Inesperadamente Usted

CAPÍTULO 7: EL BESO

Y ahí estaba yo, con un hombre de 24 años sobre mí, mientras Yaolin corría desesperado a empujarlo.

-¿Qué cree que hace? (dijo Yaolin) Acaba de besar a mi novia y sigue sobre ella.

-¿Tu qué? (Respondí enojada mientras aventaba al suelo al profesor).

-¡Gideon! (Grito la mesera mientras corría a ayudarlo). Voy a pedirle que se retire, ya hizo mucho alboroto aquí jovencito (le dijo a Yaolin mientras lo sacaba).

-Maeve tienes que venir conmigo.

-Yaolin ni siquiera sé qué haces aquí, será mejor que te vayas.

-Memev, ¿estás bien? Tu labio está sangrando (dijo Luisa).

-Sí, estoy bien. El chavo que se acaba de ir es Yaolin, ¿puedes ayudarme con él?

Para este punto, no sabía qué horas atrás Yaolin y Luisa se habían conocido. Mi única preocupación era salir de ahí sin que la gente me prestara atención y la presencia de Yaolin era realmente escandalosa.

-¿Qué te paso ahí dentro? Se suponía que tú estarías a su lado con el collar. La vi a ella, vi su collar, pero no eras tú quien lo tenía.

-Luisa, perdón. No sabía que el vendría con el collar.

-No soy yo quien necesita una disculpa. Éste lugar está repleto de estudiantes y gracias a ti ella está en la mira de todos.

La verdad, ser el centro de atención nunca fue lo mío. Yo era de pasar por los pasillos sin ser notada y ahora todos fueron testigos de, lo que podría llamar, mi primer beso.

-Profesor, de verdad, siento mucho si lo lastime.

-Estoy más preocupado por ti. ¿Te llevo a tu casa?

-No es necesario, tomare el autobús.

-Ahora que se quién eres no puedo dejarte sola en ningún momento.

-¿Quién soy?

-La primera persona de la que me enamoré.

-Bueno, eso fue hace mucho tiempo.

-Haré un trato contigo. Ya que no soy tu profesor, llámame Gideon.

-Me parece difícil.

-Fue muy natural antes de saber quién era.

-Inténtalo, si en algún momento te doy clase, te dejaré llamarme profesor. A demás nos acabamos de besar.

-Perdone, que no lo cuente como un beso.  Pero me niego a creer que ese fue mi primer beso.

-Puedo intentar mejorar la experiencia.

-Profesor, será mejor que me retire.

-Espera (dijo mientras tomaba mi mano y jalaba hacia él). De verdad no puedo dejar que tu primer beso sea una experiencia tan amarga.

-No se preocupe por mí, algún día lo resolveré.

Para este punto el profesor me tenía acorralada entre la pared y la proximidad entre nuestros labios. Estaba tan cerca de cruzar la línea entre lo saludable y lo dañino, a punto de ser yo la que estirara mi cuello para que nuestros labios se alcanzaran, cuando una voz grito su nombre de lejos. Esa voz arecía tener un gran impacto en él, porque a penas la escucho me soltó, tan bruscamente como cuando yo lo dejé caer.

-Gideon, mi amor. Cariño, ¿Dónde estás?

-¿Mamá? (Respondió el profesor).

-¿Quién es la señorita?

-Es Azahara, una amiga.

-¿Amiga? Creí que era una fuerte razón para que en ésta semana que ha pasado, desde que regresaste, no me llamaras o visitaras.

-Me tengo que ir, es tarde y mi casa está lejos (dije tratando de alejarme del incomodo momento que se acercaba).

-Espere, jovencita (dijo mientras sostenía mi mano para detenerme). Lindo collar, ¿Dónde puedo conseguir uno?

-Fue hecho por mi bisabuelo, es una pieza única.

-Interesante (dijo con una sonrisa tan grande que parecía no importarle no poder conseguir un collar como el mío).

-Adiós, Azahara (dijo el profesor, intentando que me fuera antes de que su madre me retuviera de nuevo).

La madre del profesor lucía tan joven y elegante, que podría pasar fácilmente por su hermana. Pero lo que me impacto fue su apariencia, una mujer alta de grandes ojos cafés. Exacto, no parecía para nada asiática. Bueno, no es que me interesaran los orígenes de ese profesor loco. Mira que decir que mejoraría mi experiencia con los besos, me quedo claro que no sintonizaba la misma frecuencia que yo.

-Guideon, hijo mío, recuerdo a ver visto ese collar en una de tus pinturas.

-Seguro viste mal.

-Creo que esa pintura sigue en la casa, la buscaré. Estoy segura que la nombraste “misterio”.

-Mamá no busques en mis cosas.

-Si el aclamado Profesor Xu me vuelve a llamar mamá yo cuidaré que nadie toque tus cosas.

-¿Qué hace una profesora tan aclamada en éste lugar?

-Veníamos aquí cuando eras niño, creciste aquí.

-Sí, aquí te refugiaste cuando decidiste que eras muy joven para haberte casado y regresaste a la universidad.




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