Infierno Helado (libro 1)

Capítulo 32

Jesse no me dijo nada antes de irse, yo tampoco lo hice. Nos miramos por un momento, mis ojos estaban cristalizados cuando besó mi frente y me abrazó. Luego se dio la vuelta y se fue con el grupo que le correspondía.
Fue difícil, no sé si hubiese sido mejor que dijera algo, tal vez no, porque cualquier cosa que dijera, como un simple "Te amo" sonaría como una despedida y ninguno de los dos estaba listo para despedirse del otro. Por eso no dijo nada y creo... Que está bien.

Nos dividimos en grupos y nos ocultamos en diferentes edificios, esperando su llegada. Jesse era un arquero y le tocaba estar arriba de los edificios, protegiéndonos desde arriba, así como Natasha.

Nos habíamos enderezado los uniformes de color negro, y los llenamos con armas. Isabel está junto a mí, viendo por uno de los huecos del edificio, aguardando a que entren.
Zack, Sebas y Elías están en los edificios más alejados del centro y son los encargados de la parte tecnológica.
Nuestro intercomunicador ha sido alterado, como somos demasiados, si dejábamos el aparato como estaba, no podríamos comunicarnos con todos pero ahora si, al pulsar el botón de este, nuestra línea se conecta directamente con la de Zack y este nos conecta con quien queremos hablar, sólo tenemos que dar el nombre y listo.
Caín es el líder y como lo es, será el encargado de hablar con ellos, porque se ha llevado a cabo un acuerdo, les daremos una oportunidad de abandonar lo que hacen, está en ellos la decisión de llevar esta guerra a cabo, yo sé que ni lo aceptarán, sé que esta guerra se dará y también sé que muchos morirán sólo que no estoy preparada para ello.

Veo como invaden el lugar como cucarachas, cucarachas rojas porque ese es el color de su uniforme, rojo sangre. Son exactamente iguales a los trajes militares originales, lo único que cambia es el color.
Mi sangre empieza a arder, me digo que cuando todo empiece, no habrá espacio para arrepentirse. Si no hago nada, ellos me matarán, así como a mi padre. Él no les hizo nada y sin embargo está muerto.
En cada uno de los grupos, hay al menos tres arqueros, sabemos que habrán arqueros de parte de ellos también y esa es la primera parte del plan, y se me ocurrió a mí.
Los cazadores entran con pasos firmes, todos están armados, como si sospecharan que no están solos.
Se forman en hileras alrededor de la tarima construida en medio de todo.
Son cientos, como nosotros.
Hay un hombre que les da órdenes y señala hacia los edificios, seguido de esto, ellos empiezan a dividirse y cinar hacia los lugares señalados.
-En posiciones.- Todos escuchamos la voz de Zack en el intercomunicador.
Me despego de la pared y me enderezo. Nos ubicamos de modo que dejamos la entrada libre, estamos en el segundo piso aguardando a que entren.
Se escuchan pisadas. Isabel me señala a mí y a un chico junto a ella. Sé ve feroz, su cabello está sujeto en una alta coleta y hace que sus rasgos se vean más duros, sin embargo sé que por dentro está preocupada al igual que yo. Ni Cody ni Jesse están con nosotros y eso... Nos aterra más que el pensamiento de morir.
El sonido de las pisadas subiendo resuena en el piso dos.
El primer cazador llega hasta nosotros pero no puede vernos, al igual que su compañero porque nuestras pulseras están activadas. Sus compañeros, cinco de ellos, lo siguen. Observan el piso vacío para ellos. No es muy grande pero tampoco pequeño.
La primera en hacerse visible, es Isabel.
Los seis se giran hacia ella que los mira con la cabeza en alto.
-¿Qué demonios?- Dice uno de ellos.
-Es una origen.- Dice otro.- Hay que matarla.
Isabel saca sus manoplas y las coloca en sus dedos. Los cazadores se ríen y avanzan hacia ellos y al segundo yo ataco al que tengo más cerca.
