Infiel por accidente

Capítulo#18 El hospital.

Salí de la habitación a toda prisa porque estaba furibundo. La cólera hacía que mi sangre recorría mis venas con prisa e hirviera por dentro como un volcán a punto de erupción.

Esa mocosa de Meily había hablado más de lo debido, nunca se lo perdonaría, por su culpa mi amada Nayely se había puesto grave y estaba sufriendo. Caminé de un lado a otro por el largo pasillo tratando de serenarme pero era en vano.

Mi teléfono sonó. Lo saqué rápido, indignado, ni siquiera me fijé en la pantalla para ver de quién se trataba, contesté porque el sonido me molestó.

—Ethan, soy Meily, estoy en información, ¿puedes venir?

Escuchar su vocecita de víctima hizo que me alterara más.

—¡Voy para allá!—respondí brusco y no dije más, corté malhumorado y me dirigí hacia donde me dijo que estaba. Esa mocosa me iba a conocer de verdad.

—¡Ethan!, ¿cómo está mi hermana?, fui al primer hospital que la llevó la ambulancia pero me dijeron que fue trasladada a este, estoy muy preocupada.

Todo su cuerpo temblaba perceptiblemente pero a mi no me preocupaba para nada.

—¿De verdad es más importante tu hermana que tú?

Me miró perpleja.

—¡Claro que lo es!

—¿Que fue lo último que dijiste antes de su ataque?

Se quedó pensariva por un momento.

—¡Oh!, le dije lo que siento por ti.

—¿Y que es exactamente eso que sientes por mí?—inquirí con deseos de estrangularla, estaba perdiendo el control.

—Estoy enamorada...

Se atrevió a decir.

—¿Alguna vez te he insinuado algo o te he tratado como mujer?

Sus ojos reflejaron confusión, tenían cierto parecido a los de su hermana pero a diferencia de estos los de Nayely transmitían un mar de emociones y me conmovían hasta lo más profundo de mi ser.

—No pero...

—¡Pero nada!—la interrumpí iracundo— Todo lo que he hecho por ti es por el bien de tu hermana, para ser honesto tú me importas una mierda.

Abrió sus ojos claros como dos huevos fritos.

—¡Oh!—exclamó contrariada.

—No te confundas mocosa, has logrado que me sienta arrepentido de todo lo que hice por ti—esperé colérico sin poderme contener.

—Lo siento...—se disculpó llorando.

Pero a estas alturas nada de ella me conmovía. Más bien era todo lo contrario, sentía que la odiaba. En este momento me di cuenta que por Nayely era capaz de hacer cualquier cosa, como tratar a sus seres queridos como si fueran míos(cómo hice con Meily por ejemplo), pero si algo o alguien la lastimaba podía convertirme en un demonio.

—Si lo sientes sácate esas ideas locas de tu estúpida cabeza—exigí hostil—pensé que eras más sensata pero me equivoqué. Jamás me fijaría en ti. ¡Amo a Nayely!, que te quede claro.

—¡¡¡Qué???—gritó inquisitiva.

—Así como lo oyes, estoy locamente enamorado de Nayely—reafirmé, no me arrepentía en lo absoluto de mi impulsiva confección—la amo desde que la conocí y es la única mujer que he amado en toda mi vida y se que será así por el resto de mi vida. Nadie, absolutamente nadie, podrá ocupar jamás su lugar en mi corazón.

—Pero no puedes, ella es tu cuñada..—objetó con voz quebrada.

Lo que me faltaba, que esta culicagada me cuestionara.

—¡Y eso qué?, ¿acaso hay una regla para el amor?, tu sabes que Marcus no es bueno para ella, no te hagas la estúpida.

Mi ira aumentó en forma desmedida después de sus palabras. Acaso Meily quería tapar el sol con un dedo por pura conveniencia? Si Nayely hubiera sido feliz con mi hermano yo jamás me hubiera atrevido a meterme entre ellos: cuando uno ama de verdad, lo más importante es la felicidad de la persona amada aún por encima de la propia, quién piense lo contrario es porque nunca ha amado de verdad.

—Aun así estan casados—insistió.

La miré con desprecio.

—Mira pendeja, que algo te quede claro, aunque tu hermana decidiera regresar con mi hermano yo NO me fiaría en ti. No me gustas para nada, no eres de mi tipo y tu forma de actuar en este momento crítico no es de mi agrado. Te quiero lo más lejos de mí posible y si tu hermana sigue sufriendo por tu presencia te iras de regreso a tu país de inmediato—le advertí indignado. Me tenía cansado.

—Quiero ver a mi hermana—pidió.

La miré como si fuera un insecto repugnante. ¿Se atrevía a pedir eso después de todo? ¡Era estúpida!, ¿aún no entendía lo que había causado. ¿No se había dado cuenta de que la culpable del estado de su hermana era ella?

—No puedes verla, regresa por dode viniste.

—¡Tengo que saber cómo está!

—Mejorando, pero está descansando, necesita reposo y con tu presencia no lo hará.

—¿Porqué no?, soy su hermana.

—Acaso eres estúpida, vas a la universidad por amor al arte. Nayely y yo nos amamos y tu recién llegas y le dices que me amas. ¿Qué crees que provocó su ataque?

—¡Fue eso?

—¡Vingo!, al fin entiendes.

—Pero ella...

Ella no recuerda nada de su noviazgo o su vida de casada, no la atormentes y no la juzgues, si quieres culpar a alguien pue hazlo conmigo pero deja a tu hermana fuera, bastante a pasado y tu, lejos de venir a ayudarla y darle consuelo le traes problemas.

—Lo siento...

—Que bueno que lo sientas, recuerda que estás aquí por mí y no te traje para que me vieras o estuvieras cerca de mí, la única razón por la que estás aquí es Nayely.

—Lo entiendo, me voy.

Era un alivio que hubiera entendido todo. No quería ningún malentendido entre ella y yo. Se retiró cabizbaja y yo le di la espalda y regresé con mi mujer porque era mi mujer a pesar de que estuviera casada legalmente con otro y aunque no se había entregado totalmente a mí. Era mía porque para mí era la única mujer que existía.

Al entrar a la habitación de Nayey mis ojos se toparon con algo que me trastornó. ¡Nayely estaba teniendo otro ataque! Sentí pánico y desesperación, me congelé por un segundo mientras la veía retorcerse y temblar, con sus ojos perdidos. Un dolor lacerante se instaló en mi pecho ante tal escena, llamé urgente al personal médico y acudió enceguida. Me quedé a un lado observando sin poder hacer nada, a punto de colapsar, esto era demasiado duro, no podía soportar más ver a esa frágil mujer soportando tanto. «¿Por qué era ella y no yo?, con gusto ocuparía su lugar.»




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