Inevitable

Capitulo 3

 

Sergio

La fiesta es maravillosa, la comida genial mis jefes si que tiraron la casa por la ventana

—¡Viste que te dije!

—No sé de qué me hablas Augusto.

—La organizadora del evento es muy bella, pero su amiga está más buena.

—¡Si como tú digas!

—Vamos hombre ¿Eres ciego?

—No ¡Claro que no! Pero ella tiene pareja —Y le señalo para que vea en su dirección ella se encuentra muy alegre con el caballero que la acompaña, no sé porque me incomoda eso si ni siquiera la conozco.

—Bueno para la próxima amigo, yo no me pienso perder la oportunidad de bailar con su amiga ¡Ya vuelvo! Y así Augusto va en busca de su conquista.

Noto que Alina se retira pero lo hace sola sin su novio, decido acercarme y por cosas del destino chocamos accidentalmente y derramo mi bebida en su vestido

—Lo siento ¡No la vi!

—¡Todo bien, gracias! Ya me retiraba de todas formas.

—¿La llevó a su casa? Es lo menos que puedo hacer.

—No todo bien gracias vine en mi auto —Dijo el auto, pienso en voz baja si ayer se excuso que se le averió, en fin porque mentiría.

—Siendo así la acompaño a su auto.

—¿Qué parte no entiende? Que puedo ir sola no me perderé ¡Ya bastante hizo mojandome!

—¡Bien! Como usted quiera —Esta mujer es muy difícil, yo siendo tan caballero y así me lo paga, vuelvo a la fiesta y noto que Augusto logró lo que quería estar con la amiga de la loca esa. Me acerco hasta él y me despido, me pide que me quedé más y la verdad es que no quiero, siendo así salgo al vestíbulo en busca de mi saco y al ir saliendo la veo en el ascensor así que si mintió, a que juego estarás jugando preciosa.



 

Alina


 

Ya había pasado una semana desde el evento y me encontraba en el café de mi pastelería ya que hoy empecé temprano mi día laboral, faltaba menos de 5 días para navidad y teníamos muchos encargos para la noche buena.

Golpean la puerta de mi oficina —¡Adelante!

—¡Hola Alina!

—¡Carla buen día! —Miro la hora de mi reloj son las 10:15 am —Me sorprende tu visita a esta hora de la mañana.

—Hay amiga ¡Me ofendes! —Se lleva una mano al pecho.

—Bueno dime ¿Para qué soy buena?

—Vine a desayunar con mi novio y quería presentartelo —Carla empezó una relación esta semana y parece ser que va en serio, porque si hay algo que ella no hace es comprometerse.

—¡Bien! Dile que pase.

—¡No! —Ven vamos a desayunar —La miro mal. 

—¿No me ves que estoy ocupada?

—Será un desayuno solo 20 minutos ¡Por favor! Es importante para mi

—¡Está bien! Solo 20 minutos, ve ya te alcanzó —Al ir saliendo aparece Gael todo alegre.

—No me vas a creer a quien vi en el café.

—¡No soy adivina! —Le contestó con sarcasmo.

—Pues a un bombonazo —Le corto antes que siga con su berrinche de niño pequeño.

—¡No me interesa! Disculpame pero ya bastante tengo con Carla que me hizo salir a ver a su novio como para que tú también me distraigas —Le doy un beso y le prometo que otro día lo acompañó a él en sus locuras.

—Bueno tú te lo pierdes ¡Amargada! —Le saco la lengua y al ir llegando noto con quién está Carla ¡Dios mío porque a mi!

—Alina amiga ven te presento él es Augusto ¡Mi novio!

—¡Hola buen día! —Lo saludo con una sonrisa falsa.

—¡Buen día Alina! El gusto es mío, por cierto ¡Muy lindo tu local!

—¡Gracias! Carla puedes venir un rato —La apartó de la mesa —¿Cómo no me dices antes que eres novia de ese?

—¿Cuál es tu problema Alina?

—¡Ninguno! Yo te amo y me alegro que encuentres alguien, pero ese me cae mal, perdón pero recuerda que te conté lo que me pasó la noche que mi auto se averió.

—¡Si! ¿Y qué con eso?

—Bueno ese novio tuyo es el tonto que manejaba el bus ¡Solo eso! Pero tranquila, ven vamos a desayunar.

—¡Gracias te amo! y con respecto a lo que te hizo se las voy a cobrar —Nos dirigimos a la mesa y nos sentamos.

—¿Ya pidieron su desayuno?

—¡No amiga! Te estábamos esperando —El mozo se acerca.

—Buen día, ya saben que van a ordenar.

—¡Buen día José! —lo saludo —Traeme un desayuno light para mí y ustedes —Le pregunto a mí amiga.

—Yo lo mismo que Alina.

—¿Y para usted?

—Yo un cortado.

—¡Que sean dos! —Casi me ahogo con mi saliva al escuchar su voz, levantó la mirada y era él el bobo de Sergio.




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