Derek
Después de haber llegado a casa de Nate, desparramamos todos los papeles en el suelo de la sala y empezamos a buscar cualquier cosa que nos pueda dar un indicio de donde estaría Jenkins, pero no hemos encontrado nada y la desesperación ha empezado a hacerse visible en todos nosotros. Malcom se enfurruño y alegando que no podría funcionar bien si no descansaba terminó yéndose a su casa; Luke en cambio al igual que yo no ha dormido absolutamente nada y parecemos dos zombies, Mei tiene ojeras tan grandes en su rostro que parece haber envejecido varios años. Incluso Nate parece estar a punto de colapsar en cualquier momento.
Llevamos horas desde que llegamos a la casa tratando de hallar alguna pista que nos lleve a Gabriel, pero hasta ahora ha sido inútil. Aún no hemos podido acceder al computador de Jenkins porque se encuentra bloqueada y el programa que Nate ha utilizado para hackear la clave continúa cargando y no ha llegado ni al 40%, lo que nos deja únicamente con los documentos y fotos que sacamos de la casa; dejando escapar un suspiro vuelvo a tomar la carta del hospital entre mis manos y la leo nuevamente sin querer pensar en su significado.
Necesitamos hablar con el señor Blanchett cuanto antes, pero continua de viaje, justamente por el alta no autorizada de su esposa. Al final ni siquiera me entero en qué momento de la madrugada nos quedamos dormidos.
El sol golpea mi rostro de frente y siento como los músculos de mi cuello y espalda están totalmente doloridos debido a la posición en que me encuentro tirado en el suelo, muy lentamente voy abriendo mis ojos y me encuentro con un montón de papeles y fotografías desparramadas por todo mi alrededor. Me incorporo con dificultad y veo que a mi lado se encuentra Luke con la cabeza apoyada hacia atrás sobre el sofá, en una posición que resultará muy dolorosa cuando despierte; al otro lado de la sala Mei y Nate comparten espacio en uno de los sofás; la asiática está enterrando su rostro en el cuello de mi amigo y sujeta con fuerza los bordes de su camisa como queriendo evitar que se fuera… él nunca se iría.
Con mucho cuidado de no hacer ruido vuelvo a revisar las fotografías que sacamos la noche anterior de la pared en el garaje de Jenkins, todas las fotos las hemos impreso y las tenemos ahora regadas en el suelo. Mis ojos se pasean con detenimiento por cada una de ellas, pero no hay absolutamente nada que pueda decirme algo, no son más que recortes de periódicos sobre el asesinato de Davis, algunos del juicio y muchas otras sobre Gabe en distintos lugares del pueblo, en algunas se ve acompañada por su padre o nosotros pero en la mayoría está sola; lo que prueba que él la estaba siguiendo.
La única fotografía que no es de Gabe, es en la que aparece Jenkins, estaba puesta en el lugar exacto que marca River Hill’s en un mapa. El imbécil sale apoyado en un barandal de madera, de lo que parece ser el porche de alguna casa rústica, está sonriendo con todos los dientes hacia la cámara, mientras levanta una cerveza hacia quien quiera que lo esté fotografiando. Unas ganas inmensas de atravesar mi mano por la imagen y partirle los dientes se apodera de mí, pero antes que pueda romper la foto en un impulso, el timbre de la entrada suena con insistencia haciendo que todos los presentes se levanten con un sobresalto.
Malcom ha llegado con bolsas de comida y mucho café, lo cual agradezco enormemente pues estoy famélico y por la manera en que Luke acaba todo lo que hay en las bolsas supongo que se encuentra igual.
—¿Han podido encontrar algo? —pregunta Malcom, revisando los papeles en el suelo.—¿Ya tenemos la contraseña de la computadora?
—Se encuentra en el 88%—Dice Nate, frustrado—No soy un experto hackeando cosas, lo estoy haciendo lo mejor que puedo
—Lo sabemos—Se apresura a decir Mei, antes de darle un beso en los labios e inclinarse para tomar un café de los que ha traído Malcom.
Dejando salir un suspiro, paso las manos con insistencia por mi cabello, porque realmente no se que hacer, y me carcome la idea de estar aquí sin hacer nada, mientras que Gabe puede estar en peligro; niego con la cabeza antes de tomar una de las fotografías de Gabe del suelo.
Mientras la observo una idea se va formando en mi mente. En la foto está Gabe en el lago al que fuimos el primer día. De repente me siento estúpido por no haberlo pensado antes.
—Tal vez debamos recorrer todos estos lugares en que él la fotografió, solo para descartar que pueda estar escondiéndose allí —digo, sintiendo mi pecho acelerado y en el acto tres pares de ojos se posan sobre mí, antes de ponerse todos de pie de un salto.
—¡Maldición! —profiere Nate, para sorpresa de todos antes de tomar su abrigo y llaves auto—. Vamos a dividirnos.
Y eso es justo lo que hacemos.
Pasamos las siguientes tres horas recorriendo el pueblo entero. Luke, Malcom y yo hemos estado buscando en el interior del bosque y el lago, mientras que Nate y Mei, recorren el pueblo entero preguntando sutilmente si han visto a Gabriel, o al profesor Jenkins pero como ya lo sospechaba no hay rastro de ellos. No pensé realmente que Jenkins fuera a estar en los alrededores, este es un pueblo demasiado pequeño para intentar ocultar a alguien, a menos que tenga ayuda de alguien más, pero entonces la pregunta sería ¿de quién? Y de ser así, la podrían estar ocultando en cualquier parte frente a nuestras narices.
De regreso a la casa de Nate, ya es pasado el mediodía y Malcom no ha dejado de insistir en que debimos ir inmediatamente a la policía en cuanto Jenkins se llevó a Gabriel. Pero eso es algo que no puedo hacer, no sin antes haberle dicho todo lo que está ocurriendo a su padre, esta debe ser su decisión. Peter Blanchett salió de viaje hacia Manhattan el mismo día del partido por un asunto de la madre de Gabe y esa es otra de las razones por la que prefiero esperarlo, tal vez él podría ayudarnos a entender que hacía Jenkins con una carta del Hospital en que se encuentra su esposa.
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Editado: 12.05.2025