Lo agarró del cuello y lo tiro hacia atrás, con fuerza. Este cae al suelo sobre su arco y todos ahora se giran hacia mí.
Un cazador se abalanza hacia mí y trata de golpearme con su pulo pero esquivo sus golpes, yo lo golpeo en el estómago, alguien me agarra del hombro con fuerza y clava sus dedos en mi piel, es el otro cazador. Antes de que pueda hacer nada, me giro hacia él y clavo mi cuchillo en su pecho. El otro cazador corre en mi dirección pero no llega, uno de mis compañeros se abalanza hacia él y lo estrella contra la pared, el sonido de su cabeza al chocar contra el duro cemento rebota en las paredes.
Me giro hacia el otro cazador, sólo para ver como cae de rodillas sujetando su pecho con los ojos abiertos.
La herida no lo mataría al instante pero con el veneno en su venas es inevitable que no lo haga.
Isabel rompe el cuello del último cazador que sigue de pie.
Nuestros arqueros quitan el uniforme rojo sangre de sus cuerpos y se los colocan ellos con agilidad y rapidez para retomar el tiempo perdido, los nuestros suben los escalones hasta el quinto piso mientras que nosotros arrastramos los cuerpos de los caídos hasta una esquina.
-Sobran tres uniformes. Abby, Alixe y yo los usaremos para colarnos entre ellos, ustedes vigilen el edificio.- Indica Isabel. Rápidamente nos colocamos los uniformes dejando los arcos a un lado, tengo que doblar las mangas para poder ver mis manos.
-El líder se encuentra en la tarima, preparen la entrada de Caín.- Dice Zack por el intercomunicador.
Isabel, Alixe y yo salimos del edificio disfrazadas como una de ellos y dejamos al grupo en el edificio, vigilándolo y protegiendo a los arqueros.
La calle está atestada de cazadores, algunos se giran para vernos salir pero no me intimidan, mantengo mi frente en alto y mi rostro serio mientras caminamos, Perdiéndonos entre fila y fila de cazadores.
Desde aquí puedo ver la cabeza del líder, su cabello y barba son grises por las canas y sus ojos sorprendentemente son del mismo color. Pero no son el color de estos los que me llaman la atención sino su forma de mirar hacia todos nosotros, revisa fila por fila con ojos de fuego, no puedo explicar cómo es que a la distancia, provoca que me estremezca de miedo.
Nos da la bienvenida, de su boca salen adulaciones a aquellos que han logrado asesinar a más grupos de orígenes, incluso nombra a cinco, entre estos, mujeres y hombres. Nombra la cantidad mientras nos indica cuál de todos se ganó el puesto del mejor del mes, eso me suena a un grupo de empleados en un restaurante, todos trabajando duro y matando pollos para ser el empleado del mes, sí, pero esta vez nosotros somos esos pollos y estamos aquí, en bandeja de plata ante ellos.
Al escuchar las cantidades la furia consume mis venas y me digo una vez más que no se merecen mi compasión, que a pesar de que son personas ellos se merecen la muerte.
Son cucarachas, cucarachas rojas y hoy morirán.
Sólo espero... Que no acepten la tregua, tal vez soy egoísta al desear eso pero merecen sentir el horror de ser cazados así como nosotros y nuestros familiares han sentido eso.
Estoy ubicada entre dos cazadores en una de las filas de en medio, Isabel debe estar detrás, no lo sé, no puedo verla pero sé que está cerca.
El líder dice algunas palabras, no escucho la mayoría ya que su voz dura y firme me produce náuseas.
Miro hacia los edificios de manera discreta en donde nuestros arqueros son visibles ante todos, pero estos creen que están de su lado y no es así. Detrás de ellos hay más orígenes respaldándolos.
-Estamos listos.- Dice Zack.- La función está por empezar.

  1. mano se dirige a mi espada nueva, mis dedos tocan la empañadura y siento el frío del metal chocar contra mi piel.
