Infectados

Capitulo 4

¿Las casualidades existen?

Alexander

Despierto en los brazos de alguien y me mosqueo un poco al no tener suficiente conocimiento como para saber quién es.

La caída desde la ventana me afecto bastante ya que puse a Christina en una posición donde no se haga tanto daño. Miro mi mano y esta vendada supongo que con el vendaje que tanto ella me presumió cuando estábamos en la gasolinera.

La busco con la mirada, me doy cuenta de que quien me carga es el princeso ese y me bajo en automático de su espalda.

Ezra es quien tiene a Chris y respiro aliviado de que, aunque no está consiente, no parece tener daños graves.

Mirando bien donde estamos puedo decir que la huida fue difícil, estamos en una carretera con bosques pequeños a los lados. La visa es buena, aunque no pueda decir lo mismo de la situación.

Sky va con Bella, la lleva de la mano. Parece estar más consiente de sí misma pero aún necesita orientación. La verdad es que quede tan choqueado con su apariencia como todos los demás, una chica la cual siempre mantiene una sonrisa carismática fue arrebatada de su espíritu en tan pocos minutos, se siente hasta inhumano.

– ¿Qué piensan de ir a Italia? – propone Liam. La verdad es que su majestad, el rey de las penas y situaciones lamentables, no es tan malo a mis ojos como hago parecer, pero a veces simplemente no me agrada, no estoy completamente satisfecho con su historia.

– Por mi está bien – dice Sky encogiéndose de hombros – de igual forma era ahí que íbamos en primer lugar.

– Yo no tengo problema, no es como si tuviera otro sitio al que ir – corrobora Ezra. Ellos esperan mi respuesta y yo solo me encojo de hombros, la verdad me vale mierda si nos quedamos en Rusia, Suiza o la cagada donde el diablo tiro el calizo, solo hay un inconveniente…

– No me pienso mover a ningún otro país son antes saber que quiere la moribunda y la desmayada – es mi última palabra, después tengo que estar aguantando quejidos de la loca esa porque nadie espero a que se despertara para decidir nuestro objetivo, además no me parece correcto que descartemos a Bella porque está en modo caparazón, con el alma jugueteándole fuera del cuerpo.

– Vale, por mí no hay problema – responde Liam y los demás igual están de acuerdo.

Seguimos caminando y eso hace que me llegue el pensamiento de que no tenemos ni puta idea de a dónde vamos, solo caminamos siguiendo el mapa de uno de los chicos que indica la carretera con menos desorden.

Nadie me ha dicho nada sobre que paso cuando me fui con Jesucristo, pero supongo que cuando Chris y yo nos desmayamos ellos fueron a la puerta principal como estaba estipulado y recogieron las mochilas.

Siempre que volvíamos del pueblo dejábamos las mochilas cerca de la puerta por si algo pasaba solo tomarlas. Supongo que las mochilas que carga Sky no llevan ropa, pero no dudo en que Bella si tiene en su pequeña mochilita rosa de escuela ya que siempre para ella la apariencia es lo primero.

– ¿Qué tal si nos adentramos al bosque a esperar a que las chicas se recuperen? – mirando los arbustos fue la mejor idea que se me pudo ocurrir en el momento, lo más probable es que haya no hayan muchos infectados y es más tranquilo que un pueblo o ciudad, además, no me fio en las personas después de lo de hoy y ya está al oscurecer, no nos conviene que nos encuentren solos en una carretera, menos armados.

Todos aceptan y levanto a Bella en mis brazos para que el viaje sea más rápido.

Todos me miran sorprendidos.

– ¡¿Qué?! – les replico - ¿acaso creen que soy una completa mierda? – no me puedo creer sus expresiones de asombro, como si me hubiese convertido en humano.

– Pues sí que no me lo creo – dice Ezra y los demás se echan a reír, hasta Bella que se esconde en mi pecho, parece que poco a poco se recupera y eso a todos nos pone más tranquilos.

Caminamos entre ramas y arboles atentos a cualquier ruido y buscando un lugar en el que acomodarnos rápido antes de que anochezca.

Noto que Ezra se me acerca disimuladamente mientras que los dos que están a la cabeza hablan de métodos de supervivencia como si fuera un reality.

– Oye, gracias por lo de antes – la miro cuestionante, no tengo ni idea de que me está hablando con todo lo que ha pasado – ya sabes… lo de Chris… – se escucha algo tímida al hablar conmigo, no somos de hablar mucho entre nosotros, bueno, no soy de hablar mucho con nadie, con quienes más hablo es con Bella y Sky porque son los que menos me molestan.

– No es nada, prometí que nadie moriría y pienso cumplirlo – «mentiroso» me abofeteo mentalmente y maldigo mi mente auto destructiva ya que tiene más que claro que lo hice por miedo a joderme de esa manera.

Bella está durmiendo en mi pecho y la levanto un poco para acomodarla de una manera en que no me duelan tanto los brazos, no es que pese, es que ya llevamos un buen rato en esto y los seres humanos se cansan.

– Te ves algo cansado… – me repara, es cierto, estoy cansado – ¿Qué tal si cambiamos?, a mí me duele la espalda por tanto tiempo cargando a Christina y a ti los brazos por cargar a Bella – propone y suena como un alivio para ambas partes así que no dudo en dejarla en sus brazos acomodando a Christina en mi espalda.

Me pone ansioso que caminemos y caminemos y ella no despierte así que muevo un poco su cabeza chocándola con la mía despacio a ver si con eso despierta, pero nada.

Los chicos se detienen y noto el porqué.

Más adelante hay una cueva que parece ser espaciosa.

Entramos en la cueva la cual esta oscura debido a que ya oscureció.

– Yo antes me quejaba por la comodidad de la cama… – comienza Sky arrojándose a una roca alta y plana, se acuesta como si fuera la cosa más cómoda del mundo colocando su brazo sobre sus ojos – ahora mientras sea plana me subo en ella – todos lo miramos y el entiende por qué – ¡No me miren así! – nos señala con el dedo mientras se sienta en la roca entrecerrando los ojos con una mirada acusadora – son unos desgraciados… – nos comenzamos a reír por las muecas que hace, Liam enciende su linterna entre risas y chistes y Sky se levanta dándome espacio para dejar a Christina ahí. Me gustan estos momentos de alegría en los que intentamos no dañarnos la felicidad lo más posible, aunque en este caso la mía no dura tanto.




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