Lilith estaba cansada. Cansada de esperar por eternos siglos en el infierno. Estaba hambrienta de vida, de libertad. Necesitaba salir de allí, a toda costa. O se volvería loca.
Por eso se encontraba frente a las puertas del infierno. Su sentidos estaban alerta porque no quería que cierto señor y amo se diera cuenta. Ella sabía las consecuencias de sus actos. Posiblemente muriera antes de que pasaran las dos horas. Pero valía la pena.
Ella era una princesa. No temía a nada. O al menos eso quería creer mientras su respiración era agitada y su corazón golpeaba fuertemente contra su pecho.
Lilith cerró los ojos y abrió las puertas. Preguntándose cómo se vería aquel cielo que ya casi había olvidado. Dándose el valor de cruzar el umbral fundiendo todos aquellos sentimientos de odio, enojo y resignación que había ido acumulando durante todo este tiempo.
"Solo serán unos minutos" prometió al mirar su hogar. Como si aquello la salvara de los castigos que caerían sobre ella.
Con la cabeza en alto, hizo su viaje a la superficie.
~°~
Se quedó sin aliento cuando la niebla que la había traído se desvaneció. Se había transportado a un callejón, frente a ella se encontraba un parque. Verde. Hermoso. Vivo. Los aromas mandaron a volar sus sentidos. La tierra, el aire, las flores.
El sol se estaba ocultando en el cielo y ella, borracha de dicha, caminó por el parque. Visualizo cosas que se movían a mucha velocidad por la calle con personas dentro. Se fijo en los faroles que brillaban con algo, que no era fuego. Las tiendas estaba iluminadas, pero las personas se dispersaron a su alrededor. A ella no le importo. Los humanos nunca fueron sus centro de atención, a diferencia de lo que muchos creen.
Suspirando, encontró un banco en el medio del parque y se sentó. La posición de este le daba una clara y bella visión del ocaso. Trato de no pensar en todos los cambios tan abrumadores del mundo humano. Trato de no revivir los siglos encerrada. Y solo disfrutar de este momento.
Los colores del atardecer calentaba su piel. Procuro no pestañear para grabar cada detalle en su memoria.
Lilith se sentía viva. Llena de felicidad. No quería marcharse de este lugar.
Cerró los ojos cuando los últimos rayos del sol desaparecieron y sonrió. "Haría esto cada día".
~°~
La paz duró poco. Sus sentido se erizaron y su espalda se puso tensa. Las chispas de energía sacudieron su cuerpo, listas para ser usadas. Su mano en posición para agarrar el cuchillo que llevaba en la bota.
Apretó los dientes y movió la cabeza ligeramente hacia un costado.
Allí estaba. Una figura masculina avanzaba hacia ella. Cualquiera pensaría que se trata un hombre. Pero Lilith sabía, lo sentía. Él era un ángel. Pero no cualquier ángel, no.
Su esencia y energía eran mucho más superiores a los ángeles promedios con los que ella se había enfrentado. Y ganado.
Pero esto era algo más grande. "Un Arcángel, entonces " ella decidió.
Entrecerró los ojos. No era una cobarde. Jamás lo había sido. Pero no podía enfrentarlo aquí. Si quería una oportunidad contra él debería buscar un lugar más cerrado. Era sabido que los ángeles, tanto celestiales como poderosos, también eran toscos y más lentos cuando no usaban sus alas. Y un lugar reducido lo impediría.
Gruño por lo bajo, mostrando sus colmillos, siseando amenazadoramente. Aquel arcángel no titubeo ni freno, siguió su paso, vago y despreocupado. Eso la llenó de furia.
Lilith se levantó lentamente y saco su cuchillo. No podía ver la cara del sujeto pero no le importaba. No moriría hoy.
En un parpadeo, se dio la vuelta y comenzó a correr con todas sus fuerzas. Su velocidad era inigualable. Era una de las más rápidas. Tanto como una flecha. Y mortal como una.
Trepo por las tiendas y salto de techo en techo. Nunca mirando hacia atrás.
Creyó perderlo pero un silbido seguido de un aleteo profundo y poderoso le heló la sangre. Estaba justo detrás de ella. Maldiciendo decidió que era hora de enfrentarlo.
Visualizo un callejón de apenas unos metros de ancho, perfecto para su ataque.
Con un salto aterrizó de cuclillas sobre el cemento. Sentía la energía del arcángel llenando el aire. Escucho su gruñido cuando se dio cuenta de su plan. Ella sonrió. "Ven por mi"
Una figura aterrizó a un metro de ella, las luces de los faroles no dejaban ver mucho pero pudo distinguir la armadura de oro que llevaba, recubriendo su pecho, brazos y muslos. No veía un arma pero sabia que tenia alguna escondida.
- ¿Que haces por aquí demonio? - su voz era grave y poderosa. Lilith entrecerró los ojos.