Infectados

N U E V E

La noche se hacía más oscura con el pasar del tiempo y entre tanta soledad Benjamín se sintió agobiado. Hace rato que Raven y Hades se habían ido y le preocupaba la idea de que algo malo les pasase. Así que con todo el valor del mundo dejo de practicar con las casi inexistentes llamas de la fogata y se levanto del tronco decidido a buscarlos.

Se guio por el escaso rastro de olor que Raven había dejado atravesando matorrales y algún que otro árbol. En algún punto se sintió confundido cuando el aroma de su amiga se desvaneció dejándolo varado en un mar de verde arboles. Sin importarle hiso uso de su visión guiándose por el oscuro bosque en busca de su traviesa amiga y el castaño de ojos mieles. Se detuvo cuando en algún punto de su recorrido llego a una zona grisácea donde arboles y hasta el mismo suelo yacían quemados. Camino curioso unos cuantos metros entre el tétrico escenario hasta que sus pies se detuvieron en el borde de un enorme cráter. Con cuidado se acerco al borde observando el fondo de este donde una luz verde destellaba hipnotizando su curiosa mente. La brisa corrió alborotando su pelo y después de eso todo se volvió en su tenebroso silencio. Benjamín mordió su labio sin despegar sus ojos de aquella luz, él quería bajar y descubrir el misterio que aquel hueco sin fondo ocultaba. Sopeso sus opciones:

Si bajaba era probable que la caída le rompiera unos cuantos huesos, eso significaba estar un par de horas a la espera de que su monstruoso cuerpo se sanara. Y eso no podía pasar, tanto tiempo a la intemperie, lastimado y solo era una muerte segura.

También estaba el pensamiento de que aquella luz no fuera más que un reflejo de su imaginación, tantas horas sin consumir su alimento le pasaban factura.

Lo mejor sería dar la vuelta y regresar en busca de sus amigos.

Eso significaba abandonar aquella luz, tragarse su curiosidad y regresar al bosque donde estaría horas jugando a las escondidas.

Sonrió.

Y tras levantarse para darse la vuelta e irse sintió otra presencia a su espalda. En pocos segundos sintió como su cuerpo era empujado resbalando por aquel risco y cayendo en el inmenso hueco lleno de oscuridad. Mientras caía sus ojos nunca se despegaron de aquel borde por donde había sido empujado. No había nadie y la presencia que hace poco había sentido ya no estaba.

¿Lo habría imaginado?

Eliminando todos esos pensamientos observo el fondo del cráter cada vez más cerca. Se imagino el impacto y su cuerpo se estremeció anticipando alguna solución. Tal vez había sido una trampa, pensó al observar el fondo de aquel hueco. Tal vez y allí abajo había miles de Saitzans esperando a que su cuerpo cayera para devorarlo.

Eso no lo permitiría

Si había algo en este mundo al cual benjamín odiaba más que a sus creadores eran aquellas bestias de impulsos incontrolables y sed de sangre.

Con ese pensamiento su cuerpo se volteo en el aire y ágilmente creó un campo de fuerza alrededor de su cuerpo. Una burbuja azul que lo protegería de cualquier daño.

Agradeció a su poder cuando la gravedad termino de hacer lo suyo. La burbuja que rodeaba el cuerpo de Benjamín impacto contra el fondo de aquel cráter hundiéndose en la tierra y desapareciendo al instante. Benjamín no perdió el tiempo, sus afilados ojos buscaron señales de vida en aquel oscuro hueco.

Nada

Estaba vacío y eso hizo confundirlo más. No había vida en aquel hueco y mucho menos peligro. Confundido alzo la vista de nuevo al borde de aquel hueco por donde había sido tirado. Un cuerpo estaba sentado en el borde del hueco balanceando sus pies infantilmente, parecía tararear una canción mientras con sus manos ocultas por guantes negros guiaba la canción moviendo sus dedos de lado a lado. Algo así como lo hacían los directores de orquesta. Benjamín frunció el ceño confundido. Aquel cuerpo no emanaba ningún olor, no tenia calor y mucho menos se percibía su presencia.

Como si fuera un fantasma o algo creado por su imaginación.

— ¡¿Quién eres?! — grito el pelinegro sintiendo su cuerpo tensarse. ¿Tan rápido se había vuelto loco que ya estaba imaginando cosas?

Como respuesta aquel cuerpo rio, una risa infantil que le estremeció cada fibra de su cuerpo. Esto no podía estar imaginándolo.

Se quedo inmóvil observando aquel cuerpo con curiosidad: Tenía pies pequeños enfundados por unas botas negras robustas, sus flacas piernas las cubría un pantalón del mismo color que se sostenía por un cinturón lleno de frascos de diferentes colores y un cuchillo ajustado en su costado izquierdo. Por la parte de sus rodillas este se encontraba roto dejando al descubierto su piel pálida. Subiendo se encontraba una camisa negra cubierta por una capa verde oscuro que caía libremente por sus costados hasta sus rodillas. Más arriba justo donde la tela de la camisa no cubría se divisaba una mancha negra con forma extraña que se perdía por lo largo de su cuello hasta su camisa. Benjamín siguió subiendo justo donde su cara se encontraba notando que aquel cuerpo había dejado de cantar y de moverse para observarlo a él. Aquella capa se parecía a la que Raven y el tenían solo que podía diferenciarlas por las extrañas runas plateadas gravadas a lo largo de la tela. Se sintió incomodo cuando intento ver su rostro pero aquella capucha sobre su cabeza lo impedía.




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