Infinidad — Futuro Sombrío

Capítulo 2 (V2)

El líquido del agujero todavía estaba en calma. No se podía ver ni un leve indicio de que se moviera.
—Eso es un pozo de almas, los seres que mueren a manos de un alma del infierno son despojados de su derecho de ir al cielo o al infierno, siendo llevados hacia ese pozo. Aunque visto de otro modo, ir al infierno es una mejor opción.
Sara explicó mientras los iris de sus ojos cambiaban a un color blanco.
Kevin, con la cara ensangrentada, miraba el pozo mientras todo su cuerpo temblaba. Al dirigir su mirada a Sara, se le acumularon todas las preguntas que quería hacerle.
—¿Q-qué es lo que nos ocurrirá?
Sara miró a Kevin con un rostro sin vida ni emociones.
—Lo de siempre. Lo matamos, tú te volverás loco, y yo me iré a buscar otra alma.
Kevin no entendió las palabras de Sara, por lo que ella lo explicó de otra forma.
—Los humanos no fueron creados para poder mirar este tipo de cosas, sería distinto si fuera un licántropo o incluso una bruja.
Kevin miró con terror el pozo de almas lleno de sangre antes de hablar.
—¿Cómo sabes esas cosas? ¿Cómo sé que no me has drogado?
La voz de Kevin tenía un leve tono de inseguridad. Mientras hablaba, se alejaba cada vez más de Sara arrastrándose con sus piernas y brazos hacia atrás.
—Me da igual si no me crees. Cuando acabe con esta alma, yo me iré sin dejar rastro. En cambio tú...
Sara se calló, pensando cómo decir lo que le iba a ocurrir en el futuro.
—Tú contarás lo que has visto y nadie te creerá, a consecuencia de eso, te llevarán a un hospital para tratar tu desorden mental, y al final, morirás de dos posibles formas, cometerás un suicidio colectivo o...
Antes de que Sara pudiera terminar de hablar, el líquido del pozo produjo una leve onda en su superficie.
Al notar la onda, Sara metió sus manos en los bolsillos y sacó tres canicas negras. Cuando vio que sólo eran tres, Sara se arrepintió de haber usado dos en la comisaría.
Esas canicas eran perlas del infierno. Las perlas eran la cristalización de la maldad y los pecados de las almas condenadas, en el infierno no servían para mucho, pero una vez que se usaban en el plano terrenal podían usarse para muchos propósitos aunque fueran de uso único.
Sara solía usar las perlas para borrar su rastro, aunque las perlas también podían otorgar habilidades temporales, como tener el doble de fuerza, controlar los elementos, e incluso controlar el clima. Pero el uso más básico de las perlas eran abrir un portal al infierno.
Sara no se había planteado usar las perlas para luchar contra esta alma del infierno, por lo que sólo se llevó cinco perlas. Pero al ver que el pozo de almas estaba casi a punto de desbordarse, se arrepintió de no haberse traído más.
El brazo de un esqueleto salió del pozo lentamente y lo apoyó en el suelo, después apareció su otro brazo y al colocarlo en el suelo, se empujó a si mismo para salir del interior del pozo. Al salir, Kevin no pudo evitar vomitar al verlo, en cambio, Sara se mantuvo impasible y lo miraba fríamente. El cuerpo del alma del infierno apenas poseía un leve indicio de humanidad.
Su cuerpo era en su mayoría huesos podridos con trozos de músculos formándose. Su cráneo poseía dos ojos sin párpados con sólo una mejilla en la que se podían ver sus venas, también tenía formado un corazón negro palpitante detrás de unos pulmones verdes, por lo demás, la carne de su cuerpo estaba podrida y se desprendía de él.
Un olor nauseabundo impregnó el ambiente, haciendo que fuera casi imposible respirar, aunque para Sara no era un problema, estaba acostumbrada.
Aplastando en su mano una de las perlas y diseminando el polvo a su alrededor, a los pocos segundos frente a Sara apareció una daga con la hoja negra y el mango plateado, al ver la aparición de esta daga, el esqueleto miró a Sara.
—Tú... muerte... irte...
El esqueleto habló de una manera no muy fluida, pero fue suficiente para que Sara lo entendiera. Le estaba pidiendo que se fuera.
—¿Por qué debería irme? En cambio, tú te has escapado del infierno y has devorado almas que no habían muerto todavía. ¿Cuántas almas has devorado? ¿30, quizá 40?
La mejilla del esqueleto se contrajo, aunque no tenía todos los músculos faciales Sara podía adivinar que estaba sonriendo.
—Una... más... cien...
Sara entendió porqué estaba sonriendo y estaba tranquilo, esta alma había devorado 99 almas humanas, por lo que estaba al borde de poder resucitar.
Las almas del infierno se clasificaban en niveles según las almas que devoraban. Si el alma del infierno lograba escapar del infierno pero no conseguía un cuerpo, eran tan débiles que cualquiera podría deshacerse de ellos. Pero una vez que conseguían un cuerpo, se convertían en almas de nivel 0, aunque eran el segundo tipo de almas más débiles no había que subestimarlos ya que poseían una habilidad inhumana.
Si un nivel 0 conseguía crear su pozo de almas y llenarla con cien almas, se convertirían en almas de nivel 1, ya que cuando se introdujeran en el pozo y absorbieran las almas una a una, su cuerpo mortal se crearía de nuevo con algunos cambios. Estos cambios eran en su mayor parte los rasgos faciales y podrían obtener una habilidad nueva. Aunque lo más aterrador era que una vez alcanzaran el nivel 1 se volvían inmunes a casi todas las armas del infierno, por lo que entrarían en un frenesí sangriento para poder avanzar al nivel 2.