    El líder para de hablar cuando el cielo empieza a ponerse más gris de lo normal, todos levantamos nuestra mirada al cielo y vemos los remolinos en este como si miles de tornados estuvieran a punto de bajar, se empieza a escuchar murmullos de parte de los cazadores y el frío aire que sopla alborota mi coleta alta.
    "No temas" "No mires hacia atrás"
    -¿Pero qué demonios?- Pregunta el joven cazador a mi lado, trato de no sonreír de lado ante el espectáculo que los hechiceros están montando.
    Tofos empiezan a ver hacia atrás y los murmullos se hacen más fuertes, lo miro, miro como las hileras de cazadores empiezan a separarse por la mitad. Veo los rostros llenos de confusión, incluyendo al líder que se inclina hacia adelante sin poder creer lo que ve.
    La multitud se abre a la mitad mientras Caín Warner va pasando.
    Cazadores intentan golpearlo con su espada o atraparlo pero hay una barrera protectora a su alrededor. Se acerca al punto en donde me encuentro, no se gira hacia mi mientras pasa por mi lado, haciéndome retroceder de golpe con una fuerza invisible, no se gira pero me mira de reojo y puedo ver una sonrisa torcida llena de satisfacción y arrogancia formarse en su rostro, no sonrío, sería sospechoso pero por dentro ardo de orgullo, hasta ahora todo está saliendo bien.
    Caín llega al centro de todo, lo suficientemente cerca del líder como para que se miren a los ojos.
    -Soy Caín Warner, hijo de una origen de fuego y un hechicero, hoy vengo a pedir la paz entre los orígenes y los cazadores.- Su voz sale limpia y firme, no duda ni cuando los cazadores empiezan a reírse ante la mención de "paz"
    El líder incluido.-¿Tú? ¿un niño? ¿crees que puedes hacer algo por tu pueblo? ¿tú? ¿un monstruo de ambas especies?
    Caín aprieta su mandíbula y mi mano se cierra en la empañadura de color quemado de mi espada.
    No es un monstruo, es un guerrero.
    -No, no lo creo. Lo sé. Hemos venido aquí para pedir una tregua entre nosotros.
    El ceño del líder se frunce y los cazadores empiezan a alertarse.
    -¿"Hemos"?- Pregunta este. Luego vuelve a reírse.-¿Has venido con tus amigos orígenes? Se nota que no los aprecias, ahora no sólo tú morirás, ellos también.
    -Estamos dispuestos a morir a cambio de la libertad de nuestra raza, ustedes no son nuestros líderes, ustedes no nos mandan. Los orígenes y los medio orígenes somos iguales.
    -Ambos sabemos que no es así niño, pero claro está que no sabes la verdad, por generaciones nos rechazaron y excluyeron pero ahora al ver que somos mejores y más fuertes, buscan como albergarnos con ustedes, y todo por temor.
    -Si no paramos ahora, la historia original volverá a repetirse y la muerte seguirá a nuestras generaciones próximas, hay que dejar esto atrás.- Dice Caín.- Si no aceptan nuestro intento de paz...
    -¿Si no lo hacemos, qué?- Dice el líder en tono amenazador.
    No van a aceptar, lo veo en su rostro, lo escucho en su voz. Está dispuesto a seguir con la lucha.
    -Si no lo hacen entonces pelearemos todos nosotros, muchos morirán y muchos saldrán heridos.- Dice Caín sin expresión en su rostro a pesar de que por dentro le duele la palabra "muerte", es más, le teme.
    El líder sonríe de una forma maliciosa y sólo basta un leve movimiento de dedos para que todos a mi alrededor desenvainen su espada y la eleven al cielo. Hago lo mismo de inmediato y Caín se pierde ante todos los brazos y espadas alzadas.
    -Entonces niño, esto es la guerra.- El cazador nos mira desde arriba.-Es increíble que tan estúpidos son los adolescentes, piensan que pueden cambiar el mundo en un dos por tres.- Niega con la cabeza y señala a Caín.- Que él sea una prueba de que no pueden hacerlo, busquen al resto de ellos y mátenlos a todos.-
    Varios de los cazadores empiezan a retirarse y se dispersan por todo el lugar, entrando por los edificios y desapareciendo entre las calles. Algunos se quedan y apuntan con sus espadas a Caín, soy una de ellas o al menos simulo serlo.
