Inevitable

Capítulo 0.5 - Destino

Zade.

El sonido del reloj sobre en la pared es lo único que rompe el silencio.
He perdido la cuenta de cuántas noches han sido así, quietas, largas, insoportablemente tranquilas.
El penthouse ya no suena igual.
Ni huele igual.
Eva y Francis se fueron hace semanas, y con ellos, la calidez que alguna vez tuvo este lugar.

Y la comida rica, puesto que no se cocinar, he estado preparando pizza congelada solo la caliento y la comó.

Y hasta eso me recuerda a Audrey y las noches que pasábamos juntos viendo películas, hasta que él sueño nos vencía a ambos.
Ahora todo parece vacío…
O tal vez soy yo el que se quedó hueco.

Abro el portátil, más por costumbre que por interés.
Reviso los correos de la empresa, contratos, proyectos en expansión.
Nada que no haya visto antes.
Hasta que un encabezado en particular me llama la atención:

“NOVA anuncia nueva directora creativa en su sede oriental.”

Mi pecho se tensa antes de siquiera abrirlo.
Sé que no debería hacerlo.
Sé que, si lo hago, voy a terminar otra vez pensando en ella.
Pero lo hago igual.
Siempre lo hago igual.

Ahí está.
Audrey.
Con su sonrisa profesional, su postura elegante, ese aire de calma que siempre tuvo aunque por dentro fuera pura tormenta.
Leo el artículo completo, cada palabra, cada línea.
Y en cada una de ellas encuentro rastros de lo que más extraño: su determinación, su talento, su forma de convertir lo cotidiano en algo extraordinario.

Cierro la pantalla y me quedo mirando mi reflejo en el vidrio de la ventana.
No sé en qué momento pasé de tenerlo todo, a sentir que me falta lo esencial.
Ella.

No la he buscado.
No porque no quiera, sino porque juré respetar su decisión de alejarse.
Dijo que necesitaba paz, que necesitaba encontrarse.
Y aunque parte de mí gritaba que la paz podía tenerla conmigo, sabía que insistir solo la haría huir más lejos.

A veces me pregunto si ya no me piensa, si encontró esa calma que tanto buscaba.
Y en esos momentos, un impulso me lleva a buscar su nombre en redes, en artículos, en entrevistas.
No para hablarle, no para acercarme… solo para asegurarme de que está bien.

Hace unos días, Francis me dijo que “todo pasa por algo”.
Le sonreí, pero en el fondo me dio rabia.
Porque si todo pasa por algo, ¿por qué tuvo que pasar ella de mi vida?

Camino hacia el balcón.
Desde aquí se ve toda la ciudad, llena de luces y ruido.
Audrey solía decir que odiaba el ruido, pero que el de las ciudades grandes tenía un encanto distinto.
“Es el sonido de la vida”, decía, mientras apoyaba la cabeza en mi hombro.
Yo solía reírme de eso.
Ahora, cada vez que escucho el tráfico o una sirena, me sorprendo buscándola entre el bullicio.

Suspiro.
Tal vez lo nuestro fue eso:
Algo precioso y caótico.
Tenía escrita esa oración en una esquina, con su letra.
Y abajo, un pequeño corazón.
“Porque lo nuestro es un desastre hermoso”, había anotado.

Me quedé mirándola tanto tiempo que el papel terminó arrugado entre mis dedos.
Y esa noche comprendí que no importa cuánto trate de negarlo:
ella es mi caos favorito.
Mi calma disfrazada de huracán.

A veces cierro los ojos y puedo recordar cada detalle de su risa, la manera en que se tocaba el cabello cuando se ponía nerviosa, o cómo arrugaba la nariz cuando algo le molestaba.
Es extraño cómo se pueden extrañar incluso las discusiones.
La casa es tan silenciosa que hasta echo de menos sus reclamos.

Me sirvo un whisky, aunque sé que no lo necesito.
Lo bebo despacio, mirando la ciudad que alguna vez compartimos.
Y sin poder evitarlo, me permito pensar en “qué pasaría si”.
Si hubiera confiado un poco más, si hubiera esperado a que ella me explicara, si hubiera creído en nosotros un poco más.

Pero no lo hice.
Y ahora solo me queda imaginar que, en algún lugar, Audrey está mirando el mismo cielo que yo.
Tal vez con un café en las manos.
Tal vez pensando lo mismo.

No lo sé.
Lo único que sé, con la misma certeza con la que sé mi nombre, es que el hilo rojo que une nuestras almas todavía existe.
Invisible, silencioso, pero ahí.
Esperando.
Tirando de nosotros, suave pero constante.

Y si el destino decide darnos otra oportunidad…
Esta vez no pienso dejarla escapar.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.