Infinidad — Futuro Sombrío

Capítulo 8

Lucifer estaba sentado en su trono con Lilith a su derecha. No habían pasado más de un par de horas desde que John se marchó del infierno, aunque debido a la ansiedad, a Lucifer le parecía que habían pasado meses.
 —¿No hay ninguna forma de comunicarnos con él?
Al escuchar la pregunta de Lilith, Lucifer recordó que le había hecho tragar a John el líquido de los reflejos, haciendo posible que ellos vieran y escucharan todo lo que ocurría alrededor de John en un radio de un kilómetro.
 —Yo no lo llamaría "comunicación", sino más bien "cámara espía".
Mientras hablaba, Lucifer se arrodilló a unos metros frente a su trono y comenzó a levantar las losas del suelo, mostrando un estanque de agua negra.
 —Le hice tragar una píldora con líquido de los reflejos, no podremos comunicarnos con él pero si que podremos escuchar y ver lo que ocurra.
Lucifer se mordió la yema de su dedo y dejó que una gota de sangre se vertiera sobre el estanque. Cuando la sangre hizo ondas sobre el agua, una burbuja se elevó y comenzó a expandirse. Lucifer volvió a tapar el estanque con las losas y se sentó en su trono.
La burbuja se aclaró y mostró el momento en el que el hombre con túnica dorada reveló el agujero negro que tenía por rostro. Tanto Lucifer como Lilith se preguntaban quién o qué era el ser con túnica dorada.
Guardaron silencio por unos minutos en los cuales la bestia de Géuvadan separó la cabeza de John de su cuerpo. Poco después, observaron como los ojos de John cambiaron a un tono rojo, ante esto Lilith miró a Lucifer exigiendo respuestas, en cambio, Lucifer sonreía alegremente.
 —Lilith, antes estaba inseguro si John era capaz de hacer frente a mis hermanos, ahora estoy seguro que puede sobrevivir incluso si pelea contra los dos a la vez.
 —¿Qué son esos ojos? Sólo los demonios tienen ojos rojos, y tú me dijiste que John no era un demonio. ¿Qué hace un humano con esos ojos?
Lucifer siguió sonriendo mientras le contestaba a Lilith y miraba la burbuja con la imagen de John.
 —Si te soy sincero, ni yo mismo lo sé. Pero hay una cosa de la que estoy seguro, John no es un demonio. También hay una diferencia, los ojos rojos de un demonio no tienen un matiz tan claro.
Lilith miró a Lucifer, no creía que hubiera algo que él no supiera ya que había existido desde hace eones. Lucifer cogió debajo de su trono una botella de vino y dos copas, vertiendo su contenido en ellas y ofreciéndole una a Lilith.
 —No es la primera vez que veo a John así...
 —¡¿Qué?!
Lucifer tomó un sorbo de la copa antes de quedarse mirando las ondas del vino.
 —En el último viaje que hice yo mismo a la Tierra me lo encontré tirado en un callejón y cubierto de heridas y sangre. No recordaba quién era, qué hacía allí, por qué tenía heridas o cómo se las habían hecho, sólo recordaba su nombre, John.
"Cuando noté su pulso me di cuenta de que, incluso con todas sus heridas y sangre perdida, su corazón aún bombeaba fuertemente. Por lo que lo llevé al hospital más cercano y trataron sus heridas.
Al cabo de unos días, me llamaron diciendo que John había desaparecido, por lo que lo busqué. Para ello le pedí ayuda a los gatos abandonados y accedieron, aunque a cambio de una petición un tanto extraña, que John se sometiera al juicio de Anubis y su pluma de Ma'at. 
Lo encontramos en un cementerio, un alma fugada que alcanzó el nivel 1 quería matar a John, diciendo que era un "ser extraño" y estaba seguro de avanzar al nivel 2 al tragarse su alma. Pero fue muy distinto...
John todavía tenía las heridas abiertas y su sangre estaba en todas partes, pero antes de que me pudiera dar cuenta, sus ojos se volvieron rojos. A partir de ese momento, sentí que no era el mismo John, incluso miraba al alma sin ninguna expresión, como si ni siquiera temiera a un alma de nivel 1. Después de eso, intenté detener a John y... y...»
Lucifer no siguió hablando, sino que miró a John en la burbuja de agua.
 —¿Qué ocurrió?
 —Creo que lo verás ahora mismo... pero déjame decirte que, si John fuera un demonio, nadie en el infierno podría llamarse a sí mismo demonio...
Lucifer suspiró y tomó otro sorbo de su vino antes de sonreír con pesar.
 —Cuando traje a John al infierno, no volví a ver esa mirada, y creía que no volvería a verla. Si ves lo que es capaz de hacer, entenderás porqué confío él.
Lilith miró la burbuja, en ella John miraba sin ninguna emoción al hombre con túnica dorada.

