CAPÍTULO 12: PUEDES AMAR A QUIEN SEA

-Gideon acabo de ver a tu mamá llorando (dijo lo profesora López).

-Sí, es que acabo de terminar con mi novia y ella la estimaba mucho. Trato de culpar a la señorita Blanco de nuestra ruptura.

-No sabía que tu madre fuera tan sentimental.

-Profesora, yo quería decirle que voy aceptar las clases personalizadas (dije apresurada).

-Muy bien Maeve, te aseguro que es la mejor decisión que pudiste tomar. Hablaremos la siguiente semana. Puedes irte.

-Gracias Profesora (Comencé a caminar).

Un día de locos, ¿lo siguiente en la lista? Hacerle entender al terco de Yao que voy a estar bien con mis clases. Si la situación no me frenara diría que esa profesora adula demasiado a Gideon. Pero bueno, entre menos piense en el mucho mejor.

-Hola (Dijo un tipo que me miraba extraño).

-Eeeh, hola (Contesté).

-Supongo que soy completamente olvidable.

-Bye (respondí confundida).

-Espera, soy David.

-Bien (Seguí caminando).

-Me tropecé contigo el otro día (me tomo de la mano y me detuvo), cerca del aula del genio de la ingeniería electrónica.

-¡Aaaah ya te recordé (dije sorprendida)!, eres el inútil que me tiro (me solté de su mano y seguí caminando).

-No te vayas, aun no sé cuál es tu nombre.

-¿Será por qué nunca lo mencione? (Dije indiferente), ahora si me disculpas, me están esperando.

Caminé unos minutos por los pasillos hasta llegar a donde dejamos a Yaolin, de verdad que intenté ser menos fría con esa belleza de hombre, con ese ángel llamado David, pero cuando reaccioné ya había arruinado completamente la oportunidad de que me pidiera mi número. Fui tan cruel que ni mi nombre le di.

-¡Maeve! (gritó Yaolin).

-Perdón por tardarme, tuvimos un pequeño inconveniente, ¿nos vamos?

-¿La profesora reaccionó bien aún que la rechazaste? Su propuesta quiero decir.

-Es que yo no rechacé su propuesta, yo…

-¡No digas! ¿De verdad quieres pasar toda tu vida universitaria con un solo profesor?

-Es algo que los universitarios de alto rendimiento suelen hacer para poder avanzar a su ritmo, yo lo hago de hecho (dijo una voz al fondo).

-¿Tu? (dije sorprendida).

-¿Quién es “Tu”? (dijo Yaolin).

-Un placer, soy David Rodríguez, computación inteligente.

-¿Qué? (dije sorprendida).

-Ustedes se… tú y el… (Balbuceó Yaolin).

-Él es Yaolin (dije).

-Y la dueña del misterio, ¿tiene nombre?

-Maeve, ingeniería…

-Ingeniería electrónica, lo sé (me interrumpió).

-Bueno, fue un gusto conocerte “David”, nos vemos en otra vida (dijo Yaolin).

-Bye (Agregué mientras dejábamos a David fuera del edificio).

-¿Maeve? (Preguntó Yaolin).

-Si (respondí).

- ¿Cuándo conociste a ese tipo?

-El día que la Profesora López me pidió que el Profesor Xu fuera mi único profesor por el resto de la carrera.

-Que oportuno, ¿no?

-Creo que fue una simple coincidencia.

-Esa profesorita, es una calculadora. Ahora resulta que todos los listos estudian así.

-La verdad creo que el buscaba al profesor Xu.

-Peor, mira que ponerte entre dos hombres.

-No creo que meta a David a mis clases, el claramente se ve mayor que nosotros. Bueno, ¿No me vas a invitar la comida?

-Maeve, siento que salir conmigo, hoy, para ti es como un regalo de consolación. Siento que es el último día que te veo.

-Puede que no tomaremos clases juntos, pero seguiremos siendo amigos.

-¿Y si yo quisiera ser algo más, digamos “tu novio”?

-Tendrías que tomar un seminario de control de ira o algo así, además eres muy celoso.

-Y tú eres la mujer más directa.

-¿No es mejor que sea así?

-Deberías tener un filtro, cuáles verdades decir y cuáles no.

-Lo tengo.

-Dime algo.

-¿Qué?

-¿Podrías enamorarte de mí?

-Dos veces no lo creo.

-¿Cómo que dos veces?

-Tú sabes, antes de que tus celos irracionales superaran mis sentimientos.

-¿Me querías?

-Ahora prefiero los hombres inteligentes y seguros de sí mismos.

-Vamos a comer mejor, antes de que te arrepientas, suficiente información por hoy.