Derek
Convencer al señor Peter que nos permitiera ayudar en la búsqueda de Gabriel resultó mucho más fácil de lo que esperábamos, pues gracias a Kevin, quien se encargó de avisarle de nuestro viaje y ponerlo al día sobre nuestra determinación de ir tras Jenkins, el hombre no tuvo más remedio que aceptar que lo acompañaramos. Aunque nada nos preparó para la sorpresa inicial que nos llevamos al toparnos con la mirada ceñuda del padre de Gabriel cuando bajamos del avión en Vermont. Tuvimos que soportar sus regaños durante la media hora que demoramos en llegar al hotel en que se estaba hospedando y nos advirtió que si íbamos a ser parte de esto, debíamos obedecer cada una de las órdenes que nos diera. Ninguno puso objeción alguna al respecto, pero estoy seguro que a los dos se nos hará difícil obedecer al pie de la letra lo que nos diga.
La mañana se fue más rápido de lo que pensaba y cuando los rayos del sol estuvieron en su punto más fuerte, nosotros ya nos encontrábamos listos para dirigirnos a la casa veraniega donde seguramente estaba recluida Gabriel. El señor Peter había establecido un plan desde antes que nosotros llegáramos y al parecer el abuelo Lovales estaba implicado, aunque aún no nos había dicho de qué manera.
El padre de Gabriel rentó un auto en Manhattan y lo utilizó para llegar hasta Vermont, donde se ha limitado a utilizar únicamente efectivo, no quiere que nadie pueda situarlo de manera contundente en el lugar; razón por la cual el hotel en que nos quedamos, aplica más en el término de hostal.
Toda la situación se ha ido volviendo cada vez más tensa a medida que nos acercamos a nuestro destino y sería estúpido negar que siento miedo. La determinación del señor Peter algunas veces llega asustarme. En sus palabras: “está dispuesto a recuperar a su hija por los medios que sean”. Aunque siendo sincero no son sus palabras lo que realmente me asusta, sino saber que yo pienso exactamente lo mismo, que ese es también mi objetivo y que tengo la certeza que cruzaré cualquier límite establecido por la ley o Dios para recuperarla.
Nos encontramos en un sector montañoso rodeado de árboles donde las pocas viviendas veraniegas que hemos visto se encuentran a kilómetros de distancia la una de la otra; el auto va aminorando cada vez más la velocidad hasta que se detiene por completo a unos siete metros de la entrada principal de una linda casa de madera. La misma que vi anteriormente en los álbumes de fotos de Jenkins. Escucho como Luke toma una respiración profunda desde el asiento de atrás y por el espejo retrovisor veo como sus manos se abren y cierran repetidas veces. Sé cómo se siente, lo entiendo perfectamente porque justo en este momento creo que podría vomitar debido a los nervios y la ansiedad. El corazón me esta latiendo desaforado dentro del pecho y por alguna razón los sonidos a mi alrededor parecen haberse reducido al mínimo, lo único que escucho es el tumbar en mi pecho: Pum, Pum, Pum… Me concentro en contar mis latidos y me recuerdo respirar por la boca, relajar mis músculos y sobre todo, evitar entrar en pánico.
Mis ojos se desvían a donde Peter se encuentra. Sus ojos no miran la casa sino más allá, hacia el camino circundante en la carretera.
—¿Qué estamos esperando?— Pese a los nervios, me encuentro ansioso por recuperar a Gabriel, no quiero que pase un solo segundo más en ese lugar.
El padre de Gabe me da una mirada de soslayo antes volver a mirar la carretera con detenimiento. Sus manos continuan sosteniendo con firmeza el manubrio y todo su cuerpo denota lo tenso que está.
— Los refuerzos — Dice con una tranquilidad que no refleja— deben estar a punto de llegar.
Tanto Luke como yo, nos encontramos pasmados mientras observamos con la boca abierta al señor Peter. Antes que pueda hacer las cientos de preguntas que están formándose en la punta de mi lengua, Luke se me adelanta.
—¿Refuerzos? — La sorpresa es palpable en su tono de voz— ¿desde cuando tenemos refuerzos?
Mis ojos continuan fijos en Peter, expectantes a la respuesta que va a darnos. No puedo creer que haya más gente implicada en este plan y él no haya considerado importante el hecho de decirnos. La sorpresa inicial se ha ido transformando en rabia con cada segundo que pasa y el padre de Gabe no contesta.
—¡Desde cuando!— Mi voz sale más enojada y fuerte de lo que debería; estoy a punto de perder los estribos como este hombre no hable.
Si queremos que el plan de resultado y podamos irnos de aquí con Gabriel junto a nosotros, lo más lógico es que todos estemos en la misma página. Evitar decirnos una información como esta nos deja mal parados a Luke y a mi; no sabemos qué vamos a encontrar allí dentro y si aparte tampoco sabemos quienes están de nuestro lado, entonces todo puede irse a la mierda.
Él debió haber notado la rabia en mi mirada, porque dando un vistazo a Luke en la parte trasera del auto, se acomodó un poco en su asiento antes de contestar.
—Desde que el abuelo de Nataniel, el señor William, se puso en contacto con ellos y les contó la situación: yo tampoco los conozco solo hemos hablado por teléfono y por medio del señor Lovales — Mi boca está totalmente abierta, mi cuerpo se ha quedado de piedra mientras observo al señor Peter.— Al parecer sus ex-compañeros de trabajo van a ayudarnos.
— ¿Sabe usted que esos compañeros deben ser veteranos y federales retirados? — Luke hace la pregunta antes que yo pueda siquiera reaccionar.
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Editado: 12.05.2025