Miguel no recordaba alguna vez haber volado tan rápido como lo estaba haciendo en ese momento. Pero por su compañero era capaz de hacer cualquier cosa.
"La salvaré" Solo rogaba a Dios que no fuese tarde.
La rabia inundó su ser y el mundo temblaba cuando él pasaba, dejando un rastro de destrucción.
Mientras entraba a su hogar en las nubes, se maldijo nuevamente por no haberse dado cuenta de aquel demonio menor que los observaba. "Estúpido" gruñó
Llego al almacén donde guardaban las armas más poderosas, a las que solo èl y un par de ángeles tenían acceso.
Era una granada apunto de estallar y nada le impediría salvar a Lilith.
Un a vez que estuvo seguro de que no le cabian mas armas, se encaminó a la salida velozmente, con la intención de destruir destruir al maldito Lucifer.
- ¿Donde crees que vas, hermano?
Gabriel aparece ante èl, bloqueando la salida.
- No te incumbe. - gruñe Miguel, empujando a Gabriel de su camino.
No tenía tiempo para interrupciones.
Gabriel lo agarró fuertemente del brazo. "Si me alejas de mi compañera, te destripare"
Miguel se tenso para golpearlo.
- ¡¡Oh!! iras por la demonio. - la voz de Gabriel se volvió ronca, como si estuviera dolido. - Lo siento hermano, ya es tarde.
Miguel se quedó paralizado y se arrancó de su agarre
- ¿De que demonios estas hablando? - sus cuerpo temblaba por las palabras de Gabriel
- Lo sè todo, hermano. Los he visto. - Gabriel se dio la vuelta, dándole la espalda a Miguel.
- Entonces sabrás que es mi compañera, que está en peligro. - Miguel se tragó su orgullo - Por favor, Gabriel, dejame ir por ella y te prometo que haré cualquier cosa que...
Pero Gabriel lo interrumpio
- Lo haría si tan solo hubiese algo que salvar. - las manos de Gabriel se movieron en el aire, dando forma a una esfera, como un espejo. - La seguí al infierno, hermano. - Gabriel levanto las cejas - Ella confesó todo... pero Lucifer no tuvo compasión...
La voz de Gabriel se fue reduciendo hasta que Miguel solo pudo ver, en la esfera de sus manos, como Lucifer mataba a su compañera. Cómo atravesaba su cuerpo con una espada y se reía de aquello. Como el cuerpo de Lilith es incinerado por el fuego del infierno. Pero lo que terminó por romper completamente el alma de Miguel, fue escuchar los gritos de su compañera, pidiendo por èl.
No sabe cuánto tiempo estuvo observando a la nada, con las lágrimas cayendo por sus mejillas, sintiendo un dolor totalmente insoportable, dándose cuenta de que realmente había muerto, porque ya no encontraba su esencia, y a la vez sintiendo un vacío, donde debería estar su corazón, no había nada y donde debía estar su alma, solo quedan pedazos de està.
Su poder fluyo por el cielo, haciéndolo temblar y que todos se enteraran de su pérdida. Una pérdida irreparable y una condena peor que cualquier tortura.
Perder a tu compañero es perderte a ti mismo.
~°~
No paso mucho tiempo para su juicio. Un juicio por confraternizar con el enemigo y mentirle a los suyos.
Miguel se sentía un muerto en vida. Y cuando decidieron perdonarle la vida por todos sus años de servicio, nadie vino a consolarlo por la muerte del único que ser que realmente le importaba. No. Todos lo miraban con lástima, como si ya fuese caso perdido y èl se sentia asi.
Pero si algo tenía claro, era el hecho de que no pondría fin a su vida hasta no cumplir con una unica mision.
Una venganza.
Matar al rey de los infiernos. Asesinar a Lucifer. Y solo entonces tendrá la paz para reencontrarse con su amada.
~°~
17 años después...
Miguel se encontraba en su escritorio, marcando mapas, divisando los últimos lugares donde Lucifer había sido visto.
Pero el desgraciado se escondía. Cada vez que parecía estar cerca de encontrarlo, el maldito se escurría entre sus dedos.
Golpeo el escritorio con su puño, agrietando la madera. Gruño. Se estaba cansando de este juego. Cansado de vivir sufriendo cada maldito dia.
Pero fue cuando lo sintió. Una fuerza mayor a la que jamas habia sentido. Una esencia que él reconocía.
Su cuerpo actuó por propia voluntad, volando al lugar de aquella energía.