Infinidad Parte 2 — Oscuridad Sin Límites

Capítulo 3

Tras desmayarse, Mike había llamado a la ambulancia y luego alertó a sus padres, pero cada vez que intentaba llamarlos le salía el contestador automático.
Según el diagnóstico de los médicos, John había sufrido un desmayo por falta de sueño, por lo que lo dejaron en una habitación del hospital durante un par de horas. En ese tiempo, Mike había salido a buscar a los padres de John.
Cuando John despertó, era incapaz de dejar de temblar, el sólo recordar el rugido de la criatura le infundía un miedo atroz. Estuvo sentado en la cama por unos minutos antes de levantarse y dirigirse a la ventana.
 —¿Era un sueño?
Todo seguía igual, el cielo, las nubes, el sol, las calles, los coches, y el sitio de construcción, el cual estaba lleno de coches de policía.
John suspiró y miró al frente, la montaña que estaba en el extremo oeste de la ciudad se parecía a la montaña de su sueño, aunque él se fijó en su reflejo. No tenía ninguna herida.

Mike estaba frente a la casa de John, se acercó a la puerta y tocó el timbre una vez, a los pocos minutos golpeó. Acercó su oído a la puerta pero no logró escuchar ningún sonido.
 —Joder...
Mike estaba a punto de darse por vencido cuando miró a la ventana. Alzó su mano para golpear el cristal cuando en su reflejo, se podían ver dos brillantes puntos amarillos a su espalda, por lo que rápidamente, giró su cuerpo mientras alzaba la pierna, pero no había nadie.
Miró a los lados y sólo veía la calle desierta.
 —Algo me da mala espina... volveré con John.
Mientras Mike se iba, un aire frío empezó a levantarse. Sin que él se diera cuenta, en la ventana apareció una mano llena de sangre que se posó en el cristal.

John no entendía lo que había ocurrido, antes del sueño tenía heridas por todas partes pero ahora estaba completamente curado. Se dirigió al baño de la habitación y encendió la luz.
En el espejo, había una nota doblada pegada a él. Despegó la nota y la guardó, entonces se dio cuenta de que era distinto, su cara no solo se había curado, sino que también tenía una especie de tatuaje en la mejilla en forma de triángulo invertido que le bajaba hasta el hombro derecho.
 —¿Q-que... desde cuando está esto?
John levantó la mano para tocar el tatuaje antes de que oyera una voz familiar.
 —¿Dónde estás John?
John se sobresaltó, ¿como iba a explicarle la curación milagrosa de sus heridas? y lo más importante, ¿qué diría cuando viese el tatuaje?
 —Mike, antes de que te precipites, yo tampoco sé lo que ha pasado.
 —Sal ya del baño.
John abrió la puerta del baño y dejó que Mike viera su rostro y cuerpo.
Estaba completamente curado, no tenía moratones ni hinchazones, incluso no cojeaba.
Mike lo miraba en silencio, se podría decir que incluso no le había afectado su curación.
 —¿M-Mike...?
 —No digas nada... intento asimilarlo.
Mike se acercó a John y comenzó a tocar su rostro y su espalda, no pudo encontrar las hinchazones que tenía hace unas pocas horas.
 —No es lógico... un humano no puede curar tan rápido. Y lo más extraño es ese triángulo, es un tatuaje, pero no tienes marcas de agujas. Ahh, lo que sea, vámonos a mi casa, se hace tarde.

En el camino, Mike le contó que sus padres habían desaparecido y que la pared llena de sangre en la zona de construcción está en completa vigilancia por la policía, por lo que había escuchado, iban a comunicar que había sido un asesino.
 —Mike, hay algo que no entiendo, ¿por qué decir que ha sido un asesino si no hay pruebas? lo único que miré en ese sitio era la pared llena de sangre y los arañazos, no había ningún arma o cuerpo.
 —¿Ningún arma... o cuerpo?
La cara de Mike se volvió blanca y se dirigió a su ordenador.
 —Eso me recuerda a una historia que encontré por internet, hace alrededor de ochenta o noventa años, una ciudad entera desapareció en una noche...
Mientras Mike hablaba, John escuchaba una voz en su cabeza.
 —Queda una hora, no salgas y lee la nota.
A John le dolía la cabeza, pero su mano sostenía un papel doblado, el que había encontrado en el baño. Lo abrió lentamente y lo leyó.
«Hola John, sé que tu no me conoces pero yo te he estado protegiendo desde que eras un recién nacido, soy Isabel. Si estás leyendo esta carta es porque no queda mucho tiempo para nada ni para nadie en esta ciudad. Por eso, debes buscar tu legado, en algún lugar de esta ciudad se encuentra el regalo que te guardó tu antepasado. Pero yo no soy nadie para obligarte a ello, por eso te doy dos opciones. Si rompes esta nota, yo no seré capaz de encontrarte, en cambio, si la quemas en un círculo de sal con una vela roja, te ayudaré en todo lo que pueda. Atentamente, Isabel.»
 —La encontré, John ven a ver esto.
John guardó la nota de nuevo en su bolsillo y miró la pantalla del ordenador. Mostraba la foto de un antiguo periódico de 1899.
 —Está demasiado pixelado para leerlo.
 —Jejeje. No te preocupes, pupilo mío, ahora está pixelada. Pero... si lo abro con este programa y lo dejo actuar por diez horas, mañana a las nueve se podrá leer como si hubiera sido tomada por un móvil HD.
El "programa" al que Mike se refería era el gmail, por lo que su plan era enviarlo a su primo, esperar a que despertara y que lo arreglara.
 —Mike, ¿en internet está la lista de población de esta ciudad?
Mike lo miró con desdén antes de contestar.
 —Estas hablando de los Grandes Dioses internet y tecnología, pues claro que está si buscas bien.
Mike tecleó y pasó por un par de páginas hasta que apareció la lista de empadronamiento de la ciudad.
 —¿Algo más joven pupilo?
 —Busca a una mujer anciana que se llame Isabel.
Al decir ese nombre, Mike lo miró con desconcierto y aguantándose la risa. Poco después, volvió su mirada a la pantalla y al pasar unas páginas, apareció la página web de una vidente en los barrios bajos.
 —¿E-esta... Isabel?
John reconoció la cara de la vidente con la anciana que soñó, a excepción de los ojos que eran azules, era la misma persona.
 —¡Es esa! ¡Con esa mujer soñé!
Mike no aguantó más y estalló en una risa que le hizo llorar.




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