Inestable

▪︎Capítulo Dos.- Sensación▪️

Después de aquel sueño, la chica salió de la escuela sintiéndose un manojo de nervios, la extraña sensación del tacto de muchacho sólo la hizo sentirse vacía.

—Hey, pastelillo —la voz cantarina de su mejor amigo esfumó aquel sentimiento.

Su completa atención se dirigió al chico pelinegro que se acercaba sonriente hacia ella. Al llegar a su objetivo pasa su brazo hacia sus hombros y la apega a su cuerpo provocando un brinco por la fémina.

—¿Qué ocurre, Scott?

—Natalia me preguntó qué si tú y yo éramos novios. Claramente le dije que no.

Su corazón se comprimió al escuchar aquello.

—¿Solo le dijiste eso? —no quería sonar tan interesada, pero demonios, claro que se moría por saber si esa conversación continuó.

—Sí, me preguntó el por qué no lo somos y yo le dije que le tenías miedo al éxito —se encoge de hombros, vacilante.

—Tienes razón, además tenemos una gran amistad para arruinarlo con una relación que no sabemos si funcionará o no.

Anne se limita a sonreír. Aquella tensión que tenía en decirle o no sus sentimientos hacía él, la atormentaba cada día.

—¿Lista para ir a casa?

—Solo si me prometes que no me llevarás en tu bicicleta, prefiero caminar.

—Ya te dije que solo fue un manillar, es convertible esta bebé te puede llevar a China si así lo decide.

—A tu pequeño bebé le hace falta un freno.

Señala el hueco en donde se supone que debería estar el freno izquierdo de esta.

—Caminemos entonces.

Ambos chicos se disponen a caminar mientras platican sobre su día en la universidad, las tareas que les encargaron, sobre las famosas vacaciones de invierno y un sinfín de cosas más.

Más sin embargo, la chica se sentía un poco incómoda al recordar aquél sueño, y más al no poder decirle a Scott sobre ello, porque, para ser una pesadilla había sido demasiado real. 
Y conociendo lo fantasioso que era su amigo, podría malpensar las cosas.

Al llegar a la casa de la fémina, está es recibida por un enorme abrazo acompañado de un beso por parte de su madre, aquella se sonroja y ve a su mejor amigo el cual admira la escena tiernamente.

—Pequeño, Scotty, ¿no quieres entrar y comer con nosotros?

—Gracias por la invitación, Maggie. Pero tengo muchísima tarea para entregar mañana.

La confianza y la facilidad de habla que tenían era impresionante, puesto que Scott miraba a la mamá de Anne como su propia madre, podía sentirse como en casa al estar allí.

—No te preocupes, ya será en otra ocasión.

—Lo siento, además hoy es noche de novelas mexicanas con mi mamá y ella me mataría si no estoy con ella.

Anne ríe.

-¿De qué te ríes? Hoy descubriremos si el hermano gemelo de Pedro Ignacio de MonteMayor II es el culpable del incendio de la mansión MonteMayor.

—No te distraigo más, que te vaya muy bien y vete con cuidado.

La madre de la chica se acerca y besa su mejilla, este la abraza y se pone en marcha para descubrir aquel misterio mexicano que lo tenía comiéndose las uñas hace una semana.

Al entrar a su casa, la chica deja sus cosas en su habitación y baja a la cocina para ayudar a su madre a acomodar la mesa, ya que eran sólo ellas dos, adornar su espacio para comer, le era muy entretenido.

—Tu padre llamó esta mañana, dice que ya preparó sus habitaciones para recibirlos estas vacaciones.

Ambas se sientan y toman sus utensilios para disponerse a comer.

—Genial, los padres de Emma y Dave aceptaron, solo que ellos les marcaran en cada instante que tuvieran disponible.

—De la mamá de Scott ya me encargué, al parecer ellos viajarían fuera estas épocas de sembrina. Pero a Scott no le agradaba la idea, así que por eso aceptó.

—Entonces sólo faltan los padres de Katheryn.

—Yo me encargo de ello, cariño.

Desde que Anne tenía 12 años, vivió el divorcio de sus padres. Claro que este había sido demasiado tranquilo y ambos habían llegado en un acuerdo, Anne vivía con su madre en Chester, Connectucut y su padre se encontraba en Harrison Arkansas. 
Un poco lejos pero ambos eran pueblos muy pequeños y con paisajes hermosos, eso era lo que más amaba ella.

En las vacaciones de verano e invierno, la chica visitaba a su papá y se quedaba para pasar tiempo con él. La relación que tenían sus padres era demasiado amistosa, como si el haberse separado no hubiera arruinado nada de su situación. Y eso es lo que agradecía más, puesto que ella conocía a chicas que no la pasaban nada bien en los divorcios de sus padres.

—¿Estarás en navidad con nosotros? —introduce un poco de pasta a su boca esperando la respuesta de su madre.

La mujer limpia su boca con la servilleta y se dispone a hablar.

—Sí, llegaré el 23 de Diciembre y pasaremos la navidad juntos. Tu padre dijo que no había problema con ello.

—Genial.

La cena continuó en un silencio tranquilo, lo único que se escuchaba eran los golpeteos que hacían los utensilios con los platos. 
Al terminar de comer, Anne decidió subir a su habitación para despojarse de su vestimenta y cambiarla por una cómoda pijama. Se avienta a su cama con la vista puesta en el techo. Sus ojos se cierran y trata de recordar al chico que pedía su ayuda. 
No pudo ver su rostro, sólo sus ojos marrones penetrantes que la miraban como un halcón a su presa, su compostura era firme, como si quisiera hacer sentir menor a las personas que lo rodean, cosa que logró con Anne.

Sí volvía a dormir, ¿Podría volver a soñar con él?

Anne cubre sus ojos y sacude su cabeza negando aquel pensamiento. Cuando las personas sueñan, solo hacen eso, crean escenarios que no pasarán en la vida real, eso es lo maravilloso de los sueños, pero, ¿Qué fue lo que le quiso decir ese sueño?

Vaya que debía descansar, ese sueño parecía perturbarla más y sentirse como una loca. 
Se abrazó a ella misma y un escalofrío recorrió toda su espina dorsal. Solo un pensamiento rondaba su cabeza atormentandola desde la mañana.



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En el texto hay: fantasia magia, accion y drama, misterio aventura

Editado: 12.10.2020

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