A veces los finales no son un adiós, sino el comienzo de algo nuevo.
Gracias a Inédito por enseñarme que el amor se puede escribir incluso entre los pedazos rotos,
y a Inevitable por recordarme que cuando algo está destinado a ser, siempre encuentra su camino.
A ti, lector, gracias por dejarme entrar en tu corazón, por sentir con Audrey, por enojarte con Zade,
por llorar, reír y creer en el amor que renace, incluso cuando parece imposible.
Tus lecturas,y tu tiempo son el motor que me impulsa a seguir escribiendo.
Gracias a mis personajes, mis eternos compañeros:
Audrey, por su fuerza silenciosa y su ternura;
Zade, por demostrar que incluso los más duros pueden amar con el alma.
Ustedes dos me enseñaron que amar no es perfecto, pero sí inevitable.
Y gracias, infinitas gracias, a quienes me acompañaron durante cada capítulo,
a quienes creyeron en esta historia cuando aún era solo una idea,
a quienes me animaron a seguir, incluso cuando dudé.
Este libro es por ustedes,
por los que creen en los amores que sanan, los que duelen y los que, de algún modo,
terminan volviéndose hogar.
— Con todo mi amor,
Kath Monroe.