¿Cómo puede un aroma tan espectacular, cegarme en momentos de guerra? La verdad no lo se, pero desde que lo conocí, estoy atrapada en ese hombre que tan diferente e igual de mi es.
Desde que tengo uso de memoria, he estado atrapada en las garras de la sociedad humana. Una sociedad que trata a los vampiros como si no tuviéramos ningún valor, todo por ser diferentes.
Hace miles de años, los humanos comenzaron a mutar y los convirtieron en bestias con instintos asesinos, unos completos depredadores. Al final la raza humana se salvó, todo gracias a unos humanos mutados que no habían perdido su humanidad. Muchos pueden preguntarse a que se debe esto y la razón es muy simple. Cuando un humano pierde su humanidad y se llena de odio, muchas veces puede llegar al limite de matar y si le sumamos a esto, habilidades propias de un ser inmortal, creo que es clara la razón.
Cuando la persona atrapada en esta mutación, tiene al alma repleta de odio, es probable que se convierta en una maquina de matar. En cambio, los humanos mutados que salvaron la raza humana, eran personas sin una pizca de odio en sus almas y por eso fue fácil para ellos dominarse a si mismos. Ellos acabaron con la raza malvada de humanos mutantes, pero salvaron a esos que ellos consideraron que aún tenían esperanza.
Los humanos claramente no estaban contentos, temían que darle libertad a estos monstruos, pudiera tener malas repercusiones en el futuro. Pero la primer mujer vampira de la historia, decidió crear una escuela y poder enseñarle a estos vampiros a controlar sus defectos y de está manera, no ser un peligro para la sociedad. Se hizo una prueba y los vampiros pasaron con éxito, de está manera se fundó “Vampimencia”. Una escuela a la que todo vampiro está obligado a ir, si quiere formar parte de la sociedad y unirse a los humanos.
Todos los vampiros tenemos una “V” roja, en todas nuestras pertenencias que nos marca como vampiros. Se supone que si nos graduamos con éxito de la escuela, esta letra es borrada de todos nuestros documentos y quitada de nuestras pertenecías. Podemos fusionarnos con los humanos y no estamos obligados a mostrar nuestra raza ante ellos, solo si lo queremos. Graduarse de la escuela, demuestra que eres totalmente inofensivo y que puedes controlar tus habilidades.
Aunque no todos los vampiros están a favor de lo que el gobierno humano decidió. Existe una pequeña organización secreta de vampiros, que quieren destruir nuestra escuela. Ellos creen que solo ambientamos la falta de derechos, de impunidad y maltrato en contra de los vampiros. Una especie de humanos diferentes y que somos condenados a ser menospreciados por los otros. Pero siempre intentamos ignorarlos, aunque sabemos que algún día llegará el momento de acabarlos. Son demasiado extremistas y la razón de que no podamos andar libremente en público.
Este año me toca arrancar mi primer año como estudiante, tengo apenas catorce años y ya estoy listo para ser parte de esta escuela.
Entre en la estación de tren y un guardia se acerco a mi rápidamente. Este observó la pulsera en mi muñeca y me dejó acceder. Está pulsera es para limitar tus habilidades de vampiro y disminuir tu sed de sangre, no es más que eso. Se supone que podremos quitárnosla cuando nos graduemos de la escuela.
Mientras caminaba buscando un lugar donde sentarme, tuve la mala suerte de chocarme con un chico y acabar derribada en el suelo. No sabía a primera vista quien era este chico, pero al ver que no traía una pulsera, aunque si tenía la letra “V” bordada en su ropa. Me hizo darme cuenta que se trataba de un mitad humano. Por si no lo saben, en esta escuela, cuanta más humanidad tengas en tú familia, más puro eres y cuanta más sangre vampira en tú familia, más impuro eres.
—Deberías tener más cuidado por donde caminas, ¿acaso eres… —se detuvo un segundo al observar mi pulsera y ver el numero uno escrito en ella— Asquerosa impura, no me extraña esa torpeza —dijo el riendo y sus amigos le siguieron el juego.
En eso un chico lo detiene y esto hace que el chico matón, se vaya de inmediato. Cuando vi al chico, supe de inmediato quien era. Es hijo de unos amigos de mis papás, aunque estos fallecieron hace muchos años y el vive con sus tíos fuera de la ciudad. Es alguien bastante simpático a decir verdad, aunque no le veo hace más de cuatro años.
—Ven Delia, siento todo esto —susurró el y me llevó con el a su asiento.
—¿Quién era ese chico? —pregunté de repente, la verdad es que nunca había oído de el entre mis padres.
—Es David, el único hijo de un padre vampiro y una madre humana. Por eso se cree gran cosa, la verdad es un problema y lo mejor es que evites estar cerca de el o sino no sobrevivirás aquí —explicó el y yo me sentí totalmente fuera de mi sitio.
En cuanto llegamos, tuve la mala suerte de volver a toparme con ese chico y fue en el momento en que lo vi, que recordé de el. Tengo entendido que pertenece a una familia prominente de humanos, que poseen un total rechazo hacía los vampiros. Se supone que su nacimiento, fue un descuido por parte de su familia y la madre de este acabo estando con un vampiro estando casada y aunque quisieron hacer de cuenta que nada pasaba, lamentablemente para ellos, David era un medio vampiro.
—Llega tarde señorita Davee —dijo de repente el profesor de historia con una mala mirada.
—No se podía esperar otra cosa de la asquerosa impura, aunque nos habría hecho un favor si se iba por donde venía —escuché que decía David y en ese momento pensé en la mala suerte que tenía por compartir clases con el.
—Silencio todos. Como estaba diciendo, para el examen del primer semestre, seré bastante sencillo. Tendrán que realizar una presentación sobre la historia de los vampiros y de está escuela. Lo harán en parejas —comenzó a decir seguro el profesor.
No lo podía creer, era nuestro primer día de clases. Había que tenido que soportar las humillaciones y declaraciones de odio por parte de David y ahora me tocaba hacer un trabajo en parejas con un gran porcentaje del promedio final, me estaba sofocando por completo. No sabía hasta que punto las cosas irían a bien, después de todo, esto es un extraño porcentaje de cómo será el mundo una vez nos graduemos en cuatro años.