En los registros del infierno, que Sara pudo leer durante su primera visita, descubrió que un alma de nivel 1 podía arrasar pueblos enteros. También pudo leer que, aunque las almas consiguieran volverse un nivel 1, necesitarían un método específico para volverse un nivel 2. De lo que pudo leer, desde que se escapó la primera alma del infierno, sólo tres pudieron volverse nivel 2.
Sara miró a Kevin y tuvo una idea para descubrir la habilidad del alma frente a ella.
—¿Quieres a este humano? Si lo tuvieras te volverías un nivel 1. ¿A qué esperas para venir a por él?
El esqueleto seguía con la mejilla contraída.
—Ya... devorado...
Sara miró atrás y vio a Kevin siendo aplastado poco a poco, algo que hizo que Sara no pudiera entender. Si el alma estaba frente a ella, ¿cómo podía recolectar el alma a esa distancia?
Mientras, Kevin sentía lo mismo que sintió Thomson antes de morir. Sentía cómo sus huesos y órganos eran aplastados poco a poco, sentía cómo cada centímetro de su ser era comprimido, dejando tras de sí un aroma a sangre que impregnaba el ambiente. Lo único que pensaba Kevin era que nunca debería haber seguido a Sara. En su último momento, Kevin miró a Sara y la maldijo desde el fondo de su corazón.
El esqueleto alzó su brazo hacia la esfera en la que se había convertido Kevin y, a la vez que explotaba, de la esfera salía una única gota de líquido negro y la atraía hacia él.
Al ver la gota de líquido, Sara corrió hacia el esqueleto empuñando su daga e intentó apuñalar su corazón. Aunque al esqueleto no le importó, ya que con sólo su mano logró lanzarla hacia la pared.
La gota llegó al pozo, y en ese momento, el líquido rojo del pozo se volvió negro y se agitó, provocando varias olas. Momentos después, el líquido comenzó a elevarse en el aire y se comprimió en una pequeña esfera negra, parecida a una perla del infierno. El esqueleto cogió la esfera y se la introdujo entre sus dientes podridos antes de aplastarla.
El esqueleto fue engullido por un líquido negro que se originó desde la esfera. Cuando el líquido desapareció, el esqueleto ya poseía un cuerpo carnal, a excepción de que su piel era verde y desprendía un olor a podrido desde él, se podría decir que era como un humano.
—Nivel 1... mierda...
Cuando Sara vio al alma del infierno en su nuevo cuerpo, no pudo evitar maldecir. Sara podía deshacerse de almas de nivel 0, pero estaba lejos de poder hacerlo de un alma de nivel 1, aunque todavía mantenía varios trucos que no había usado.
El alma del infierno dirigió su mirada a Sara.
—Tú eres una parca, así que deberías saberlo, ¿cómo llego al nivel 2?
Sara apuntó su daga hacia el alma, negándose a hablar.
—¿De verdad crees que puedes amenazar mi nueva vida? A lo sumo, te quedarán alrededor de cinco perlas del infierno, y aunque tuvieras más, no podrías enviarme de regreso al infierno y mucho menos eliminar mi existencia. Por lo que deberías esconder aún un par de secretos si aún mantienes la compostura.
Sara agarró con más fuerza la empuñadura de la daga y se abalanzó sobre el alma. Cuando el alma iba a agarrarla, Sara desapareció como un espejismo y apareció detrás, clavando la hoja de la daga en su espalda.
Sara había usado otra perla del infierno para transportarse tras él, por lo que ya había usado todas las perlas que le quedaban.
Aunque Sara clavó la daga en la espalda del alma, su expresión cambió al darse cuenta de que no podía sacar la hoja. Cuando se fijó, el borde de la hoja estaba unida al cuerpo del alma, haciendo imposible su extracción.
—Regeneración. Ese es mi nuevo poder, por lo que ya debes imaginar que no puedes matarme con ese cuchillo de juguete.
Tras esas palabras, el alma dobló su brazo y agarró el cuello de Sara, después se quitó la daga con su mano restante y la tiró.
Cuando miró a Sara, pudo ver un colgante alrededor de su cuello, y con su mano, le cogió el colgante rompiendo la cadena de plata. El colgante poseía un corazón de oro con bisagras a los lados, indicando que se podía abrir.
—Si aprecias tu vida, no lo abras.
Sara le advirtió, ya que vio que el alma tenía intención de abrirlo. Ya fuera porque creía que había un tesoro del infierno o simple curiosidad, no tomó en serio el aviso de Sara.
—¿Qué hay dentro?
Sara sonrió mientras contestaba.
—Depende. Aunque no es más que un bastardo que hace lo que quiere.
Al escuchar las palabras de Sara, el alma sonrió con ambición.
—¿Entonces es un genio del infierno? ¿Es un Djinn?
Tras llegar a esa suposición, arrojó a Sara a la pared e intento abrir el corazón usando toda su fuerza.
—No digas que no te lo advertí... a él no le gusta que lo molesten cuando duerme, mucho menos cuando es un alma que huele mal.
El alma no se molestó en escuchar las advertencias de Sara y continuó abriendo a la fuerza el pequeño corazón de oro. Cuando lo logró, una ola de calor indescriptible cayó sobre él, si no pudiera regenerarse a una velocidad vertiginosa, ya se hubiera derretido.



#1978 en Ciencia ficción

En el texto hay: angeles, demonios, dioses

Editado: 27.10.2024

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