Infectados

D I E C I N U E V E

Fueron pocos segundos en los que el cuerpo de Hades tardo en reaccionar, pese a sus pensamientos y notificaciones de alerta su cuerpo avanzo con prisas hacia el descontrolado y tempestuoso cuerpo de Raven. Su lobo, Ceretius, era el comandante de esa operación y por ende el causante de tal imprudente acción. Con pasos largos llenos de determinación y una mirada decidida llego a la pared invisible que lo separaba de llegar al iracundo cuerpo de su amada.

Los engranajes en su mente empezaron a trabajar con velocidad, tenía que atravesar la barrera y llegar a Raven lo antes posible. Una arriesgada idea surgió desde el hueco más oscuro de su ser, inmediatamente de haberla pensado su lobo Ceretius ya se había adueñado de su cuerpo transformándose en un lobo de hermoso pelaje negro. Rugió mostrando sus fauces en clara advertencia y sin pensarlo mucho impacto su cuerpo contra la barrera.

Plan...Plan...Plan...

Sonaba cada vez que el musculo cuerpo del animal chocaba contra la cristalina pared. Los ojos de Raven se abrieron levemente desde adentro de la barrera, una fuerte sacudida la había despertado de aquel encantador sueño, parpadeo sin ser cociente de todo a su alrededor.

Plan...Plan...

Volvió a tambalearse la barrera y con ella el cuerpo inerte y pesaroso de Raven. 

— ¿Hades?— pregunto una muy desorientada Raven reconociendo al imponente animal que sin rendirse sacudía la barrera con cada golpe de su cuerpo. El lobo se detuvo cuando la voz de su amada llego a su mente y tras dirigir su felina y dorada mirada a ella pareció que el tiempo se detuvo; ahora solo eran ellos dos en su mundo, disfrutándose el uno contra el otro.

Formando una burbuja que no tardo en reventarse y dar paso a la realidad. La barrera poco a poco se había desintegrado y con ello el brillo en la mirada de Raven. Su cuerpo cayo inerte al suelo para luego volver a flotar con esa mirada azulada y tenebrosa de antes, el ser en el que ahora se había convertido Raven lanzo grandes y siniestras miradas en su entorno, parecía estar analizándolo y almacenando cualquier información. Hades sin perder el tiempo corrió hacia aquel ser, su cuerpo sintió una gran descarga eléctrica nada mas impactar contra el cuerpo de Raven.

Aquel ser se dispuso a forcejear bajo el gran cuerpo del lobo. Uno tras otro caían los rayos sobre el lomo de negruzco pelaje. Sin embargo, el lobo aun seguía en pie y con fuerzas para seguir inmovilizando el cuerpo del monstruo en el que su amada se había convertido. Sin pensárselo, sus grandes fauces se abrieron con determinación mostrando sus dos grandes colmillos que se clavaron en el grisáceo cuello del ser debajo suya. Inmediatamente el cuerpo de Raven dejo de moverse y poco a poco su forma maligna fue desapareciendo hasta que volvió a ser la misma Raven de siempre. Ceretius observaba el cuerpo volver a su aspecto inicial y tras un pequeño "Crack" de sus huesos su transformación se deshizo quedando solo el desnudo cuerpo de Hades.

Los dos huecos en su cuello empezaron a sanarse hasta que desaparecieron dejando a su rastro un tatuaje el cual significaba que ahora ella le pertenecía y el a ella. La orquídea que ahora estaba tatuada en la piel del cuello de la peli blanca significaba el lazo que ahora los unía de por vida, aquella orquídea que marcaría su destino como almas gemelas y compañeros de vida.

Ella, su mundo entero.

Y él, su remedio contra la enfermedad.

(...)

Después de aquel suceso, las cosas empezaron a cambiar. De poco en poco en ese mismo momento todo se desvaneció junto al mal que poseía el cuerpo de Raven.

El cielo se despejo volviendo a ser el mismo azul celeste de antes, las nubes y rayos fueron remplazadas por los amarillentos rayos de sol, la vegetación se torno mas verde y las flores parecieron recobrar su color. Los pájaros pronto surcaban el cielo mientras que las mariposas y otros insectos surcaban el aire y las flores. La espesura se fue y el aire volvió a ser el mismo, todo excepto Raven que seguía bajo la atenta mirada de Hades.

El lobo aun no lo entendía, ¿Si todo había desaparecido porque Raven no despertaba? ¿Porque parecía estar muerta aun cuando él podía sentir su lazo? En ese momento el no lo entendía, y si no fuera por la niña que corría con lagrimas desbordándose de sus ojos y mejillas encendidas como una manzana nunca lo hubiera hecho.

La pequeña se deslizo por el suelo sin importar que sus rodillas resultaran lastimadas y con lo que parecía dulzura acaricio las pálidas mejillas de Raven, de su mano pareció deslizarse una serpiente blanca que no tardo en meterse en la piel de Raven y desvanecerse. La pequeña se reincorporo bajo la atenta mirada de Hades, de alguna manera su instinto protector no se había disparado y su lobo no había captado ninguna amenaza.

— Ella estará bien— aseguro la infante con los ojos rosas aun presentes.

— ¿Cómo puedes saberlo?— la pequeña sonrió de lado y tras una mirada de amor hacia Raven hablo.

— Así que tu eres su mate...— murmuro la pequeña con los ojos repentinamente aguamarina, Hades quedo boquiabierto al escuchar la voz de la pequeña en su mente. Los hipnóticos ojos de la pequeña se dirigieron hacia él con aparente calma y tras una exhalación vio como del cuerpo de la pequeña se desprendía una masa blanquecina.   El cuerpo de la pequeña cayó al suelo muy cerca al de Raven, pero lo que más sorprendió a Hades fue ver como aquella masa tomaba la forma de la niña inconsciente a pocos metros de el. ¿Cómo era eso posible? 




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