―. Derek es mío. Aléjate de él.
Oh por Dios, casi quiero reirme en su cara ¿Todo este drama lo está haciendo por Derek? Sé que mis ojos deben estar tan incrédulos como lo está mi cerebro. ¿Qué le hace pensar que yo tengo algo que ver con el chico de hermosos ojos? más bien, por qué todo el mundo parece pensar lo mismo.
La risa se filtra de mis labios, mientras la observo marcar territorio cual perro en celo o en su caso…
―Tomo nota Amber ―digo antes de rodearla y seguir mi camino hasta el salón.
Puedo sentir los ojos de la rubia pegados a mi nuca hasta el momento en que atravieso la puerta y entro a la clase. Al hacerlo mi estómago da un brinco al ver al susodicho sentado en su asiento detrás del mío, regalándome la mejor de las sonrisas. Cada vez estoy más segura que el universo me odia. Mei me hace un guiño al pasar por su asiento haciendo que ponga los ojos en blanco; ella y sus teorías conspirativas. Y yo, para mí desgracia o bendición, comienzo a analizar la amenaza que acaba de darme Amber.
~~~***~~~
―¿Me estás diciendo que hace más de tres horas que esa perra te amenazó y tú apenas me lo dices? ―El grito de Mei resuena en toda la cafetería.
Justamente por esto era que no quería contarle. La boca de la asiática parece haberse desencajado y su mirada iracunda me indica que está por cometer asesinato en primer grado. Sin poder evitarlo, una pequeña sonrisa se apodera de mis labios. ¿Quién pensaría que esta chica podría ser tan intimidante?
―No había tenido tiempo ―miento, a la vez que empiezo a devorar mi emparedado.
Ella sabe que no es cierto, acabamos de ver dos clases juntas y justo por eso está a punto de protestar, pero la llegada de Nate y Derek con sus bandejas frente a nosotras la interrumpe. Bendito sea el cielo.
Los chicos toman asiento en la mesa. Nate junto a su novia y Derek a mi lado. Mi cuerpo se estremece como casi siempre que él está cerca e instintivamente mis ojos comienzan a escanear toda la cafetería hasta que llegan a su destino. Amber está viéndome como si quisiera enviarme a mejor vida. Rápidamente retiro mi mirada y me topo con los ojos enfurecidos de Mei. Mierda, ya no se cual de las dos es peor.
―¿Pasa algo? ―Derek me está viendo con el ceño fruncido y sé que está pensando que tiene que ver con la nota; por lo que me apresuro a sonreír y negar con la cabeza.
―Nada en absoluto.
El castaño no parece muy convencido con mi declaración, él se voltea para mirar a Mei y yo trato por todos los medios de pedirle en silencio o por telepatía que no diga nada. No vale la pena armar un drama por algo que haya dicho Amber. Al final parece funcionar porque la chica asiente con la cabeza y le da una sonrisa. Me hago una nota mental para agradecerle luego. Lo último que necesito es agregar más problemas a todo lo que me rodea.
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Editado: 18.05.2023