Inesperadamente Usted

CAPÍTULO 9: ¿POR QUÉ LA PERSIGUE?

-Yaolin, ¿qué haces aquí?

-Adelantando materias como tú, Maeve. ¿O debo, también, llamarte Azahara?

-Disculpe que apague su entusiasme pero, usted debe una materia. Tengo entendido que no puede cursar otra en intensivo debido a eso (dijo el profesor).

-Estaré condicionado, hasta que se publiquen los resultados de mi extraordinario.

Para ese punto no sabía cómo sentirme respecto a Yaolin, me estaba siguiendo por un chisme que el mismo invento. Y ni que decir de Luisa, SEGURO LO AYUDÓ.

-Toc, toc  (dijo la voz de una mujer desde la puerta).

-¿Amalia? (preguntó carente de entusiasmo el profesor).

-La misma que abandonaste hace casi dos años, tontuelo (respondió risueña desde la puerta).

-Muy bien, la clase ha terminado. PUEDEN IRSE.

¿Acabo de entender la situación? me cuenta su vida y me corre al ver a una chava frente a nuestra aula. Ese profesor está muy loco, pero me gusta. Es muy directo, si quiere algo lo dice y si no también. Ninguno de mis compañeros me trata así, todos son amables conmigo, pero me excluyen cuando piensan que algo no me va a gustar. A todo esto, Yaolin no se me va a escapar.

-Parece que tu novio tiene miedo de presentarte a sus amigas. (Dijo Yaolin).

-Por lo menos es sincero (respondí).

-¿Insinúas que yo no lo soy?

-Dime una cosa, Yaolin. ¿De verdad correspondías mis sentimientos? ¿Yo también te gustaba?

-¿Por qué siempre desconfías?

-No lo sé, quizá porque es fácil para ti arrojarme a los brazos de otro y contarles a todos una bonita historia de romance.

Había caminado con Yaolin a la salida de la universidad, ahora nos encontrábamos frente a una gran avenida. Nos separaba un semáforo de nuestra parada de autobús. El caminaba delante de mi molesto y yo seguía sus pasos hasta el cruce peatonal, todo apuntaba a que volveríamos juntos esa tarde.

-¿Admites que es bonita? (Preguntó Yaolin).

-Lo es, tanto que desearía que fuera real.

En ese momento Yaolin cruzó el primer carril de la avenida y yo lo intenté seguir sin percatarme que el semáforo estaba otra vez en verde. De repente sentí que una mano me jalo de nuevo a la banqueta, era el profesor Xu. La fuerza con la que me arrastró, hizo que mi cara chocara con su pecho, evidenciando nuestra diferencia de altura.

-No te cruces así en una avenida, me preocupo por ti y no me gusta preocuparme por nadie (dijo el profesor).

-Bien, ya me salvó. Ahora puede soltarme.

-Espera a que se vaya, por favor (me susurró al oído mientras discretamente señalaba a la chica que hace unos momentos entró a nuestra aula,  ella nos veía desde lejos).

-Así como no le gusta preocuparse, a mí no me gusta jugar con las personas.

En ese momento aquella hermosa chica comenzó a caminar directo a nosotros y antes de que ella llegara, y en un acto desesperado, el profesor me besó. Intente quitarme pero mi fuerza de voluntad era débil, y segundos atrás acababa de declarar, para mí, que ese profesor realmente me gustaba. Después de un minuto me soltó ante la mirada incrédula de Yaolin y la chica, cuyo nombre era Amalia, si mal no recuerdo.

-¿Sabes algo que si me gusta? (dijo el profesor aún abrazándome) Me gusta una niña de nombre Azahara, hace varios años que me gusta.

En ese momento no pude evitar tener ganas de correr y me apresuré a irme sin decir nada, sin poder ver la reacción de nadie y sin que nadie pudiera alcanzarme. Corrí unas cinco cuadras después de esa gran avenida, y me detuve en una pequeña calle. Mi teléfono sonaba, era Yaolin, no conteste. Espere por media hora hasta que por fin un taxi paso y me fui a mi casa. Intenté darme de baja de la materia pero no pude. Así que con toda la vergüenza del mundo, al día siguiente tuve que volver a clases con el profesor.

Pase toda la noche intentando formas de faltar a clase, romperme una pierna o enfermar por aproximadamente tres semanas, lo suficiente para que me dejaran darme de baja del curso pero nada parecía efectivo. Al día siguiente, como si se tratara de alguna obra de magia, amanecí con fiebre y aunque fingí querer ir a la escuela mis padres insistieron en que debía quedarme. Así que llame a mi tutora para que informara a mis dos profesores. Pase una mañana tranquila. Yaolin me envió un mensaje para decirme que hice bien en faltar, debió pensar que fingí estar enferma.

Eran las 3:00 p.m. y tomo en casa era tranquilo, mi mamá cocinaba y mi padre aun no llegaba de trabajar cuando el timbre de la casa sonó y mi madre salió para ver quién era.

-Buenas tardes, usted debe ser la madre de Maeve Azahara.

-No necesitas ser tan formal, sabemos que sus amigos la llaman solo Maeve (respondió mi madre).

-Oh, lo siento, yo soy su compañero de clase, quería ver cómo se encontraba (todo parece bien, creo que podría ser yaolin).

-No sabía que mi hija tenía compañeros extranjeros. Eres realmente bonito ¿de que parte de Asia eres?

¿Escuché bien? ¿Mi madre preguntó de qué parte de Asia? Creo que es tarde para huir debo encerrarme en el baño.




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