—De todas las ideas u opciones que teníamos, esa era la peor y justamente la que decidiste usar —me reclamó Mylo mientras que yo soltaba un suspiro.
Siempre siendo como un grano en el trasero.
Teníamos que hablar para hallar una solución a nuestro nuevo problema y no podíamos hacerlo con Soul escuchando todo… Bueno, mentía: podíamos. Pero, al no tener nada con qué cubrirle la boca, corríamos el riesgo de que gritara si llegaba a oír algo que no le gustase, y eso nos mandaría directo a la muerte, cosa que estábamos tratando de evadir, por si aún no era obvio.
La conclusión a la que llegamos fue que necesitábamos otra alternativa.
Entre los tres, nos detuvimos a pensar qué hacer y lo más sensato pareció ser que usara uno de mis hechizos, así que la desmayé. Bueno, no desmayar como lo dice la palabra, sino dejarla dormitando por un tiempo indefinido. Y ese era otro problema, al menos mío: no saber cuánto duraría el efecto. Podía ser mucho o poco, pero no lo sabríamos hasta que Soul despertara. Igualmente, el encantamiento estaba cumpliendo con su cometido en ese instante, así que me sentía realmente ofendida de que Mylo estuviera en mi contra. Otra vez.
Si no fuera por mí, seguramente ya habríamos estado de rodillas frente al rey y suplicando que nos perdonen la vida.
—¿Preferías que Jasper la golpeara con una roca hasta la inconsciencia? —cuestioné, entrecerrando los ojos.
Sí, esa había sido una de las magníficas ideas de mi amigo. Pero no podía culparlo, yo también había pensado en eso al comienzo; me aliviaba haber sido más inteligente y dejar la violencia de lado para adoptar lo racional.
—Podríamos haberle puesto algo en la boca como mordaza. Un calcetín o la puta bota de Jasper —dijo Mylo, cruzándose de brazos y resoplando.
—O sea que nosotros nos sometemos al frío para que no esté así. —Hice un ademán a mis espaldas, indicando a la chica—. Es estúpido. Y ya está hecho.
—¿Podrían dejar de discutir? —intervino Jasper. Me giré sobre mis talones para verlo, estaba acomodándola sobre el suelo—. Tenemos cosas más importantes que debatir que la siesta de Soul.
Tenía razón. Debíamos enfocarnos y dejar las peleas de lado por un momento, pero lo cierto era que no sabía qué podíamos hacer para solucionar todo el embrollo. No contábamos con que algo de esta magnitud sucediera, ni en nuestras peores pesadillas. ¿Era ese el mal presentimiento de Mylo? ¿Haber descubierto a esa chica en medio del bosque?
Repentinamente agotada por la situación, tomé asiento en el suelo y miré a mis amigos, quienes parecían meditarlo todo, mientras esperaba que alguno se atreviera a hablar para dar comienzo con el nuevo plan. Lo malo fue que ninguno lo hizo, como si tampoco supieran cómo responder a este caso, así que no pasó mucho hasta que Jasper se dejó caer a mi lado con un fuerte resoplido.
La mirada de mi amigo se clavó sobre la chica de cabellera gris, pero lejos de demostrar adoración o atracción por ella, denotaba recelo. Soul le había complicado la guardia, la vida en sí, al aparecerse esa noche, por lo que no lo culpaba si estaba molesto.
—Debemos borrarle la memoria —dijo Mylo, rompiendo finalmente el silencio y rascándose la barbilla—. La llevamos a las cercanías de su campamento, la rociamos con el polvo y, si llegase a recordar fragmentos de lo que sucedió, lo tomará como un sueño bastante realista y ya.
—¿Crees que no notará las marcas en sus tobillos y muñecas? —cuestionó Jasper, alzando una ceja.
—¿Qué tan fuerte la amarraste? —le pregunté.
Cuando me di cuenta de que estaba atada con unas simples agujetas, esperaba que, de tanto forcejear, Soul acabara rompiéndolas y liberándose con facilidad. Aparentemente, era más débil de lo que creía.
—Muy —admitió mi amigo—. No iba a dejar que se fuera de rositas y nos delatara.
—Y es por eso que debemos borrarle el suceso de la cabeza —señaló Mylo, haciendo un ademán con sus manos para crear énfasis—. Así estaríamos seguros de que no hablaría.
Sabía que era lo más lógico, pero algo dentro de mi cabeza me hizo regresar a la primera noche del campamento, al momento exacto en el que el mismísimo Mylo decía que no había los santos a quienes glorificar y que nosotros vivíamos en condiciones deplorables. Volví sobre miles de recuerdos donde veía humillación, tristeza y oscuridad sobre mi pueblo, y eso me generó resentimiento. Una rabia ciega donde entendí que, si Soul se iba después de nuestro caótico encuentro, ella volvería a rodearse de su gente en un mundo repleto de colores y de todo lo que jamás podríamos tener. A su bella normalidad, donde les inculcaban que éramos los malos de la historia cuando, en realidad, éramos marginados, y no… No podía dejar que sucediera.
Si querían conocer qué tan malos podíamos ser, se los demostraríamos, así que, con esa idea en mente, dije:
—No. —Mis amigos me miraron, confusos—. Vamos a secuestrarla.
Ambos se quedaron callados apenas terminé la oración. Claramente no esperaban que perdiera la cabeza tan rápido, pero estaba maquinando un plan que, desde mi perspectiva, no fallaría. Tenía un argumento para respaldarme.
—¿Te volviste loca, Ivy Paige? ¿Es eso? —Preguntó Mylo, acercándose hasta que estuvo frente a mí—. No lo haremos.
#10199 en Fantasía
#2252 en Magia
magia amor guerra traicion desamor, magia brujos, tragedia venganza
Editado: 24.11.2022