    Veo de reojo al líder que ahora apunta hacia el cielo.-Arqueros... Apunten... Fuego.- Su dedo se dirige hacia Caín y entonces una lluvia de flechas cae sobre él, llevándose a su vez a varios a mí alrededor. ro hacia arriba para mostrar mi rostro, tal vez alguno de ellos logra ver que soy yo. Luego miro hacia Caín, en el momento en que las flechas se dirigen a él. No lo tocan, ni por centímetros. Las puntas de las flechas quedan en el aire, aun apuntándolo. Aunque sabía que esto pasaría, no dejaba de tener temor porque alguna de ellas apenas y lo rozara, una leve herida provocada por una de nuestras armas envenenadas y Caín estaría muerto, como cualquiera de este lugar.
    Todos empiezan a enloquecer al ver el poder de Caín, no les da tiempo de descubrir más, Caín hace que las flechas vuelen hacia nosotros.
    Me protejo con los brazos, sabiendo que no me lastimará. Escuchó gritos de horror y dolor a mi rededor al ser todos ellos atravesados por flechas envenenadas, no importa si Caín les dio en la pierna o el brazo, no sobrevivirán.
    Varios caen a mí alrededor. Ninguno de nosotros lo hace hasta ahora.
    ro al líder y por un momento él también lo hace y pienso que tal vez, sólo tal vez sabe que soy un origen.
    -Voy a matarte.- Dice el líder. Levanta sus brazos hacia Caín, esperando a que su poder, sea cual sea salga. Pero eso no va a pasar, cortesía de nuestros hechiceros. ra horrorizado sus brazos y varios a mi alrededor empiezan a verse sus manos, otros cierran sus ojos tratando de probar sus dones pero no pasa nada.
    -¿Qué nos has hecho?- Pregunta totalmente enojado, incluso desde la distancia puedo ver cuán rojo está su rostro.
    -He apagado temporalmente nuestros dones, ninguno de nosotros puede usarlo, si vamos a pelear entonces que sea como lo harían los humanos.- La respuesta de Caín no hace más que enfurecer más al hombre en la tarima.
    -¡Mátenlo!- Exige.
    Varios se aproximan a él, dejando atrás la confusión sobre el tema de sus dones, Caín quita la barrera alrededor de él y empieza a pelear. Ahora sí, es el momento. Hago lo mismo, empiezo a luchar. Me acerco a Caín con la espada en mano y atravieso a un cazador que se dirige a él.
    El líder descubre lo que pasa, descubre que estamos infiltrados.
    Me coloco cerca de Caín y le paso la espada del cazador muerto, la atrapa en el aire y juntos empezamos a luchar.
    Blando mi espada hacia la cazadora que se acerca a mí, me muerta sus dientes cuando levanta su espada. Escucho el sonido de ambos metales al chocar. La veo al rostro con el mismo odio que me demuestra y con todas mis fuerzas la empujo para volverla a atacar.
    Siento las vibraciones de nuestras espadas al chocar, la hiero en el hombro pero eso ni la matará, esta espada no es de nuestro grupo así que no tiene veneno. Me agacho al tiempo en que corta el aire en dirección a mi cara. Con mi pie golpeo su rodilla y esta sede. Corto su pecho y entierro la punta de la espada con fuerza, viéndola morir. No tengo tiempo de ver su cuerpo caer, ataco al próximo que se acerca a mí.
    Estamos rodeados, Caín y yo, son demasiados a pesar de que varios de nuestro grupo intentan dejarnos el paso libre.
    Hay dos contra mí, no sólo utilizan sus armas sino también sus puños.
