Infierno

Prólogo

La oscuridad estaba presente en todo el lugar. La luna llena se encontraba en su punto máximo, había una profunda niebla que se expandía tanto como le era posible y ahí, en medio del bosque, estaba él; parecía tener una buena razón para estar ahí, pero en realidad no la tenía. ¿Por qué estaría en un lugar en medio del bosque observando a la oscuridad consumir todo? La respuesta es sencilla… él es el elegido para llevar a cabo los planes del Diablo.

  Para que saliera a la perfección todo, el diablo necesitaba a una alma joven, pura, y con esperanza, y eso es lo que tiene Adam, la juventud por solo tener quince años, la pureza por no haber hecho nada malo en toda su vida – lo cual hasta cierto punto es poco creíble pero es cierto, jamás dañó ni a sus padres o a sus dos hermanas o a cualquier otra persona que le rodeara ̶̶  y la esperanza, pues cuando murieron sus padres en un incendio, creyó haberlo perdido todo pero se mantuvo con la cabeza en alto para enfrentar lo que se interpusiera en su destino; siempre les dijo a sus hermanas que todo saldría bien, que él se encargaría de protegerlas y con ello viene un elemento extra en la receta o sea, la valentía.

  Adam estaba desconcertado, no recordaba nada después del duro golpe que recibió en la nuca y que lo hizo desmayarse hasta que despertó en medio de la nada. Se dio cuenta de que cuando alguien lo trajo hasta este lugar debió estar vigilándolo desde tiempo atrás y está en lo correcto, el Diablo lo había estado vigilando a través de las sombras más oscuras que habitan en los miedos de las personas, son como cámaras de vigilancia que abarcan todo el mundo, pero mejor y más eficiente que un GPS.

  Miró su ropa y era oscura, unos pantalones de mezclilla negros semi-ajustados, una camisa negra y una chaqueta de piel; unos zapatos que sin duda Adam jamás podría comprar con el salario que le daban en el café por el medio tiempo que iba.

  Cuando los padres de Adam fallecieron, él y sus hermanas se fueron a vivir con sus tíos pero a Adam no le gustaba depender de ellos para todo, por lo que acordó con ellos de aportar una parte (lo poco que ganaba) para ayudar a los gastos.

  En su muñeca había un reloj, a primera vista parecía un reloj normal,  táctil y con muchas aplicaciones pero además de eso un botón que al presionarlo lo transportaría a cualquier lugar en el que Adam quisiera estar, solo con pensarlo mientras presionaba el botón. Pequeños regalos que le dio el Diablo.

  La neblina se dispersó tan rápido que parecía que jamás estuvo ahí y entonces la tierra bajo sus pies comenzó a sacudirse y a cuartearse como si se partiera por la mitad. Pero Adam se percató que solo se cuarteaba una parte, una especie de círculo que se incendió después, formando unas finas líneas al paso del fuego; una estrella encerrada en un círculo formando un pentagrama invertido, y Adam estaba seguro de haberlo visto antes. Una serie de flashbacks se arremolinaron en su mente, imágenes de paredes de la calle con ese mismo símbolo marcado con pintura en aerosol, dijes de las personas con las que se cruzaba en la calle, letreros de neón en los barrios bajos de la ciudad y en las películas.

  Un pitido muy fuerte le hizo cubrirse los oídos pero a pesar de eso seguía sin haber cambiado la intensidad, trató de retroceder pero se movía con torpeza y cayó de frente cuando chocó contra el pecho de un hombre que estaba de pie detrás de él, vestido con una túnica negra que se arrastraba y con un capucha que era parte de ella y le cubría la cabeza y el rostro. Fue entonces que Adam observó a su alrededor, ya no estaba solo, un grupo de hombres le rodeaba, todos entonando un cántico tenebroso en, lo que creyó que era latín, que lo hizo estremecerse. Un dolor de cabeza se estaba haciendo presente y con más intensidad conforme pasaba el tiempo. De la nada se elevaron unas grandes llamaradas a su alrededor que parecían querer alcanzar el cielo. Adam sentía una punzada de dolor por todo su cuerpo que se hacía más fuerte que lo hizo retorcerse una y otra vez hasta quedar hecho un ovillo en el suelo. Cerró los ojos con fuerza, esperando que eso calmara el dolor. Cuando por fin desapareció, parecía que había tardado una eternidad. Abrió los ojos, se sentía diferente. Los ojos castaños de Adam ya no lo eran más, ahora eran negros, como agujeros negros que parecían querer devorar todo, su cuerpo se sentía ajeno, con más fuerza y con mejores reflejos de los que tenía y los comprobó cuando se puso de pie.

  Miró su alrededor y se dio cuenta de que ya no estaban esos tipos con túnica y que todo estaba despejado, solo él y otro hombre que le daba la espalda. El hombre tenía el cabello oscuro y un cuerpo fornido dentro de un traje gris que marcaba los músculos del hombre. Con lentitud se giró hacia Adam con su mejor sonrisa en el rostro.

 一Vaya, te repones rápido. Veamos qué tan bueno eres一. El hombre sacó un cuchillo y se lo lanzó a Adam directo al rostro, Adam lo esquivó con facilidad, lo que hizo sonreír con amplitud al hombre.

 一¿Quién es usted?一preguntó Adam con el ceño fruncido.

  El hombre soltó una risa tan grave que hizo estremecer a Adam一. Me sorprende que a estas alturas no lo sepas todavía. ¿De verdad no tienes ni idea?一 se inclinó demasiado hacia Adam que este tuvo que retroceder para que sus cabezas no chocaran. El chico parecía desconcertado pero trató de no mostrarlo. Después, como si una sombra estuviese esperando por ser liberada de un ataúd, una seguridad se apoderó de él. Una sonrisa arrogante se formó en el rostro de Adam.




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