Todo el ambiente se volvió tenso luego de esa revelación, en especial yo. Nunca había creído, ni en el sueño más loco, que me tocaría hacer mi tarea con alguien que me odia al límite de David. Claramente las cosas no iban a ser fáciles y solo me tomó observar un minuto a mi odioso compañero, para saber lo poco dispuesto que estaba y eso estaba comenzando a darme mucho miedo.
—No puede ponerme con esa asquerosa impura —las palabras de David mostraban desagrado y lo que más me hirió, fue la mirada comprensiva del profesor.
—Yo tampoco quiero estar con el —hablé más calmada, por la forma en que miró a David, me quedó claro que hay favoritismo.
—El sorteo esta hecho, así salió y así se quedan —habló serio y nos indico que nos sentemos, mientras el continuaba con el sorteo ya que quedaban cuatro chicos más.
¡Esto es muy incomodo!
Esperar en la biblioteca a que mi compañero apareciera, solo hizo que mis miedos se multiplicaran y me causara una extraña sensación. Nunca había estado tan nerviosa de algo como ahora, pero la verdad es que no había mucho que hacer. En eso lo veo venir, tenía la mirada caída y unas pocas ganas de verme, todo demasiado evidente, aunque sabía que tampoco tenía muchas opciones y hacer enojar al profesor más conflictivo que tengo, no era mi idea de opción.
—David —nerviosismo y el simplemente se sentó ignorándome.
—Hola —soltó con una especie de gruñido y yo ya no supe que más hacer.
—Estaba pensando que podíamos hacer una maqueta o un vídeo con imagenes, para explicar los tipos de vampiros que existen —comencé a decir, pero pude ver que claramente no estaba interesado en nada de lo que decía.
—Como digas, tú eres la cerebrito, no yo —contestó el, ahora parecía menos grosero que antes.
—¿Qué te parece si tu hablas de los vampiros puros y mestizos? —pregunté calmada, quería evitarle el tener que hablar de los impuros.
—Como quieras —soltó de nuevo y realmente sentía que las cosas no funcionarían como debían.
—No te preocupes, yo haré la parte teórica —pensé que ya que le molestaba pasar tiempo conmigo, le evitaría las molestias.
—¿Y dejar que hagas un pésimo trabajo? Claro que no, yo haré mi parte y tú harás la tuya, problema resuelto —dijo el y yo simplemente asentí.
—¿Podrías bajar el libro de historia? —pregunté tranquila y el asintió de mala gana.
Con mucha molestia se subió a la escalera y empezó a buscar el libro mientras yo sacaba los cuadernos para tomar algunas notas. De repente siento un sonido que me impacta y me pone en alerta. Al ser un vampiro, tengo habilidades que los humanos no, como un oído súper agudo, entre otras cosas. Una habilidad que tengo más desarrollada que David, quien es hijo de un único padre vampiro y debido a eso, solo tiene un miembro vampiro en su humana familia. Yo vengo de una larga generación de vampiros.
De repente me di cuenta de lo que pasaba y terminé lanzando la mesa a un lado cuando quise atrapar a David, quien indudablemente había caído de la escalera. Cuando lo sujeté con mis brazos, fui consiente de que mi fuerza era superior a la suya, pero presumir no es lo mío. Esos minutos en los que estuvimos en esa extraña posición, pasaron bastantes cosas que me da vergüenza recordar.
En primer lugar estaba su olor, ese aroma tan humano y tan propio de el que tenía. Cada ser en la tierra tiene un aroma y es aroma los caracteriza de otros seres de su misma especie. El aroma que tenía David era hechizante, no diré que es una droga porque no. En mi caso todos los aromas humanos son una droga, además mi pulsera maneja eso, pero lo que estaba experimentando con David era algo diferente. Un fuerte deseo estaba creciendo en mi interior y no era precisamente su sangre lo que me estaba afectando. En ese momento un pequeño flash me congeló entera.
Recuerdo que de niña tenia una muñeca, tan pequeña y tan querida. Recuerdo que la hice volar en pedazos accidentalmente cuando practicaba mis hechizos. Aun recuerdo las palabras de mamá
“A veces pasan cosas que nos demuestran que nuestra infancia llego a su fin”
—Delia —escuché una voz entre las rejas, pero no cualquier voz sino una verdaderamente fuerte.
Abrí mis ojos que hasta entonces habían estado cerrados, me concentre en ese cabello rubio que me miraba entre los barrotes. Con su mano me indicaba acercarme, pero yo simplemente me sentía desgastada y cansada, me dolía el cuerpo si, pero el dolor mas fuerte que sentía era emocional.
—Delia, no puedo ir hasta ti. Por favor intenta acercarte —insistió el, yo me limite a parpadear varias veces. Las lágrimas no me dejaban ver con claridad.
El insistía con su mano mientras miraba a su alrededor, decidí complacerle y a duras penas me esforcé por quitar mi cuerpo de la pared en la que estaba apoyada. Inevitablemente caí en el suelo, me di un fuerte golpe en la mandíbula. Ayudándome con las manos, me arrastre hasta la reja.
Fuertemente me sostuve de los barrotes, mientras el metía sus manos para ayudarme a incorporarme. Me deje caer sobre la reja, el me observaba con tristeza mientras abría una bolsa de plástico y sacaba algo que parecía comida, torta o algo así.
—Te traje comida Delia, estas muy débil, necesitas comer —me insistía el, al ver que yo me negaba a comer nada.
—No quiero nada David —lentamente pronuncié las palabras, me costaba tanto hablar.
—Tienes que comer y no acepto un no por respuesta —sus preciosos ojos me miraban con preocupación. Parecía triste y yo aquí siendo testigo de su pesar.
El comenzó a cortar con sus manos, la torta en pedazos pequeños. Llevo uno a uno los trozos a mi boca y hacia gestos para que yo comiera. Aunque eran unos gestos bastante graciosos, no tenia la energía suficiente para reírme
—Lo siento tanto, yo soy el culpable de que estés así —sus palabras me sorprendieron, abrí un poco mas mis ojos para verlo con claridad, el seguía siendo el mismo chico, solo que ahora más vulnerable.