    Golpeo al chico que intenta golpearme con su puño y luego corro hacia el que se acerca a mí, lo pateo en el pecho con fuerza y cae. El otro cazador me toma del brazo y me hace retroceder con fuerza, mi mano suelta la espada por el movimiento brusco y trato de agarrarme de su cuerpo para no caer. Me golpea el rostro con fuerza, el dolor viene de inmediato y aunque no quiero, cierro los ojos.
    s manos buscan su cuello y aprieto con fuerza su garganta mientras él me jala del cabello haciendo que mi cabeza valla hacia atrás, luego saca un cuchillo con su otra mano y lo coloca en mi cuello, siento el frío de la hoja y siento como la presiona contra mi cuello.
    Dejo de agarrar su cuello con ambas manos y con una de ellas sujeto la muñeca del hombre, estoy apretando mi mandíbula con fuerza para evitar sentir el dolor en mi rostro a causa de su puñetazo.
    Nuestras manos tiemblan mientras el cuchillo se debate entre a quien obedecer. En un momento él está ejerciendo su peso contra mí y al siguiente está gritando de dolor y cayendo de rodillas. Veo el cuchillo incrustado en la parte trasera de su rodilla. Antes de que caiga le doy una patada justo en la mandíbula, su cabeza de va hacia atrás mientras cae.
    El sonido de sus huesos al romperse jamás se irá de mi cabeza.
    Estoy respirando con dificultad, asiento hacia Isabel totalmente agradecida y la miro desaparecer entre cuerpos. ro a Caín quien lucha con tres, dos hombres y una mujer, lo sostienen de brazos mientras la mujer se acerca con una daga en manos, camina amenazante hacia él, sus sonrisa hace que quiera arrancarle todos sus dientes. Gruño mientras empiezo a correr hacia ella. Mis pies pisan cuerpos y armas peto no se detienen, si no me apresuro matarán a Caín.
    Con la fuerza de mi cuerpo contra el suyo, la arrojo contra la pared. s brazos están alrededor de su torso mientras su cuerpo choca. Escucho el sonido que produce su cabeza al golpearse contra el duro concreto del edificio. Su cuchillo cae y yo le doy un codazo en su rostro mientras el resto de sus huesos se quiebran.
    Voy en busca de ayudar a Caín nuevamente pero se las arregla sólo.
    Toma a ambos de la nuca y los hace chocar entre sí. Su rostro está empapado de su sudor y el sudor se mezcla con sangre.
    Llego hasta él.-¿Estás bien?
    Asiente de manera torpe mientras respira por la boca, mira mi rostro seguramente hinchado o morado en donde el cazador estrelló su puño.
    Me mira con horror y me toca el rostro con suavidad.-¿Qué pasó con el que te hizo esto?- Pregunta
    Trato de sonreír.- Está muerto.
    No escucho bien su respuesta por los gritos y el sonido de los metales chocando pero junto lo poco que escuché y hace que por alguna razón, mi cuerpo vibre.
    Tomo mi espada y vuelvo a sumergirme en la lucha.
    Hayan un cambio, el leve zumbido proveniente del intercomunicador desaparece, trato de derribas al grupo de cazadores que se cierne sobre mí.
    Trato de presionar el botón para comunicarme con Zack pero no escucho su voz, algo ocurre, algo malo ocurre.
    Busco a Caín, que está detrás de mí.
    -Algo pasó con los intercomunicadores.- Le grito. Su espada se hunde en la espalda de una cazadora.
    Se lleva la mano al intercomunicador y pulsa varias veces el botón en el.
    Me mira horrorizado.
    El temor se aloja en mi pecho ante las posibilidades de que atacaran el edificio.
    No espero a que me ordene que vaya o que le ordene a algún grupo libre que lo hago, yo misma lo haré.
    Empiezo a correr entre los cuerpos, escucho como me llama pero no hago caso, son Zack y Sebas de quien hablamos. No voy a dejarlos atrás.
    Corto lo que puedo en el camino y cuando veo lo difícil que está la cosa, como algunos de los cazadores me siguen entonces activo mi pulsera pero descubro que tampoco funciona.
    Eso significa que aquellos que estaban invisibles ya no lo están.
