Despertamos a las cinco de la mañana y abordamos el avión rumbo al Eastern West Virginia Regional Airport a las seis y media para aterrizar en la ciudad de Martinsburg a las siete y cincuenta y ocho, desde ahí tomamos el auto de Luke que continuaba en el parqueadero —haciendo crecer una cuenta generosa de dinero—y partimos hasta River Hills. Todo la ciudad está invadida por el aire festivo que atestigua que se avecinan las fiestas, me sorprendo al darme cuenta que ni siquiera había pensado en eso; falta menos de un mes para navidad.
El trayecto hasta la casa es corto y más silencioso de lo que esperaba y aunque creí que Luke iría directo a su casa, me sorprendo al ver que nos dirigimos todos hacia la mía. Antes que Luke puede parquear el vehículo, cuatro figuras aparecen corriendo desde la casa vecina sosteniendo un enorme cartel blanco con letras azules en que se lee: Bienvenida a Casa Gabriel. Y Nate, Malcom y Mei Leing llevando de la mano al pequeño Max nos reciben con sonrisas enormes en sus rostros.
Estoy paralizada en el asiento trasero del auto con el corazón acelerado y tratando de mantener las tontas lágrimas a raya. A mi lado Derek se ríe, abre la puerta del auto y tiende una mano en mi dirección para ayudarme a bajar. Cuando lo hago pasa su brazo sobre mis hombros y caminamos hasta donde los chicos se encuentran. Nada más dar dos pasos y Mei se lanza sobre mi y llora con fuerza mientras me estruja, yo tambien lloro y la estrujo de vuelta. No pasa mucho para que Nate y Malcom se unan al abrazo. Nunca pense que encontraria personas tan valiosas mientras me refugiaba en un lugar intentando escapar. Ellos han sido el mejor obsequio que la vida me ha podido dar.
Cuando Mei me libera corre para lanzarse sobre Luke que la recibe con una de sus grandes sonrisas en el rostro. Busco con la mirada a Derek y lo encuentro llevando en brazos a una pequeña copia de él. El niño se ve sumamente feliz de verlo y ahí, en ese instante, mientras veo su rostro dividido por una sonrisa enorme me hago la promesa de ayudarle a superar toda la situación de su madre, tal como él me ayudó a afrontar mis problemas. Mi mirada se desvían y se encuentra con la de mi padre, quien observa la escena con una sonrisa cálida en su rostro, los ojos enrojecidos y una expresión de gratitud reflejada en cada gesto. Camino hasta donde él se encuentra y enredo mi brazo en su cintura y él pasa el suyo sobre mis hombros.
—Al final no estuvo tan mal darles una oportunidad ¿verdad?
Mis ojos van de inmediato hacia los de papá y lo encuentro sonriéndome. Regreso la vista a los chicos frente a mi que se abrazan y ríen y lloran en el porche de mi casa y pienso que quizás haberles dado la oportunidad fue la primera acción acertada que tuve en mucho tiempo. Un par de orbes azules se fijan en mí y una sonrisa se abre paso en mi rostro cuando veo a Derek caminar en mi dirección.
—No, no estuvo para nada mal.
Papá se pierde dentro de la casa e invita a los chicos a acompañarlo a buscar algo para comer, todos lo siguen y Mei Leing toma al pequeño Max en brazos dejándome a solas con Derek. Antes que el cabello oscuro de Mei se haya perdido dentro de la casa, Derek ya me tiene sujeta de la cintura, mi rostro descansando en la curvatura de su cuello, su aroma a cítricos y madera impregnando mis sentidos.
—¿En qué piensas?— Su voz gruesa llena mis oídos y la vibración de su pecho bajo mi rostro me hace estremecer.
Dejo salir un suspiro y me aferró con más fuerza a su cuerpo antes de inclinar la cabeza para verlo a los ojos. Tiene una mirada curiosa y esa sonrisa traviesa que nubla mis sentidos decorando sus labios.
—Pienso en todo lo que ha pasado desde mi llegada a River Hills, como mi vida ha cambiado, yo he cambiado.— Cierro los ojos y dejo que una sonrisa llene mi rostro. Cuando abro nuevamente los ojos y veo el rostro de Derek a centímetros del mío, las palabras simplemente se resbalan de mis labios— Pienso en nosotros, y en cómo estoy perdidamente enamorada ti.— Veo la sorpresa en sus ojos, luego la emoción y finalmente el amor atravesando su mirada como un rayo al escucharme—Lo que dije en el entierro era verdad, quiero vivir, lo que no dije ahí es que quiero hacerlo a tu lado.
Los labios de Derek se apoderan de los mios tan rapido que demoro unos segundos en reaccionar, pero lo hago. Enredo mis dedos en los rizos oscuros de su cabello, mis labios se mueven en una sincronía alucinante bajo los suyos. Su lengua haciendo corto circuito en mi cuerpo, enviando electricidad a cada una de mis terminaciones nerviosas, consiguiendo que un sonido estrangulado abandoné mis labios en el momento en que el beso termina, dejando mi cuerpo hecho gelatina.
—Me alegra escuchar eso cariño, porque no tengo ninguna intención de alejarme de ti.
Y es ahí, en ese momento, cuando me doy cuenta que estoy haciendo un nuevo capítulo en mi vida. Uno donde los monstruos bajo mis párpados ya no están, donde los temores y secretos han sido reemplazados por amigos, por amor y esperanza; un capitulo en donde simplemente soy Gabriel Blanchett una chica enamorada decidida a recuperar todo aquello que creía perdido.
FIN
.....
¡¡¡ESPEREN EL EPÍLOGO!!!
Muchas gracias por leer y darme su voto :)
#3191 en Joven Adulto
#16793 en Novela romántica
misterio romance secretos intriga, primer amor joven, amistad amor perdidas dolor y venganza
Editado: 12.05.2025