Mis pasos resonaban en el piso de madera de la casa. Podía escucharlo silbar a metros de mí, él o eso sabía que estábamos aquí podía sentir mi respiración; tape mi boca para que no se escuchara mi llanto. Michelle se encontraba escondida de tras de un mueble, ella me miraba, podía ver el terror en sus ojos, ambas sabíamos que si dejábamos pasar más tiempo no podríamos salir de este infierno. Le hice señas para que gateara hacía mi ella asintió. Titubee y se escuchó un ruido. Los pasos en suelo se volvieron más nítidos. Había alguien más en esta habitación. El está aquí.
—Tantin, lalalala ¿los niños buenos deben dormir? tantin, duerme que el ya viene aqui. Lalalala tantantin, tantan tinin, el ya está aquí, lalalala tantantin —cantaba la ezpeluznante melodia a solo unos metros de mi escondite.
Mi corazón late tan rápido que podría desprenderse de mi pecho, un quejido salió de mi boca la tape con mis manos esperando que no hubiese sido escuchado, entonces empecé a sentir una respiración en mi cuello, que me erizó los vellos, cerré los ojos con fuerza rogando por que fuera Michelle, entonces sentí una mano huesuda recorrer mi hombro izquierdo.
—¡Sara! —gritò y abrí los ojos de golpe haciéndome volver a la realidad—. tranquila, todo está bien solo fue una pesadilla—Mi llanto se hizo presente, mientras Michelle me sobaba la espalda reconfortandome.
Volvía a tener conciencia del mundo real, eso solo había sido una horrible pesadilla.
Se había vuelto recurrente en mis noches de extremo cansancio debido al insomnio que provocan aquellas pesadillas...las que no puedo evitar.
6 meses después
Corrí lo más rápido que pude tratando de ocultarnos tras el espeso bosque, en ningún momento voltee atrás lo único en lo que pensaba era en resistir necesitaba largarme de aquí. A lo lejos pude ver mi salida la carretera mi... —el ruido de la cocina corto mi inspiración.
—¡Michelle! ¡estoy tratando de escribir! — exclamo disgustada mientras me remuevo en el sofá.
—¿aun sigues escribiendo el libro? Hace una semana me dijiste que estaba listo —Michelle se asomo desde el umbral de la cocina y me miró con una ceja levantada.
—Estoy tratando de hacer un final bueno pero no logro concentrarme ¿Por qué será? — Solté sarcásticamente. Michelle río y rodé los ojos. Continúe cambiando de tema —Mamá dice que debería ir la vieja cabaña de la abuela en Amethyst lake, no estado allí desde que era una niña. Es un buen lugar para escribir e inspirarse —me encogí de hombros.
—Sara, mi linda y querida Sara —acentuó mi nombre dramáticamente—, ni creas que voy dejarte ir sola a ese bosque para que te mate un asesino serial o peor la soledad, además, hace tiempo que no salimos de Nortwest, deberíamos ir las dos y disfrutar del lago y... —le interrumpo colocando mi dedo índice en sus labios.
—No lo sé debería ir yo sola, quiero inspirarme y además se que te aburrirá y querrás irte al siguiente día; pienso estar una semana allí y no creo que soportes estar sin señal y alcohol por una semana — puso una mano en su pecho en señal de indignación y rodé los ojos.
—¿Quien dijo que no habría alcohol? Creo que sería mejor que vayamos así nos relajamos así podrás escribir tu final y así ambas seremos felices—reí bajo. Negué con la cabeza y me miro suplicante tratando de parecer tierna. Torcí los ojos y hizo la cara de perrito. La que nunca falla, suspiré.
—bien, iremos —cerré mi portátil y me dirigí a mi habitación para tomar un una ducha.
Michelle había vivido conmigo desde que estábamos en la secundaria o bueno desde que su madre desapareció. Desde entonces mi madre había estado cuidando de ambas.
Cuando cumplí diecisiete, habíamos decidimos vivir en un departamento en renta, era barato y bastante pequeño con; Una habitación, un baño y una especie de "cocina" Era diminuto. Michelle era un año mayor que yo así que mamá no se opuso a nuestro intento de rebeldía el cual no duró mucho. Las tonterías que hicimos esas dos semanas que fuimos "independientes".
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Editado: 26.04.2019