Infiel por accidente

Capítulo#12 Como un hombre ama.


Regresé al comedor y me encontré con una Nayely deprimida y con los ojos inflamados. Me sentí muy mal por causarle daño de nuevo, me dolía demasiado verla así.

—Terminé hermosa, todo se resolvió, no te preocupes.

Le dije para tranquilizarla.

—No mientas más, se que algo me estás ocultando, dímelo de una maldita vez, soy más fuerte de lo que crees.

Me encaró con ira de repente.

—No tengo nada que ocultar de ti, sácate esas ideas infundadas de la cabeza—mentí con aplomo.— recuerda que yo tengo una vida más allá de ti y no tengo porqué daré explicaciones.

Me arrepentí de las últimas palabras pero ya estaban dichas, no había vuelta atrás.

Ella abrió demasiado sus ojos y a pesar de no hacer ningún movimiento, las lágrimas cayeron como goteras una tras otra de ambos ojos.

—Puedes llevarme de regreso a mi habitación.—pidió con voz extraña.

Me dirigí a ella y la tomé en mis brazos, sentí muy rígida su parte superior, esta vez no enlazó mi cuello con sus delicadas y suaves manos, tampoco recostó su cabeza sobre mi hombro o en mi pecho, simplemente se dejó llevar.

La deposité con suavidad sobre la cama.

—Puedes irte—ordenó de pronto.

—¿Porqué me hechas?—pregunté contrariado.

—Quiero estar sola.

—Pronto llegarán a realizar unos trabajos aquí en la habitación—le informé si te sientes mal estando con extraños en el cuarto puedes ir a la biblioteca o al salón de juegos que están en este piso. Puedes explorar toda la planta superior. Si necesitas algo llámame. Cuando termine todo lo más importante que tengo que hacer aquí  en casa hoy y adelante el trabajo que tengo pendiente, te prometo que te llevaré de paseo y estaré más tiempo contigo.

—No es necesario, ¿dijiste todo lo que tenías que decir?

—Sí

—Entonces márchate.

Le eché una última ojeada antes de dar mi espalda e irene. Esta vez sí que estaba enojada y dolida y no sabía qué hacer para que volviera a ser feliz de nuevo.

¡Maldito Marcus! ¿Por qué tenías que llamar?

Aún desde la distancia le jodía la vida a Nayely.

Me fuí para mí habitación y seguí con mi trabajo. Sonó el timbre y bajé a atender, era el personal que iba a instalar todo lo que necesitaba en cuanto a tecnología, les expliqué que quería y cómo, ellos me explicaron lo que se podría hacer, llegamos a un acuerdo y los dejé trabajar. Regresé a mi habitación y seguí trabajando en mi portátil. Mi teléfono sonó, era una llamada de mi amigo Brayan.

—Dime hermano—contesté.

—Estoy en afuera.

—Voy a abrirte el portón.

Dije y colgué.

Bajé rápido y le abrí a mi amigo. En poco tiempo lo tenía estrechado entre mis brazos, me daba fuertes palmadas en mi espalda.

—Brother, cuanto tiempo.—expresó mi gran amigo emocional.

—Igual te extrañé.

Ocupamos asientos y comenzamos a ponernos al día, fue mucho tiempo de separación. Después de media hora fue que hablé sobre lo que quería de él.

—Necesito un elevador con urgencia.

—¿Y para qué quieres algo así con tanta premura?

—Tengo a mi hermana en silla de ruedas—le dije con brevedad.

—¿Hermana?— parecía confundido y lo entendía muy bien, nunca tuve una hermana—¿Desde cuándo tienes tú una hermana?

Sus cejas las tenía casi unidas. Me miraba con el signo de interrogación escrito en su cara.

—Sobre eso te contaré en otra ocasión cuando estemos solos.

—Está bien, pero no me dejes mucho tiempo con la intriga.—aceptó.

Brayan se levantó y estudió la estacia buscando el mejor sitio para el elevador.

Aquí está bien, tiene... Y siguió explicando texnisismos, yo estaba fascinado escuchando pero también sentía algo de envidia, esa carrera fue mi dueño.—Vamos a ver la planta superior.

Subimos las escaleras conversando y al llegar arriba mi mirada se posó en un punto enfrente como atraída por un imán.

—Ella es mi hermana, Nayely.

—Nayely, te presento a mi mejor amigo, Brayan.

—Es hermosa tu hermana, cómo no me la presentaste antes, quizás fuera tu cuñado.

Sentí mi sangre caliente y una ira inexplicable, miré a Brayan enojado y sin poder contenerme expresé mordaz.

—Ni en broma, Nayely es mía.

Ni yo; mismo podía creer lo que acababa de afirmar tan posesivo.

Nayely y Brayan fijaron sus miradas en mi rostro, mi amigo confundido y ella muy asombrada, sus hermosos ojos parecían querer salir de sus órbitas.

—Soy muy celoso, soy un hermano posesivo, es mi naturaleza.

Traté de aclarar.

—No conocía esa faceta tuya, siempre fuiste tan frívolo, hasta a veces temía que no tuvieras corazón... Es bueno saber que está allí.—señaló mi pecho con su dedo índice.—aunque lo tenías muy bien guardado.

—Entonces ustedes tampoco me conocía...

—No, pero nunca es tarde si la dicha es buena, un placer conocerte señorita, puedes tuteame, no me hables tan formal, eres la hermana menor de mi Brother.

—Está bien.

La tristeza de Nayely no me pasaba desapercibida. Ella quería que alguien más, a parte de mí, la conociera de antes  pero lamentablemente era algo difícil. No podía, no por ahora, presentarla ante ningún conocido. Quizás después de la cirugía traería a su hermana Meily, contarle la verdad si todo salía bien, era algo que sentía que debía hacer. Las hermanas habían estado mucho tiempo separadas.

Brayan se dedicó a hacer sus cálculos para el elevador, de vez en cuando decía algo gracioso y Nayely sonreía, sinceramente no veía el chiste por ninguna parte pero verla sonreír me hacía feliz aunque admito que sentía celos que esas sonrisas no fueran para mí o por mí.

***

Estábamos en la consulta, el doctor nos explicaba los detalles de la cirugía, al menos lo que debíamos saber, de vez en cuando miraba a Nayely con el rabillo del ojo, llevaba muchos días en una guerra silenciosa conmigo. No me trataba como antes, se mantenía distante y hablaba conmigo solo lo necesario. Aunque dormíamos en la misma cama, la distancia era enorme, cada uno en su lado y cuando intentaba traspasarla, ella me rechazaba de una forma u otra.




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