—Muy bueno todo, Nayely; pero no puedo comer más.
Lo había visto comer de todo y por su expresión parecía que fueron sinceras sus palabras. Me sentía satisfecha.
—¿Quieres ir a algún otro lugar para reposar la comida?—sugirió.
—No, estoy cansada, quiero recostarme en la cama.
—Puedo llevarte a cualquier parte de la casa, incluido la cabaña de la piscina, en cualquier área te puedes tumbar en un sofá cómodo—insistió atento.
—Sí, lo sé, pero me he acostumbrado a mi habitación, allí me siento más cómoda y de verdad la he extrañado.
—Como gustes, ¿como estás cansada me permites llevarte cargada?
Me sentí timida pero acepté.
—Está bien.
Se levantó de su asiento y fue directo a mi persona y me cargó sin vacilar. Me sostuve de su cuello y en el proceso nuestras miradas se cruzaron.
—Estás hermosa, siempre lo estás pero hoy es demasiado.
Su voz era suave y ronca. Sus ojos brillaban cómo luceros, su boca entreabierta, con esos labios tan sensuales, me hicieron tragar en seco. Brusco rompió el contacto visual y avanzó con pasos firmes y mirada al frente. No tomó el ascensor sino que subió por las escaleras. Cuando llegó junto a mi cama me depositó con suavidad sobre ella.
—Descansa, yo estaré en mi habitación, si me necesitas llámame no importa la hora que sea.
—No te preocupes, yo pude cuidarme, no estoy tan mal como antes.
—Lo sé pero no pierdo la costumbre. Buenas noches.
Cuando se iba sentí la necesidad de retenerlo.
—Espera.
Se detuvo en seco.
—Estoy llena y no puedo dormir aún, quedate a ver una película conmigo.
Se giró hasta quedar frente a mí y me observó, me puse nerviosa.
—Seguro que quieres que me quede.— su mirada era demasiado intensa y perspicaz. Los nervios me dominaron pero aún así, no afectó mi decisión.
—Sí
Caminó hasta un sofá que permitía ver con comodidad la televisión y se sentó.
—¿Qué quieres ver?
—No lo sé.
Tomó el control que estaba al al ance de su mano y comenzó a explorar en el menú de las películas disponibles.
—Esa de Yenifer y Maluma, Marry Me—perdí.
—De acuerdo.
—Quiero verla porque él es de mi país.
—¿Regresaron tus recuerdos?
—Algunos, pero todos antes de casarme con tu hermano.
No quise contarle que había tenido un recuerdo de él y mi bebé, no estaba lista para decirle todavía.
—¡Entonces recuerdas a tu hermana—habló emocionado.
—Sí, recuerdo todo sobre ella y mi familia. Mi pasado volvió a mi mente.
—Eso es muy bueno. Pronto tienes una cita con el Neurólogo, se va a poner muy feliz con esta noticia. Si quieres puedo adelantar la cita.
—No es necesario, quiero tomarme todo el tiempo que falta para pensar, quizás recupere la memoria por completo.
—Haré lo que tu quieras.
Me concentré en la película cuando comenzó, trataba sobre una pareja de cantantes que se separan poco antes de la boda, Maluma interpreta a un rockero que engaña a su pareja y a raíz de esto ella se casa con uno de sus fams, un profesor de matemáticas de secundaria que tiene una hija...
No quería que la película llegara a su fin, la principal razón era Ethan, si él decidía irse al terminar no sabría como detenerlo más, para el final habría terminado el tiempo de la digestión y a pesar de que él estaba lejos eso era suficiente para mí.
Me había acostumbrado tanto a Ethan. Desde que desperté del coma él siempre ha estado a mi lado. Incluso en los 3 meses que estuve en el hospital luego de la cirugía de columna y mi posterior rehabilitación, Ethan no se apartó de mi lado. Me cuidó en el hospital, se quedó a mi lado en la habitación que reservó para ambos, tenía una cama personal para cada uno y las condiciones nesesarias para sentirse bien. Durmió cada noche en esa habitación conmigo sin excepciones y aunque estábamos en camas separada, estaba a mi lado.
Como siempre me cuidó, al principio fue extremadamente difícil pero su cuidado y su cariño me ayudó a superar cada obstáculo. «Que me llevara al baño, que limpiara mi cuerpo porque la zona de la herida no podía mojarse, mis ataques de ira, de frustración y de llanto...»Todo lo soportó sin quejarse una sola vez.
Lo miré de reojos, los ojos bizcos hacia su lado, manteniendo mi cabeza de frente a la TV. Ese hombre que siempre estuvo a mi lado, ahora descubría que solo era mi cuñado. Y ni siquiera era alguien con el que hubiera convivido en el pasado y sin embargo había hecho tanto por mí.
La película llegó a su fin y como temía Ethan se incorporó.
—Creo que es hora de irme, debes descansar.
Se iba de mi lado y no quería, tuve ganas de llorar.
—Dulces sueños, preciosa.
Se despidió y salió, en cuanto me quedé sola unas lágrimas escurridizas rodaron por mis mejillas, las sequé de un manotazo. Me levanté y me cambié de ropa, me desmaquillé, no sé si lo hice con el desmaquillante o con mis lágrimas, cuando terminé regresé a mi cama. La sentía tan grande, me sentía tan sola. Conocer la verdad solo había logrado que él se alejara de mi lado.
Al día siguiente:
—Dormilona, despierta, traje el desayuno.
—Abrí los ojos y lo vi.
Era tan guapo que cortaba la respiración, las sombras oscuras marcadas bajo sus ojos negros llamaron mi atención.
—¿No dormiste bien?—pregunté apesadumbrada.
—Tenía trabajo pendiente.
—Es mi culpa.
—No empieces Nayely, es muy temprano. ¿Por qué sería tu culpa?, tu no me pediste nada, yo quise hacerlo y no me arrepiento de nada.
A pesar de sus palabras me sentía culpable, él había pasado por muchas cosas por mí y aunque no se lo hubiera pedido igual lo había hecho.
La bandeja la había colocado sobre una mesa redonda de cubierta de cristal que formaba parte del inmobiliario de mi espaciosa habitación, con sus dos sillas elegantes y cómodas a juego.
—Debo ocuparme de algunos asuntos. Come tranquila y luego ponte un traje de baño, quiero que pases un rato en la piscina conmigo.
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Editado: 11.05.2022