Inefable, lo que creíamos perdido

36. Nada que perdonar

Despertar hace dos días en el hospital luego de todo lo sucedido ha sido como despertar de una pesadilla; los monstruos que me acechaban ya no están a la vista, pero la sensación de pánico e incertidumbre perdura en mi mente y en mi piel durante un tiempo; en especial luego que mi padre me explique cómo fue que llegó hasta Jenkins, la ayuda que recibió por parte de los chicos y del abuelo de Nate, quien me dijo fue el responsable de los hombres armados que vi en la cabaña y que ahora nos están ayudando con la versión oficial de la policía haciendo ver todo como un operativo legal de rescate. Además está el hecho del cadáver que hallaron dentro de un congelador en el sótano donde me tenían recluida.Para mi horror y sorpresa se trata del antiguo entrenador de la Academia, quien fue reportado como desaparecido hace casi seis meses.

Tener que revivir todo lo ocurrido en aquel lugar, ver el dolor en el rostro de mi padre mientras me escuchaba, la ira en sus ojos cuando me curaban las heridas ha sido para mi una nueva tortura. Por algo se dice que ver a las personas que amas sufrir, es una manera de tortura mucho más eficiente que cualquier herida física. Y como si esto no fuera suficientemente doloroso, aun queda el hecho que mi madre está muerta. Por un momento creí al despertar que todo había sido producto de mi mente, que ella no había muerto y que se encontraba como yo, recuperándose en el hospital, pero no es así. Ella está muerta, ha muerto igual que Davis por salvarme a mí; pero aunque la historia se repite, esta vez no siento culpa, solo dolor, un dolor tan profundo y desgarrador que no se si puede llegar a irse en algún momento.

Ahora estamos de regreso en mi antigua casa en Manhattan para su entierro; la enterraremos junto a Davis en una ceremonia donde asistirán un montón de personas a los que no me interesa ver y que no merecen estar ahí porque nunca les importó lo que fuera de ella, ni mucho menos lo que fuera de mi. Mientras me observo en el espejo, detallo el vestido negro que cae en volados sobre mis rodillas y la cola alta que recoge mi cabello dejando a la vista un rostro más delgado de lo habitual; las ojeras siguen marcadas bajo mis ojos en un leve tono morado y en mis muñecas las heridas continuan sanando. No he separado los ojos de mi reflejo hasta que siento el dolor en mis manos a causa de las uñas enterrándose en mi piel y es justo en ese momento cuando me doy cuenta que estoy enojada.

Enojada con aquellos que fingen dolor, enojada con la vida por haberme castigado de esta manera, enojada con la muerte por permanecer tan cerca de mí, volando como un buitre sobre su presa salpicando mi felicidad, enojada por Derek, porque tuvo que hacer algo horrible para recatarme y ni siquiera he podido verlo desde lo ocurrido. Ni al él ni Luke. Ellos tuvieron que abandonar la cabaña antes que la policía llegara pues no había manera legal de justificar su presencia y mi padre no ha dejado que fueran al hospital a verme para evitar cualquier sospecha, pero él no entiende que ahora mismo eso me tiene sin cuidado, yo necesito saber como está. Cómo está de verdad, porque aunque mi padre diga que lo está llevando bien, tomar una vida puede dejar grandes secuelas en la persona, sin importar que la vida en cuestión perteneciera a una basura como Steven Jenkins.

Ni siquiera me doy cuenta que estoy temblando hasta que escucho un alboroto proveniente de afuera de la habitación y vuelvo a ser consciente de lo que me rodea. Los pasos se sienten cada vez más cerca y entre el barullo reconozco la voz baja de mi padre tratando de razonar con alguien; es entonces cuando lo escucho. La voz de Derek llegá alta y clara a mis oídos ocasionando que mi corazón se estruje y mis sentidos se disparen.

Puedo sentir como los latidos se me aceleran y la respiración se me atasca por el simple hecho de saberlo tan cerca, estoy por atravesar la habitación para ir a su encuentro cuando la puerta es abierta de sopetón y un despeinado Derek aparece en el umbral cerrando con llave la estancia. Al girarse, sus ojos quedan fijos en los míos y es como si todo a mi alrededor desapareciera, todo menos nosotros. Porque es solo en estos momentos cuando lo miro que todo vuelve a tener sentido, es aquí perdiéndome en su mirada que recuerdo que soy fuerte y que quiero vivir.

Entonces como si de magnetismo se tratara atravieso la habitación y me lanzo a sus brazos.

Los brazos de Derek me sostienen con fuerza y yo me aferró a él como si temiera que pudiera desaparecer en cualquier momento. Ninguno de los dos ha dicho una sola palabra, simplemente nos sostenemos y sé que él necesita de este abrazo tanto como yo; nuestros cuerpos están tan cerca que no puedo decir quién de los dos es el que está está temblando o si somos ambos, pero tampoco me importa, lo único que me importa es que él está aquí conmigo.

Un sollozo escapa de mis labios y Derek me aprieta más fuerte contra su pecho antes de separarme unos centímetros y acunar mi rostro entre sus manos. Sus ojos recorren cada centímetro de mi cara como si quisiera cerciorarse que realmente me encuentro bien, completa; puedo ver todas sus emociones plasmadas en su mirada, desbordándose por esos hermosos orbes azules. Una sonrisa temblorosa se posa en mi rostro y él me la regresa sin dudar.

—Te he echado de menos, acosadora— Su voz tiene un matiz de miedo y anhelo que hace que todo mi cuerpo tiemble.

Llevo una de mis manos a su rostro y acaricio su mejilla con ternura, delineo lentamente el contorno de su rostro, bajando por la curva de su nariz, trazando sus labios con mis dedos y siguiendo la forma marcada de su mandíbula. Él cierra los ojos bajo mi toque y suspira; puedo notar como la tensión va abandonando poco a poco su cuerpo y sus músculos se van relajando, me acerco un poco más hasta sentir su respiración chocar contra mis labios y esta vez soy yo quien acuna su rostro entre mis manos.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.