John estaba tranquilo, era como si estuviera en el ojo de un huracán, esperando a llegar a un extremo para desatarse.
El hombre paró de reír, e hizo una reverencia a John.
 —Puedes llamarme Omega, John. Ahora que estás despierto... demuestra de lo que eres capaz.
La bestia de Gévaudan se abalanzó sobre John y lo aplastó con su brazo, formando una gran nube de polvo alrededor. Aunque el hombre quería reír debido al espectáculo, evitaba hacer ruido ya que si John perdía tendría que buscar a otro con las mismas capacidades.
Al deshacerse la nube de humo, John sujetaba con su mano el brazo de la bestia de Gévaudan con el suelo a sus pies agrietándose. Aunque sus ojos estaban dirigidos a Omega.
John apretó su agarre, aunque la mano de John no abarcaba completamente el brazo de la bestia, no significaba que no pudiera sujetarlo. Los dedos de John penetraron la piel y los músculos, haciendo que la bestia rugiera de dolor. John siguió apretando hasta que cerró su puño, al hacerlo, Omega comenzó a reír como un lunático.
Con un leve giro, John decapitó a la bestia de Gévaudan haciendo que volviera a ser un humano normal antes de que ardiera en llamas grises hasta que se convirtió en polvo.
 —Tú eres el siguiente.
Antes de que pudiera reaccionar, John estaba frente a él. Con su brazo sujetó la túnica de Omega y lo aplastó contra el suelo, una vez que John vio que Omega no podía hacer nada usó su puño para golpear su cara.
Sin embargo, John no podía creer lo que veía. Él creía que el agujero negro en el rostro de Omega era un espejismo o algún tipo de ilusión. Al contrario de lo que esperaba, su puño fue succionado en el interior de ese agujero el cual lo intentaba succionar por completo. Al cabo de unos segundos, John empezó a sentir dolor en el brazo que estaba en el interior del agujero por lo que, con mucho esfuerzo, logró sacar su brazo.
Su brazo era sólo piel y huesos, no había ningún rastro de músculos. En el momento siguiente un dolor extremo se propagó por su brazo, sentía como si lo hubieran quemado a la vez que lo aplastaban con miles kilos.
John soltó a Omega y se levantó sujetando su brazo y aguantando sus ganas de gritar, en cambio, Omega simplemente lo miraba a través de ese agujero, ni siquiera se reía.
 —¿Qué te ha parecido la experiencia de sentir el interior de un agujero negro real, John?
John no podía ni responder, sólo se preguntaba cuándo fue la última vez que recibió un dolor como el que experimentaba en ese momento.
Omega miraba a John, esperando su respuesta. Al agotarse su paciencia, levantó el brazo y alrededor de John aparecieron varias esferas negras. Esas esferas tenían un diámetro de 20 centímetros, y estaban a una distancia de un metro de John, pudo contar 17 sin contar las que estaban encima de él.
 —John, despierta de una vez... sé que eres capaz de más que esto. Si fueras el de antes tu brazo no estaría así, pero visto que no quieres colaborar te obligaré a despertar... o simplemente morirás.
John detuvo su mirada en las esferas cuando se dio cuenta de que su visión captó algo en los límites de las esferas. El espacio alrededor de las esferas se distorsionaba y era succionada hacia el interior, eran agujeros negros.
Cuando lo descubrió, John no pudo evitar alarmarse. Tener un agujero negro por rostro era algo preocupante, pero poder controlar un agujero negro estaba en un nivel completamente diferente ya que estaba controlando un fenómeno de la naturaleza.
John comenzó a tener miedo, no por su muerte, sino por el efecto devastador que tendrían tantos agujeros negros juntos.
 —¿Vas a despertar, o no?
 —¿A qué te refieres con despertar? Ni siquiera recuerdo mi pasado, ¿cómo voy a saber de lo que estás hablando?
Al decir esas palabras, John cayó en la cuenta de algo, él no recordaba su pasado y estaba seguro de que era la primera vez que veía a Omega, aunque tenía la misma túnica que había usado el hombre que liberaba las almas del infierno, no era él. Pero Omega lo había llamado por su nombre, aunque nunca se lo había dicho.
 —¿Cómo sabes mi nombre?
El corazón de John dio una palpitación fuerte y dolorosa a la vez, haciendo que John sintiera a través de todos sus vasos sanguíneos un fuego abrasador.
 —Respóndeme.
John sintió otra palpitación dolorosa. Por otra parte, Omega se miró sus manos, sus palmas estaban cubiertas de sudor con la piel enrojecida. Entonces, un pensamiento cruzó su mente.
 —¿Entonces no te acuerdas de mí? Recuerdo que dijiste que me matarías la próxima vez que me vieras.
Cada palabra resonó en los oídos de John. Su corazón volvió a palpitar fuertemente, aunque a diferencia de sus otras palpitaciones, ésta fue mucho más intensa y dolorosa. Al sentirla, John no pudo evitar gritar de dolor antes de que perdiera la conciencia, sin embargo, el cuerpo de John no se movió.
John siguió de pie, mirando al cielo. Poco a poco, dirigió su mirada a Omega, las pupilas de sus ojos rojos se habían sesgado y junto al hecho de que gruñía, ahora parecía una bestia salvaje.
 —Interesante... así que no tienes recuerdos, pero tu subconsciente ha activado una de tus "armas"...
En la mano de John apareció una katana con una hoja negra, en ella estaba escrita la palabra "Muramasa".



#1615 en Ciencia ficción

En el texto hay: angeles, demonios, dioses

Editado: 15.11.2021

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