Dos semanas han pasado desde el incidente en la escuela y aún no he sabido nada del escritor. El periódico no ha vuelto a aparecer y eso ha sido como un respiro de aire fresco para mí. Al día siguiente del altercado luego que Derek se fuera de casa —se quedó conmigo toda la noche y se fue antes que papá lo viera— mi padre me dio una noticia que puso mi mundo de cabeza: Mi madre ha salido del hospital.
Desde la muerte de Davis ella no ha vuelto a ser la misma, por lo que un mes después luego que ella intentara asfixiarme mientras dormía, mi padre la internó en un centro de rehabilitación, ella por su parte se había negado a recibir visitas nuestras; hace poco más de un año que no sé nada de ella, por eso la noticia me ha resultado… impactante. Cuando le hablé a Derek sobre ella, él me dijo que era mejor no tener personas que me lastimaran cerca, que mi padre cumplía las dos caras perfectamente, y no puedo estar más de acuerdo con él mi padre es papá y mamá para mi; pero aún así no deja de dolerme. Antes que todo esto pasara a pesar de no tener la mejor relación, ella era mi mamá.
Desde ese día Derek no ha dejado de preguntarme cada dos por tres minutos cómo me siento. Me dan ganas de golpearlo y besarlo al mismo tiempo.
Por eso, el hecho que no haya habido rastro del escritor fantasma me hizo pensar por un doloroso segundo que pudo haberse asustado con lo ocurrido, que toda esta pesadilla tal vez había terminado y pasaría a ser un mal recuerdo. Pero lamentablemente eso no es lo que pasó.
Al terminar por fin la jornada salgo junto a Mei y Derek hacia el estacionamiento para buscar los carteles que hicimos anoche para animar a los chicos; nuevamente tienen partido y esta vez es contra un prestigioso equipo de Chicago, por lo que todo el mundo está como loco.
Al llegar al auto abro la puerta del baúl y lo primero que veo es el ya característico sobre rojo utilizado por el escritor, puesto sobre los afiches. Mi mente se queda en blanco y mi pulso se acelera impidiendo moverme por un instante ¿cómo demonios pudo haber llegado hasta aquí? mis ojos se mueven nerviosos por todo el estacionamiento sin tener idea de a quién estoy buscando. La voz de Derek a mi espalda me pone en alerta y antes que pueda verlo me apresuro a tomar el sobre lo más rápido posible y ocultarlo en el bolsillo del cardigan que traigo puesto; lo último que quiero es dañar la noche a los chicos con mi mierda. Ya me encargare de leerla después.
Derek llega a mi lado y deja caer un ruidoso beso en mi frente antes de tomar el cartel entre sus manos. Sus hermosos globos oculares quedan fijos en mí por un momento, y eso está haciendo que empiece a sentirme nerviosa.
—¿Está todo bien? —La cautela y la duda están claras en cada una de esas palabras, así que hago mi mejor esfuerzo por poner mis ojos en blanco y tomar el otro cartel del baúl.
—Empezaré a cobrarte por cada vez que me lo preguntes.
La expresión en el rostro de Derek se relaja, y es sustituida por una de arrogancia mientras se acerca peligrosamente hacia donde estoy.
—Yo podría hacer lo mismo por cada vez que te encuentro viéndome como si quisieras hacerme cosas pecaminosas, pequeña Gabe.
Mi boca cae abierta al escucharlo y mis ojos se han agrandado al menos dos palmos de su tamaño real. No puedo creer que él realmente haya dicho eso. Se podría decir que estamos yendo con calma en lo que respecta a la relación, hasta ahora hemos llegado — muy recientemente— hasta segunda base. Puedo sentir mi rostro burbujear de la sangre que se ha aglomerado en mis mejillas pero no sé si es a causa de la vergüenza o la rabia. Tal vez sea un poco de ambas.
—¡Yo no te miro de ninguna manera!
La indignación aflora en cada una de mis palabras, aun cuando soy muy consciente que sus palabras no son del todo falsas. Tal vez mis pensamientos no hayan sido los más indecentes, pero ciertamente no han sido fraternales. Pero es que ¿cómo evitarlo cuando parece un chico de calendario?
La sonrisa en el rostro de Derek se hace más grande al escucharme y una gran carcajada se escapa de su boca antes de conectar sus labios con los míos sin darme chance a soltar la protesta que está formándose en la punta de mi lengua.
Sus labios permanecen un instante fijos sobre los míos antes de morder sutilmente mi labio inferior en una invitación para dejarlo entrar y aunque sé que tal vez debería hacerme la difícil por lo que acaba de decir, no lo hago. En cambio separo mis labios y le permito profundizar el beso, puedo sentir la perfecta sincronía con que nuestras bocas se mueven, la manera en que su lengua roza la mía envía pequeños escalofríos por todo mi cuerpo que me hacen temblar de placer; es como si en estos momentos estuviéramos en otra dimensión, un lugar lejos de todo lo que nos rodea donde lo único que existe somos nosotros. Así es como sus besos me hacen sentir, así es como él me hace sentir; en otra galaxia.
—Oh por Dios ¿no pueden hacer eso en una habitación? —El grito horrorizado de Mei hace que una sonrisa se forme en mis labios y me separe con rapidez haciendo a eDerek soltar un gruñido.
Para estas alturas probablemente tenga el rostro mucho más rojo que hace un momento.
—Eres una envidiosa, Mei Leing, ¿lo sabías? —pregunta Derek mirando a la chica como si quisiera asesinarla.
—Solo digo, que no les vendría nada mal encerrarse en un cuarto acolchado chicos —dice antes de encogerse de hombros con una sonrisa de suficiencia en su rostro y tomar los carteles de mis manos para encaminarse a las gradas—. ¿Van a venir o no?
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Editado: 12.05.2025