    Zack Sebas y todos aquellos encargados de lo electrónico lo estaban, para asegurarse de que si atacaban el edificio ninguno los atacaría a ellos, las pulseras ya no nos sirven, nuestras armas y autos ahora están expuestos, todos lo estamos.
    Corro a toda velocidad, perdiéndome entre las calles, giro a la derecha y luego a la izquierda mientras voy dejando el bullicio de la muerte atrás. Las lágrimas queman en mi pecho y empiezo a pedir que lo que creo que pasó sea falso. Me detengo en el tope de la calle del edificio en donde se encuentran y tengo que esconderme de regreso. Hay cazadores saliendo del edificio, corren detrás de los orígenes que se escapan.
    Hay tres vigilando el edificio, no sé cuantos más habrá dentro.
    Puede que ellos sigan ahí, puede que estén heridos, vivos.
    ro mi espada sintiendo el corazón en la boca. Voy a arriesgarme, tengo que hacerlo por ellos.
    Respiro profundo mientras salgo de mi escondite. Camino mientras los veo correr hacia a mí, los tres al mismo tiempo.
    El que está más cerca de mi blande su espada, mis pies se mueven en su dirección y luego salto un poco para alcanzar su cuello.
    Corto su piel y la sangre me salpica el rostro. Caigo de pie con las rodillas flexionadas.
    Quedan dos.
    No dejo que me rodeen, camino con ellos en círculo para manteniéndolos a ambos frente a mí, si dejo que me rodeen y que me golpeen al mismo tiempo estoy perdida.
    Uno de ellos se lanza hacia mi sin espada, trato de golpearlo pero me agarra la muñeca con fuerza, sostengo mi espada aún, ignorando el dolor, veo por el rabillo del ojo como el otro cazador se acerca. Con mi puño golpeo en el hombro al que me sostiene y para evitar que el otro siga avanzando lo golpeo en el estómago. Es más, me impulso en él para brincar, con ambos pies me impulso y doy una vuelta sobre el cazador que me sostiene, su agarre se desvanece y yo con mi brazo izquierdo envuelvo su cuello y al caer atrás de él su cuello se tuerce por el movimiento, me incorporo al tiempo en que golpeo al otro cazador con la empañadura de la espada y corro. La espada me pesa mientras entro al edificio. El primer piso está vacío, tanto de cuerpos como aparatos. Subo los gruesos escalones a medio caer y cuando llego al segundo piso veo el desorden, los cuerpos de aquellos que protegían al resto del grupo están tirados sin vida en el suelo. Voy hacia ellos y reviso sus rostros esperando no encontrarme con algún conocido. No están entre ellos, rezo por estos guerreros caídos y me dirijo al siguiente piso.
    Más cuerpos están a la vista, las cabezas de algunos están en una posición para nada natural y la sangre tiñe el suelo por completo, las computadoras echan humo, todos los aparatos lo hacen y veo más cuerpos muertos tratando de proteger los aparatos echados a perder.
    Reviso cada uno de los cuerpos, sintiendo con cada paso que doy que me falta el aire cada vez más. Doy vueltas tratando de tragarme el grito de preocupación, me sorbo la nariz tratando de evitar llorar mientras llego hasta el último cuerpo. No están.
    Luego escucho un ruido como de pisadas, seguido de un jadeo proveniente del segundo piso o tal vez de la parte alta de los escalones.
    Me preparo y empiezo a correr.
    Cuando llego a la cima de los escalones a punto de pisar suelo del segundo piso, unos disparos me dan la bienvenida. Me oculto tras el muro mientras más disparos dirigidos a mí se desatan. Puedo oír mientras me siguen disparando, aquellos jadeos. Tal vez quien produce esos sonidos sea quien dispara. Me atrevo a ver a través del muro, apenas sacando mi cabeza. Logro ver una maraña de pelo color castaño, luego vuelvo a esconderme, una bala pasó cerca de mi cara.



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En el texto hay: guerra, fuego, hielo

Editado: 15.02.2018

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